Es costumbre que todas las organizaciones comiencen el año haciendo un balance del año que ha pasado. Todas han encontrado algunas, pero más bien pocas, noticias favorables al medio ambiente en este último año 2010, recién finalizado. Han buscado y rebuscado para encontrar algún atisbo de buena nueva entre las decenas de agresiones que el medio natural ha sufrido durante los últimos doce meses. Apenas había nada que conmemorar, y se reconocía que 2010 había sido un año malo, precisamente para la biodiversidad. En el Año Internacional de la Biodiversidad ha habido que reconocer el fracaso en el objetivo de frenar y revertir su pérdida. Los más optimistas lo veían medio lleno ("no fracaso" de Cancún, acuerdo de Nagoya, Cumbre Mundial del tigre...). Los realistas lo veíamos deprimente: malas noticias para el atún rojo en el CITES, envenenamientos de alimoches en Badajoz, vertido de petróleo en el golfo de México, más kilómetros de paleto-autovías, más paleto-TAV, reducción de protección a 300 especies en Canarias a cambio de apoyo político en las Cortes, cuatro linces muertos por atropello en Andalucía, planes del oleoducto Balboa, etc. Pero bueno, la población de oso pardo se ha duplicado en el norte y, con todo ello, hay quien dice que el año 2010 ha "aprobado por los pelos".
Sin embargo, el año 2011 se ha iniciado con una noticia que, si bien ha pasado bastante desapercibida, a mí me ha producido mucha esperanza. La ministra de Medio Ambiente, Rural y Marítimo, Rosa Aguilar, declaraba el pasado día 25 de enero que"una vez que la Junta de Andalucía acuerde la demolición [del ilegal hotel "El Algarrobico", en Carboneras, en pleno Parque Natural Cabo de Gata y sobre dominio marítimo terrestre], el Ministerio ofrecerá todo su apoyo económico, jurídico y material para su ejecución". Me ha hecho mucha ilusión porque "El Algarrobico" es un símbolo de la manera facha de hacer urbanismo en algunos ayuntamientos españoles. En concreto ese hotel contaba con licencia de obras dictada por el Ayuntamiento de Carboneras. Daba igual que estuviera construído en un Parque Natural, daba igual que ocupase la costa y las playas, daba igual que se hayan tenido que destrozar kilómetros de litoral para construir carreteras, calles y caminos para que los clientes, contradictorios amantes de la Naturaleza y de los valores naturales de sol y silencio de esas costas, lleguen hasta él, el Ayuntamiento, con dos argumentos, dió la licencia.
Sin embargo, el año 2011 se ha iniciado con una noticia que, si bien ha pasado bastante desapercibida, a mí me ha producido mucha esperanza. La ministra de Medio Ambiente, Rural y Marítimo, Rosa Aguilar, declaraba el pasado día 25 de enero que"una vez que la Junta de Andalucía acuerde la demolición [del ilegal hotel "El Algarrobico", en Carboneras, en pleno Parque Natural Cabo de Gata y sobre dominio marítimo terrestre], el Ministerio ofrecerá todo su apoyo económico, jurídico y material para su ejecución". Me ha hecho mucha ilusión porque "El Algarrobico" es un símbolo de la manera facha de hacer urbanismo en algunos ayuntamientos españoles. En concreto ese hotel contaba con licencia de obras dictada por el Ayuntamiento de Carboneras. Daba igual que estuviera construído en un Parque Natural, daba igual que ocupase la costa y las playas, daba igual que se hayan tenido que destrozar kilómetros de litoral para construir carreteras, calles y caminos para que los clientes, contradictorios amantes de la Naturaleza y de los valores naturales de sol y silencio de esas costas, lleguen hasta él, el Ayuntamiento, con dos argumentos, dió la licencia.
Precisamente, si ese hotel faraónico es el símbolo del desprecio que los valores naturales despiertan en los alcaldes y concejales de muchos ayuntamientos españoles, su desmantelamiento y su derribo serán también símbolos del poder que la sociedad civil tiene para atajar tamaños desmanes. La victoria que supondrá ese derribo hay que adjudicársela a sus protagonistas: asociaciones conservacionistas y colectivos locales que han sabido rodearse del afecto y del apoyo de grandes organizaciones conservacionistas internacionales. ¿Llegará a hacerse realidad y será todo un símbolo de que la sociedad tiene medios para arrebatar a alcaldes y concejales, en el mejor de los casos insensatos, el poder de destrozar urbanizando, en aras al mal entendido "progreso", todo el espacio libre? ¿Será esta buena noticia el portal de un año plagado de buenas noticias? ¡Ójala que las elecciones del próximo 21 de mayo arrojen fuera de los ayuntamientos a los representantes de lo peor de las ambiciones de una sociedad corrupta!
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