Han sido diez días colaborando en el anillamiento científico de aves en paso postnupcial en el Parque Nacional de Doñana. estación de anillamiento Manecorro. La casita, situada bajo un alcornoque, frente a la marisma y El Rocío, parece la casita de Blancanieves. Para que la impresión sea perfecta tiene dentro dos camitas. No siete, sólo dos. El tiempo ha sido magnífico y los resultados científicos creo que interesantes. Dentro de las labores de anillamiento científico propias de la casita, han sido unos días fenomenales. El aire vibraba con los lamentos de los ciervos berreando. Entre dos luces, rodeados por la bruma del amanecer, como antiguamente veían los cazadores a los venados, así los hemos visto. Bellos, valientes machos. Hoy nadie les acecha. Sólo las hembras miran de reojo a sus galanes. En el interior del Parque Nacional no resuenan los tiros.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me suena esa casa...
ResponderEliminarY qué raro se hace ahora salir por la puerta cada mañana y pisar asfalto en vez de tierra. Escuchar coches en vez de venados.
Un poco triste, sí. Pero lo vivido ahí está, y lo que queda por venir, que no es poco.
Un saludo Antón!
Fran
Tienes toda la razón. Y encima ¡qué frío! Pero que nos quiten lo bailao.
ResponderEliminar