Ya nos lo temíamos, y por ello hicimos esa mención en una de las entradas que publicamos en este blog el pasado sábado. Nos temíamos que los participantes en la XVI Conferencia de las Partes de la ONU sobre Cambio Climático retorcieran tanto la realidad que acabara pareciendo que la conferencia, celebrada en Cancún, iniciada el pasado 29 de noviembre y finalizada en la madrugada del pasado sábado día 11, no ha sido un estrepitoso fracaso. Pero la realidad es tozuda y el fracaso, estrepitoso o no, evidente. Hasta los más firmes defensores del éxito de la conferencia son prudentes. Los más entusiásticos, como la delegación española, dicen que "ha sido una noche muy emocionante", no porque se hubiera avanzado nada, sino porque, por lo menos, no se han roto todos los puentes; califican los acuerdos de "muy equilibrados". Los portavoces de dos de las más grandes asociaciones conservacionistas presentes, GreenPeace y WWF, cifran el "no fracaso" de la Cumbre de Cancún en que el acuerdo logrado en Cancún "facilitará un pacto global en la lucha contra el cambio climático a alcanzarse en la próxima conferencia", en el 2011 en Durban (Sudáfrica). El "no fracaso" lo cifran en que, si bien los posibles acuerdos se han retrasado hasta el 2011, "los países parten con un sentido renovado de buenas intenciones y la sensación de tener un propósito". Esta cita, que manifiesta una opinión estimulada por buenas intenciones y sensaciones positivas, no puede ser más inconcreta y etérea. ¿Por qué digo yo, y mantengo, que la cumbre de Cancún ha constituido un estrepitoso fracaso? Porque Estados Unidos, el mayor emisor histórico del Mundo, se niega a aceptar cualquier responsabilidad y no desea más que un compromiso muy débil en cuanto a la reducción de sus emisiones. Porque Rusia y Japón se niegan a que haya un nuevo compromiso como el de Kioto en el que se fijen reducciones de emisión. Porque Bolivia no ha querido sumarse a ninguno de los acuerdos alcanzados al considerar que no son suficientes en absoluto para acabar con la emisión de gases de efecto invernadero, causantes del calentamiento de la Tierra. Porque no se ha incrementado ningún compromiso de reducción de emisiones, por ningún país, de los que se anunciaron en la fracasada cumbre de Copenhague. Porque Bolivia ha anunciado que va a recurrir los acuerdos de Cancún ante el Tribunal Internacional de Justicia de la Haya. Porque los únicos acuerdos concretos consisten, exclusivamente en introducir en textos oficiales de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático (CMNUCC), y darles de esta manera rango de Acuerdos Internacionales, acuerdos internacionales ya existentes, tomados en otros foros y circunstancias sin incrementar ni una sóla de las cantidades, cifras, etc. ya acordadas previamente. Como mínimo, reconocerás que estas características de los acuerdos obtenidos en Cancún, hacen que sea legítimo decir, con los grandes grupos ecologistas que "quedan retos políticos sin abordar y mucho trabajo por delante". O sea, pues eso.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario