Ya sé que éste no es el lugar más bonito del mundo. Pero aunque lo fuera, los aerogeneradores lo habrían estropeado definitivamente. Tampoco está ya activo el comedero para buitres que se instaló con la intención de que el buitre leonado (Gyps fulvus) volara por siempre sobre el caserío de Poza de la Sal (Burgos.España), lugar natal del naturalista y comunicador Félix Rodriguez de la Fuente. Murió hace ahora treinta años y su memoria perdura aunque algunas iniciativas pioneras hayan finalizado sin más. Sin embargo el paisaje que se ve desd el páramo de Poza es verdaderamente excepcional. Desde el páramo se ve hasta la Bureba.
Ahí se ven en primer plano los escarpes del páramo. Un poco más abajo los roquedos sobre los que se instala el castillo medieval de Poza, un poco más a lo lejos se ven los llanos de la Bureba (comarca burgalesa cuya capital es Briviesca).
En las primeras estribaciones del páramo está el monumento, que se erigió hace ya algunos años, a la memoria de Félix Rodriguez de la Fuente. Es un poco fúnebre con sus lápidas de granito negro. Los agentes de la naturaleza, dura y hostil, del páramo lo han ido desgastando. Pero ahí sigue, de piedra y bronce, para perpetuar oficialmente el recuerdo de un gran hombre. El lugar impone, con el viento soplando, con los despeñaderos a un lado y otro, todo nevado, la Bureba apenas entrevista a lo lejos. El recuerdo presente del gran hombre. La Naturaleza salvaje. Tengo la impesión de que la naturaleza aquí está más áspera que en ningún otro lugar próximo. Es su forma de homenaje al Dr. Rodriguez de la Fuente.
Cuando descendíamos, todavía emocionados, desde el monumento hacia Poza de la Sal, hacia las 14:15 horas del pasado sábado, una bandada de más de diecisiete buitres leonados daban vueltas sobre el castillo cogiendo altura. Pensé, ¡éste sí que es un buen homenaje! El buitre leonado, el sanitario de la Naturaleza, veo que viene de vez en cuando a visitar a Félix aunque haya desaparecido ya el comedero que, para atraerlo, pusieron las autoridades. Y lo que es mejor, en Poza de la Sal el recuerdo a Félix está por todas partes, no sólo el oficial, sino también el de los vecinos. Aunque autoridades más elevadas lo hayan olvidado, él vuela muy alto en las alas de los buitres y en el recuerdo de sus vecinos.
Cuando descendíamos, todavía emocionados, desde el monumento hacia Poza de la Sal, hacia las 14:15 horas del pasado sábado, una bandada de más de diecisiete buitres leonados daban vueltas sobre el castillo cogiendo altura. Pensé, ¡éste sí que es un buen homenaje! El buitre leonado, el sanitario de la Naturaleza, veo que viene de vez en cuando a visitar a Félix aunque haya desaparecido ya el comedero que, para atraerlo, pusieron las autoridades. Y lo que es mejor, en Poza de la Sal el recuerdo a Félix está por todas partes, no sólo el oficial, sino también el de los vecinos. Aunque autoridades más elevadas lo hayan olvidado, él vuela muy alto en las alas de los buitres y en el recuerdo de sus vecinos.
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