viernes, 16 de abril de 2010
Escenas siriacas III
Son las 12 y media del día 1 de abril y estamos en Alepo, ciudad antigua del norte de Siria permanentemente actualizada por el tráfico y el comercio. Hay miles de vencejos (Apus apus) por el cielo. Pero el ave más abundante, presente en todas las ciudades de Siria y de Jordania, es la tórtola senegalesa (Streptopelia senegalensis). En el barrio armenio por el que pasamos están posadas en los cables, las paredes, los árboles, los solares. Las hay por todas partes. En la plaza central del llamado Barrio Nuevo, al que la gente sigue llamando barrio armenio, hay más de 80 a la vista. En una esquina de la plaza, en el suelo, junto a una tienda de joyas, un macho de cernícalo común (Falco tinunculus) se agita dentro de una jaula. Pienso en lo que le gustaría estar libre y poder lanzarse como una maldición sobre los bandos de tórtolitas. El día 2 de abril, que amanece fresco y soleado, vuelan nubes de vencejos comunes sobre Alepo. Vemos simultáneamente más de cien tórtolas del Senegal y gorriones, y más de cincuenta palomas domésticas zurean junto a nuestras ventanas. La vida se agita en esta primavera. Allá abajo, en las calles, muchas familias se preparan para salir al campo. Es viernes y es festivo. A los sirios les gusta pasar los días de fiesta sentados en la hierba. Aunque sea en la mediana de la autopista o en un retazo de campo entre carreteras. Todos los seres vivos sienten la llamada de la primavera.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario