Esta mañana de lunes, a las seis, al finalizar un progama de Radio Clásica, nos deseaban "un buen fin de semana". El error temporal, supongo que se debe a que, como una consecuencia más de la crisis económica, los programas se enlatan y se emiten una y otra vez. Pero a mí me ha hecho gracia porque este fin de semana ha sido muy bueno, a pesar de que la recomendación ha llegado tarde. Lo he pasado genial. Han sido días localizando milaneras. Revisando durante los atardeceres el vuelo de los milanos reales para seguirles hasta los dormideros. Me ha sorprendido lo reducidas que son algunas de las choperas que utilizan para descansar. Pero, además de esta sorpresa relativa, ha sido hermosísimo el ver cómo iba bajando el sol (porque ha hecho muy bonitos atardeceres) y cómo se iban llenando las ramas de los viejos árboles de grandes pájaros silenciosos, acomodándose para pasar la noche.
Tengo la impresión de que a los milanos reales no les hace falta demasiado para hacer su vida. Un buen sitio para descansar, más o menos aislado de molestias, pero no demasiado alejado de las habitaciones humanas. El milano real (Milvus milvus) es un ave que busca la proximidad humana. Respondamos a su querencia respetando su descanso y sus fuentes de alimentación, no demasiado exigente. Incluso en estos tiempos de ansia de rentabilidad a corto plazo, dejemos en pie algunos de esos viejos chopos a los que son tan aficionados. Supongo que van pasando de chopera a chopera conforme las vamos tirando abajo. Esperemos que este juego entre el hombre y el milano no acabe como el infantil "de las sillas" y uno u otro se quede sin sitio, porque en este desigual torneo ya podemos suponer quién sería el perjudicado.
Tengo la impresión de que a los milanos reales no les hace falta demasiado para hacer su vida. Un buen sitio para descansar, más o menos aislado de molestias, pero no demasiado alejado de las habitaciones humanas. El milano real (Milvus milvus) es un ave que busca la proximidad humana. Respondamos a su querencia respetando su descanso y sus fuentes de alimentación, no demasiado exigente. Incluso en estos tiempos de ansia de rentabilidad a corto plazo, dejemos en pie algunos de esos viejos chopos a los que son tan aficionados. Supongo que van pasando de chopera a chopera conforme las vamos tirando abajo. Esperemos que este juego entre el hombre y el milano no acabe como el infantil "de las sillas" y uno u otro se quede sin sitio, porque en este desigual torneo ya podemos suponer quién sería el perjudicado.
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