viernes, 26 de febrero de 2010
Otra noche con los escribanos palustres.
Ayer jueves, volvimos por la tarde a la laguna de Lacorzana a anillar escribanos palustres (Emberiza schoeniclus). Hasta las seis soplaba tanto viento que pensamos desistir y no montar las redes, no sólo porque era muy complicado sino, sobre todo, por el bienestar de los pájaros. Las espigas de los carrizos se movían tanto que parecía una imagen fantasmagórica. Afortunadamente, a las seis dejó de soplar y pudimos montar redes. Montamos 30 metros lineales, con un pequeño ángulo. Cada veinte minutos revisamos y recogimos a las siete. Para entonces ya habíamos capturados dos machos de escribano. Uno subadulto joven, el otro adulto, precioso, con la caperuza negra y las líneas de la cara muy perfiladas. Parecía que han pasado buen invierno, bien musculados, con bastante grasa, fuertes y muy emplumados. ¡Que tengan suerte!
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