Ayer pasé una tarde magnífica. Estaba yo un poco fastidiado pues me he traído de Oriente un tremendo catarro del tipo "aire acondicionado estropeado congela todo un autobús", pero me animé a seguir la llamada de mi socio para salir al campo y evaluar las colonias de ardeidas cuyos pollos anillaremos de aquí a dos o tres semanas. La colonia de Garza real (Ardea cinerea) en árboles, cuyos pollos anillamos todos los años, está estupenda, con más de 34 nidos. La que era incipiente colonia de Garcilla de bueyera (Bubulcus ibis) está también asentada con más de 14 parejas empollando. Los adultos estaban brillantes, con sus colores y sus plumas de cortejo y cría. Cuando estudiábamos ésta pudimos oir al cuclillo (Cuculus canorus) reclamar. Como, en mi caso, era el primero de la temporada, me preguntaron si tenía dinero en el bolsillo (pues ya sabéis la tradición de que el dinero que lleves cuando oyes al cuclillo cantar por primera vez se multiplicará a lo largo de la estación). No tenía dinero, no, tampoco calderilla ¡pero llevaba todas las tarjetas de crédito! Espero que la leyenda se materialice y todo el crédito gastado (especialmente) y sin gastar de plástico que llevo en la cartera se multiplique por 10. Cuando regresábamos, ya anochecido, a casa, echamos una última mirada a un solitario nido de garza real que hay en unas lagunas. Allí estaba un adulto echado transmitiendo calor a los huevos. Era de noche y hacía frío, pero del catarro casi me había olvidado. 801811
miércoles, 14 de abril de 2010
Localizando colonias de ardeidas.
Garcilla y buey.
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