Uno de los nombres con los que se conoce el arco iris en euskera, el idioma de los vascos, es Erromako zubia (el Puente de Roma), por esa forma de puente que presenta a menudo. Otra forma de llamarlo en vasco es es ostadar. Hace unos días publiqué en este mismo blog una hermosísima fotografía de un arco iris doble y completo que Charo Zárate fotografió en Fresno de Río Tirón (Burgos. España). Los que publico en esta entrada están también en fotografías de ella, pero tomadas en Vitoria (España). Saco a colación la denominación del arco iris en vascuence, porque estos días estoy leyendo un libro simpatiquísimo de Pello Zabala (el hombre del tiempo vasco) titulado El tiempo. He encontrado en él, entre otras muchas cosas de interés para un geógrafo como yo, unas cuantas ideas muy claritas sobre cómo se forma un arco iris. Así que las voy a resumir y transcribir aquí, pues tengo la impresión de que tanto fotografiar arco iris y no decir nada sobre su génesis física es dejar un poco incompleto el blog.
Dice Pello Zabala (pág. 35 op .cit.) que la primera condición para que se vea un arco iris es que llueva en unas condiciones determinadas. "El Sol ha de estar presente pero muy bajo en el horizonte". La segunda condición es que que la lluvia ha de estar por delante de nosotros y el Sol por detrás. Cuando un rayo solar de luz blanca atraviesa una gota de agua de lluvia, reduce su velocidad, se desvía y se descompone en siete colores diferentes que veremos por este orden: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta. Estos colores también aparecen en el trasfondo de cualquier gota de agua, "el rojo arriba y el morado en el interrior, todos en orden" (Pág. 36 op. cit.). Para contemplar un arco iris completo, circular, el Sol ha de estar cerca del horizonte y nada nos debe impedir ver la circunferencia completa. Cuando estamos en la superficie terrestre, el relieve nos limita la visión del horizonte y "por eso no vemos el arco iris formando un círculo completo (cosa que sí podríamos observar al verlo desde un avión), sino sólo en forma de puente". A veces, como en las fotografías de Fresno, o en estas mismas de Vitoria, observamos un arco iris más corto y débil por encima de otro más largo y definido. "Sucede cuando la luz atraviesa las gotas de lluvia por debajo (...). Es curioso: el arco más pequeño contiene los mismos siete colores, pero en el orden inverso".
Si lo vemos por la mañana en el oeste, querrá decir, afirma Pello Zabala, que habrá más chaparrones si estamos en zona en la que la lluvia, como es el caso de El País Vasco, llegue del oeste. Si lo vemos por la tarde y en el este, como es el caso de los arcos de estas tres fotografías y del de Fresno de Río Tirón que publiqué el día 1 de este mes, "está anunciándonos que, (en nuestra zona), tan pronto como cese la lluvia, el cielo tenderá a despejarse". El libro, escrito originalmente en euskera, lo ha editado en versión castellana la editorial guipuzcoana Txertoa en el año 1999.
Dice Pello Zabala (pág. 35 op .cit.) que la primera condición para que se vea un arco iris es que llueva en unas condiciones determinadas. "El Sol ha de estar presente pero muy bajo en el horizonte". La segunda condición es que que la lluvia ha de estar por delante de nosotros y el Sol por detrás. Cuando un rayo solar de luz blanca atraviesa una gota de agua de lluvia, reduce su velocidad, se desvía y se descompone en siete colores diferentes que veremos por este orden: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta. Estos colores también aparecen en el trasfondo de cualquier gota de agua, "el rojo arriba y el morado en el interrior, todos en orden" (Pág. 36 op. cit.). Para contemplar un arco iris completo, circular, el Sol ha de estar cerca del horizonte y nada nos debe impedir ver la circunferencia completa. Cuando estamos en la superficie terrestre, el relieve nos limita la visión del horizonte y "por eso no vemos el arco iris formando un círculo completo (cosa que sí podríamos observar al verlo desde un avión), sino sólo en forma de puente". A veces, como en las fotografías de Fresno, o en estas mismas de Vitoria, observamos un arco iris más corto y débil por encima de otro más largo y definido. "Sucede cuando la luz atraviesa las gotas de lluvia por debajo (...). Es curioso: el arco más pequeño contiene los mismos siete colores, pero en el orden inverso".
Si lo vemos por la mañana en el oeste, querrá decir, afirma Pello Zabala, que habrá más chaparrones si estamos en zona en la que la lluvia, como es el caso de El País Vasco, llegue del oeste. Si lo vemos por la tarde y en el este, como es el caso de los arcos de estas tres fotografías y del de Fresno de Río Tirón que publiqué el día 1 de este mes, "está anunciándonos que, (en nuestra zona), tan pronto como cese la lluvia, el cielo tenderá a despejarse". El libro, escrito originalmente en euskera, lo ha editado en versión castellana la editorial guipuzcoana Txertoa en el año 1999.
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