Mi Código de la Circulación por la carretera de la vida.

"Yo soy solo uno. Puedo hacer solo lo que uno puede hacer; pero lo que uno puede hacer, yo lo hago" (John Seymour, 1914-2004). //La sinceridad está sobrevalorada.// Antes de hablar ten claro que las palabras sean más oportunas que el silencio.// No discutas nunca con un imbécil. Te obligará a rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia.// ¡Cuántas veces no se pretende sólo derrotar al contrario, sino más bien hundirle tanto en lo profesional como en lo personal!// ¿Quieres ser feliz un instante (o dos)? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!// Cuanto más pequeño es un corazón, más rencor alberga.// No juzgues. Todas las personas te pueden sorprender si les das la oportunidad.// Tú sigue adelante, si alguien quiere ir contigo, que tire también.// No mires mucho alrededor, sigue adelante pues como dijo no sé quién: "es preferible pedir disculpas a pedir perdón".// No es posible caer bien a todo el mundo. Hagas lo que hagas unos te querrán y otros te aborrecerán. Es inevitable.// El ser humano forma parte de la Naturaleza y es un ser vivo como los demás (árboles, zorros, libélulas, bacterias) por lo que está sometido a los mismos procesos vitales.// Las religiones son el principal enemigo de la salud mental.// Si soy normal, y hago esto y lo otro, seguro que todas las demás personas harán lo mismo o cosas parecidas.

viernes, 13 de agosto de 2010

Una mañana por el Parque Natural Bahía de Cádiz (Toruños y Pinar de la Algaida).

Esta mañana nos hemos ido andar un buen rato por el Parque Natural "Bahía de Cádiz". En concreto hemos recorrido las zonas denominadas Marisma de Los Toruños y Pinar de la Algaida. El día era precioso. Soleado, con viento flojo del oeste que refrescaba el aire y daba ganas de andar. La verdad es que está fenomenal, y saber que es una zona protegida que, a pesar de los intentos de ocuparla de, incluso, las administraciones locales periféricas, se ha librado de la urbanización y de los polígonos industriales, da una gran tranquilidad. Es una superficie muy pequeña, cierto, pero por lo menos está a salvo y eso da una gran serenidad al visitarla. Hemos entrado por la Casa de Los Toruños en el Puerto de Santa María y había mucha gente: ciclistas, familias a la playa, jubilados, parejas... La función social de los espacios protegidos bien a la vista. El principio de la visita transcurre entre arbustos en los que se ven currucas (capirotada y melanocefala), acentores, gorriones, zarceros, urracas, etc. Entre los matorrales se ve a los conejos esconderse a tu paso. Enseguida se entra ya en zona de marisma. Entre las grandes extensiones de salicornias se adivina la silueta de las garcillas bueyeras. En las orillas de los caños aparecen chorlitejos, garcetas, andarríos, zarapitos reales, etc. La bóveda está cruzada permanentemente por golondrinas, aviones, vencejos y el aire lo llenan las voces de las gaviotas: reidora, patiamarilla, sombría. Al llegar al puente de madera que une los Toruños con el pinar de la Algaida, todas las orillas del caño del río San Pedro bullen de actividad. Miles y miles de cangrejos violinistas (los que surten de "bocas de la Bahía" las pescaderías locales) se amontonan junto al agua. Sobre ellos se mueven garcetas comunes, agujas, archibebes, etc. Es el reino de las limícolas, pero tampoco es raro ver a los charrancitos cerniéndose sobre los charcos intermareales. Al llegar al pinar la cosa cambia. Teníamos la ilusión de ver algún críalo, pero no ha sido posible. Sin embargo hemos visto aves forestales como el carbonero común o la paloma torcaz, y de matorral como el zarcero. Entre los juncos de los pastizales vemos un carricerín común. El viento sopla flojito y fresco. El aire está lleno de los cantos de los pájaros y zumban los insectos alrededor. Las sombras que hace el sol sobre el suelo de las aves que sobrevuelan la cúpula del bosque dan una impresión curiosa. El verano está en su pleno esplendor, a pesar de ello, todavía se ven algunos pollos de aves retrasadas. Nos han dicho que este año por aquí todo lleva un mes de retardo, por lo que pueden ser pollos de segundas nidadas. El olor a pino y a matorral, calentados al sol, son muy intensos. Los conejos corretan a nuestros pies. ¡Increíble!¡Bellísimo! Hacemos un descanso, almorzamos bajo la torre de observación e iniciamos el regreso. Libélula en los Toruños. La riqueza de insectos en las zonas del Pinar y los bordes no inundables permite la presencia de un gran número de especies de aves insectívoras. Esta mañana hemos visto currucas cabecinegras, curruca capirotada, golondrina común, vencejo común, vencejo pálido, avión común, etc.

Garceta común (Egretta garzetta) en vuelo (deberían vérsele las manos amarillas al final de sus patas negras). La cantidad de caños, riachuelos y pequeñas zonas inundadas; así como las charcas intermareales con una gran variedad de invertebrados y de ictiofauna, permite la presencia de toda especie de aves zancudas que se alimentan de ella.


Este chorlitejo chico (Charadrius dubius) busca su alimnto en una de las plataformas intermareales de légamos en el caño de El Bote.



Este archibebe claro (Tringa nebularia), junto a decenas de andarríos, agujas, correlimos, etc. ocupaban las orillas limosas buscando su alimento en la marea baja.




En estos "pastizales" de juncos menudean los carricerines. Esta mañana hemos podido ver tranquilamente a un carricerín común (Acrocephalus schoenobaenus).




El caño de El Bote.






No hay comentarios:

Publicar un comentario