miércoles, 17 de febrero de 2010
Escribano palustre.
Ayer martes, por la tarde, estuvimos anillando paseriformes. Dentro del programa de anillamiento científico que Txolarrea lleva en cooperación con Aranzadi estamos aprovechando los últimos días de febrero para anillar visitantes invernales. Capturamos tres machos de Escribano palustre, Emberiza schoeniclus. Las cuatro personas que estábamos en la laguna sabíamos que eran miembros de una especie catalogada como en peligro de extinción, como mínimo vulnerable, dependiendo de las subespecies. La noche fue cayendo, alumbrábamos con los frontales a aquellos últimos representantes de una especie magnífica. Cuando, después de debidamente anillados y tomados sus datos biométricos, recuperaron su libertad y volaron rápidos hacia la oscuridad del carrizal, respiramos tranquilos. Algunos temblábamos. No sé si por el frío o por la emoción de haber anillado a un superviviente.
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