El colectivo Mugitu (Moverse), contrario a la construcción del TAV del País Vasco, ha teñido con fluoresceína varios ríos vascos este fin de semana. En la fotografía, bajada del periódico El Correo, se pueden ver sus efectos en el río Nervión a su paso por Bilbao. El Tren de Alta Velocidad se está construyendo a marchas forzadas entre Irún y las tres capitales vascas en lo que se ha venido a llamar la "Y vasca". Es cierto que un tren de estas características sólo sirve para comunicar ciudades, aislando el resto del territorio. Constituye una barrera infranqueable tanto para las personas como para la fauna. Tiene cierta lógica uniendo ciudades lejanas (los más de seiscientos quilómetros entre Madrid y Sevilla los realiza en menos de dos horas), pero en el País Vasco, dentro de la "Y" no hay distancia suficiente ni para desarrollar el máximo de velocidad. Cómo será la cosa que el transporte público actual entre Vitoria y Bilbao se realiza por medio de un autobús, cuyo billete cuesta 6 euros, en veinte minutos (sin embargo es verdad que al final son 90 minutos porque en Vitoria recorre media ciudad antes de salir a la carretera... cosas del marketing). El billete del TAV para este trayecto pasará de 60 euros. Cuando se construya el TAV Madrid-Burgos-Vitoria, Vitoria se pondrá a una hora de Madrid. Ahora se tardan casi cuatro horas. Es decir, entre ciudades lejanas podemos entender sus ventajas. El TAV es caro, muy caro. El gran negocio del TAV es su construcción. Las empresas constructoras han conseguido meter en la cabeza de nuestros políticos que el progreso pasa por construir muchos quilómetros de TAV. Mientras los políticos se lo han creído, las grandes empresas constructoras se frotan las manos. Basta ver al ministro, socialista, de Obras Públicas disfrutando como un chiquillo del TAV y considerando que está haciendo algo bueno por la ciudadanía. Pero no es así. La consecuencia inmediata será, aparte los efectos barrera, que la población se concentrará en las ciudades con estación, dejando un poco más abandonado el campo. Se abandonará el mantenimiento de las líneas férreas de cercanías y se abandonará el mantenimiento de las carreteras locales y comarcales (verdadera red de integración de personas y comarcas). El pintar de verde los ríos no significa nada. Para convencer a la gente hay que darle argumentos, y los hay, pero los rivales contra los que se lucha son muchos y muy poderosos. Especialmente dos: los políticos insensatos que identifican progreso con destrozo del medio ambiente y las grandes constructoras contratistas que van a recibir decenas de miles de millones de euros por construirlo. Quizás valdría decir que sólo hay un rival, que es el dinero. La ingente cantidad de dinero que mueve una obra de este tipo, la cantidad de gente que es contratada durante su construcción. Pero la oposición al TAV en el País Vasco no va a triunfar y el tren se construirá. Primero porque no se explican argumentos. Segundo porque acciones como pintar de verde los ríos no significa nada, no dice nada, sólo llama la atención durante un breve espacio de tiempo. Tercero porque los intereses a favor del TAV son muy poderosos. Y cuarto porque la oposición al TAV ha sido secuestrada por la izquierda abertzale. Incluso involucró a ETA en su campaña y atacaron intereses económicos y personales de las pequeñas empresas subcontratistas de la obra, llegando incluso al asesinato, eso asquea y aleja de la reivindicación a muchas personas. Son demasiados enemigos. Definitivamente el TAV de la "Y vasca" se construirá aunque traerá más pérdida de valores naturales, relacionales, sociales que beneficios.
lunes, 25 de octubre de 2010
El Tren de Alta Velocidad por el País Vasco.
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