Agencia EFE.
La cumbre de la biodiversidad de Nagoya cumple su primera semana sin pena ni gloria. Se van perfilando los tres temas que van a resultar sustanciales para, dependiendo de cómo finalicen o de qué acuerdos se construyan sobre ellos, poder hablar de éxito o de fracaso de la cumbre. En primer lugar la riqueza de la diversidad biológica. Se van constituyendo dos grupos. El de los pragmáticos que se conforman con que se frene la pérdida de la biodiversidad y ésta vaya más despacio y el grupo de los que creen que eso no es suficiente y consideran imprescindible que la pérdia se detenga antes de que las especies entren en un camino de "no retorno" y desaparezcan se haga lo que se haga. El segundo tema estrella es el de la manera de compartir los beneficios derivados de los recursos genéticos. Para unos las patentes de las industrias bioquímicas, incluso las de productos obtenidos de la vegetación natural de países concretos identificables, son un valor absoluto por el que ellos no han de pagar nada pero por el que todos deberemos pagar y otros para los que eso no es más biopiratería. Robo y saqueo de productos naturales sin compartir los beneficios de los recursos genéticos de forma justa y equitativa. El tercer tema es el de la sostenibilidad, el desarrollo sustentable. Es decir poner los medios para que la diversidad biológica se utilice de manera sostenible. Está claro que en este tema se están organizando también dos grandes tendencias. La de los países en vías de desarrollo que desean utilizar sus recursos para acceder a un nivel de "desarrollo" similar a los países del primer mundo, y los países del primer mundo que desean advertirles de que ese tipo de desarrollo va a acabar con todos. Las discrepancias son extremas en los tres temas clave. Ya veremos cómo evolucionan. En principio está previsto que la cumbre finalice el próximo viernes día 29, por lo que apenas queda ya más que una semana laborable.
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