Esta mañana hacía un tiempo de perros cuando he ido a trabajar. Hacía frío y lloviznaba nieve que se me metía por el casco. Los guantes empapados escasamente podían templar algo las manos aferradas al manillar. Apenas estamos entrando en el invierno climatológicamente hablando y las cigüeñas blancas (Ciconia ciconia) ya están de regreso después de pasar en la migración dos o tres meses. Pero el mal tiempo no las amilana. Según me cuenta JEM, de Orduña (Bizkaia. España), el pasado 24 de noviembre, a pesar del frío reinante, las cigüeñas blancas del nido del edificio de la Alhóndiga, de la ciudad de Orduña, estaban copulando. Parece que las cigüeñas cada año se adelantan más. "A este paso- dice parafraseando el refrán popular español "por San Blas la cigüeña verás"- para San Blas (3 de febrero) vamos a ver a los cigoñinos saltando del nido". Y eso que las cigüeñas blancas, además de con el mal tiempo, tienen que bregar con los hombres y la humanidad en general. Pero ellas resisten y resisten. El año pasado, o hace dos años, los curas párrocos de las vitorianas iglesias de San Vicente (en la fotografía) y San Miguel destruyeron los nidos de cigüeña que se habían establecido en sus torres. A pesar de ello, y de que han rodeado las torres con redes y mallas contra la fauna, las cigüeñas se están instalando en la torre de San Vicente. Entre mallas, anclajes de las mallas y redes, puntales, etc. están construyendo el nido. Espero que el párroco, cuando llegue a su conocimiento el aterrizaje de las cigüeñas en su torre, no vuelva a destruírselo. La verdad es que da coraje el que estos párrocos campen a sus anchas en sus iglesias para hacer, deshacer y destruir, y luego, cuando deciden que hay que arreglarlas, recurran a pedir subvenciones públicas. Eso sin contar que están exentas de pagar impuestos. Ya que viven del dinero público, deberían ser más respetuosos con quienes anteponemos las cigüeñas a los cuervos.
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