martes, 15 de junio de 2010
Dudas sobre la validez del anillamiento como técnica científica.
Las aves se dejan (involuntariamente) atrapar en la red, se quedan colgando de unos hilos que no ven, se dejan toquetear, marcar, pinchar, anillar, medir, soplar, fotografiar, agarrar, por unos depredadores gigantes. En ese trasiego está generalmente admitido que una manipulación incorrecta, el estrés, las condiciones atmosféricas, los despistes, la aparición de depredadores o los accidentes provocan una cierta mortalidad. Aunque la meta es cero bajas, de hecho el riesgo no puede ser completamente eliminado. En la bibliografía se considera que oscila entre un aceptado uno por mil hasta un 10 ó 12 por mil. De acuerdo a los datos citados en la página 13 del Manual para el anillamiento científico de aves coordinado por Jesús Pinilla, ha sido necesario anillar 3.000.000 de aves para recuperar 70.000. Significa que se recuperan dos de cada 100 aves anilladas. Si las muertes provocadas son de, en términos medios, un 8 por mil, han de morir 40 aves para recuperar 100, habiendo anillado 5.000. No me parecen datos razonables de una técnica eficiente. La interrupción de los ciclos biológicos tanto los circadianos como los estacionales, aves que son capturadas a punto de poner un huevo, aves empollando, aves que no han comido todavía, requiere tener muy claros los objetivos del estudio o que éste sea más importante que la propia vida de las aves. Un ave es única, irremplazable, un ser vivo insustituible. ¿Cómo podemos no reparar en la mortalidad que causamos? Son dudas que me están surgiendo cuanto más voy conociendo del mundo del anillamiento y que quiero compartir.
Etiquetas:
anillamiento científico,
técnica ineficiente,
técnica intrusiva
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