Curruca capirotada (Sylvia atricapilla).
Curruca zarcera (Sylvia communis).
La curruca zarcera era tan común en Europa que de nombre científico le pusieron Sylvia communis, en el sentido de abundante. En efecto, era la curruca más abundante de Europa. Sin embargo, tres años seguidos de sequía en el Sahel, en donde pasa nuestro invierno, casi arrasaron con sus poblaciones. Hoy podemos decir que ha iniciado su recuperación aunque todavía, en Europa, son más abundantes que ella la curruca capirotada (Sylvia atricapilla) y la curruca mosquitera (Sylvia borin). Varias veces he traído a este blog alguna información sobre la incidencia dramática de las condiciones meteorológicas sobre las poblaciones de aves. Este es un ejemplo extremo. Pero uno más. A veces no somos conscientes de la importancia que tienen, para la conservación de las aves nacidas en Europa, las condiciones en las que pasan el invierno en África. Los conservacionistas, y naturalistas en general, europeos deberíamos tomarnos como obligación el colaborar con los países africanos en los que invernan las aves nacidas aquí. Sin duda que una mejoría en las condiciones de vida de las personas africanas redundaría en una mejoría de las condiciones de vida de la fauna y de la naturaleza en general. Es difícil para un africano preocuparse por la conservación de los animales africanos si las mismas personas pasan graves dificultades para sobrevivir. Hoy el ejemplo de las humildes currucas zarceras, el ave que no destaca por nada, la Sylvia communis nos da pie para este comentario. No hay pájaro pequeño. No hay ser vivo sin importancia.
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