El lugar de la "hazaña".
Es Amán, capital de Jordania, son las 09:30 de la mañana del día 9 de abril y en el cielo lucen nubes y claros. Hace frío. Desde la ventana de la habitación nº 406 de Hotel Bristol, observamos a un córvido afanarse en su cotidiana búsqueda de sustento. Es un magnífico ejemplar de Corvus corone cornix. Sobre unos depósitos de acero galvanizado, situados sobre la cubierta plana del edificio de enfrente, despedaza trozos de una costilla de cordero y los esconde en los agujeros de un ladrillo próximo.
En un edificio próximo repite la operación. Se va, vuelve, reinicia la tarea. Las chuletas, probablemente, las ha subido allí él. Pero los ladrillos están allí dejados por alguna persona. El animal ha sabido aprovecharlos. En muchos de los edificios que nos rodean hay depósitos similares, con piedras o ladrillos encima (quizás para sujetar la tapa). Los que utiliza la grajilla son los únicos, de entre los que se ven, que tienen orificios. Quizás haya otros por la ciudad y el córvido ha sabido descubrir su utilidad como despensas seguras.
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