El Ayuntamiento español de Iruña de Oca, situado al norte de la Península Ibérica, ha decidido construir una plaza nueva dedicada al agua. El entusiasmo por lo medioambiental, la exigencia de sostenibilidad, la valoración de los recursos naturales ha llevado a ese municipio a construir esa plaza dedicada al agua. Incluso lo lleva en el nombre ya que Oca deriva del latín aqua. Iruña de Oca sería pues Iruña de Agua. En efecto está rodeado de agua por los meandros del río Zadorra y por múltiples arroyos naturales afluentes de éste. Su entrega al agua la ha hecho con verdadero entusiasmo. Con ese entusiasmo zafio de quien por darte un abrazo te da una bofetada y te pisa un pie. Con ese entusiasmo de quien sólo desea, torpemente, que aparezca la plaza dedicada al agua porque está de moda, aunque no haya agua ni se sepa para qué esa plaza. Pues bien, decenas de peces de un arroyo próximo a las obras han aparecido muertos porque el revestimiento de un muro de hormigón de la nueva plaza dedicada al agua ha resultado ser tóxico. ¡Para qué queremos arroyos naturales y llenos de vida si vamos a tener una plaza dedicada al agua! De esa manera domesticamos de una vez a la Naturaleza y la podemos adorar como mártir ya que no nos ha quedado más remedio que matarla de todo lo que la queremos y la podremos adorar sin molestias de bichos que se mueren por un poco de vertido tóxico. Es que como son esos peces ¡no se han enterado de que la plaza es por su bien!
jueves, 28 de octubre de 2010
Una muestra de la zafiedad municipal española: Iruña de Oca.
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