lunes, 25 de enero de 2010
Anillando en los confines del Sahara.
Aquí están Andrea y Gorka, Jefe de la Expedición, anillando los primeros ejemplares de una de las mañanas. El tiempo es todavía fresco. La mesa está ordenada. En apenas media hora el sol saldrá, empezará a soplar el viento del desierto y la temperatura subirá hasta los 37º. Entonces emprenderemos una carrera contra el reloj para sacar todas las aves de las redes y anillarlas antes de que el calor las haga a ellas y a nosotros desfallecer. Para las 11 todo habrá terminado. La mesa estará completamente desordenada, los cuerpos cubiertos de polvo rojizo fino como la harina, las manos pegajosas. Habremos anillado alrededor de 100 pájaros y nos retiraremos a descansar. Al atardecer volveremos otra vez. Fantástico.
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