lunes, 19 de abril de 2010
Escenas de Jordania.
El día 7 de abril, en Petra, en la Petra de los nabateos, luce el sol. Son las 7:45 de la mañana cuando en el jardín trasero del hotel Nabatean Castle, entre los jóvenes árboles de una repoblación de coníferas, un grupo de verderones (Carduelis chloris) picotea ávidamente por el suelo. En las ramas bajas de los jóvenes ejemplares se afana una pareja de curruca capirotada (Sylvia atricapilla), muy cerca una curruca zarcerilla (Sylvia curruca) rebusca entre las ramas de otro arbolito. Por encima de todo ello revolotea una pareja de avión roquero africano (Ptyonoprogne obsoleta). Aparece de pronto un macho de gorrión moruno (Passer hispaniolensis). Cuando a las 10:40 nos encontramos, después de atravesar el Siq, frente a la iluminada fachada del "Tesoro", entre las doradas rocas se mueven un bulbul árabe, un grupo de gorriones chillones (Petronia petronia), y media docena de aviones roqueros. ¡Pero nosotros queremos ver al Camachuelo del Sinaí! Llamado Carpodacus synoicus es el pájaro nacional de Jordania y uno de los lugares en el que nos han asegurado que lo veríamos es en Petra. De hecho fue descubierto y clasificado por primera vez en Petra en 1912. Son ya las 11:05 y hemos visto tortolitas de Senegal, alguna tórtola turca, una bandada de más de 100 rapaces (Busardos Buteo buteo subespecie vulpinus) volando en lo alto, alguna paloma bravía, pero no aparece el camachuelo del Sinaí. Hacia las 15:20, después de subir y bajar hasta el Monasterio, vemos una pareja de cuervos de cola corta (Corvus rhipidurus), aviones roqueros africanos, gorriones chillones, etc. A eso de las 15:50, bajo un sol ardiente, un cernícalo sobrevuela lentamente el templo nabateo. A las 16:45, oscurecido ya el lateral oeste de Petra, vemos a unas cuantas parejas de tortolitas del Senegal entregadas a ritos de cortejo. A lo lejos una abubilla se dirige con una ceba en el pico hacia su lejana nidada. Nos rodea el zureo de palomas domésticas y bravías en los acantilados. Del camachuelo ni rastro, empieza a refrescar. Va cayendo la tarde. Pero el día ha sido mágico. Prestando inmenso marco a tanta vida salvaje, las fachadas de las tumbas reales de Petra se van sumiendo en la oscuridad. Entre las rocas únicamente quedan los oscuros beduinos y toda la fauna ornítica. Toda la otra fauna, la de las hordas de pálidos turistas, vamos abandonando el valle. El silencio va recuperando su terreno. ¡Y el camachuelo de Jordania sin aparecer! Pero ha merecido la pena... hasta he cabalgado a caballo como ¿Harrison Ford?, ¿como Indiana Jones? 801811
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