Parece que la primavera se ha instalado ya definitivamente; al fin y al cabo estamos a primeros de junio y quedan veinte días para el verano. Los pollos gozan de muy buena salud, aunque están un poco tardíos. Ayer estuvimos anillando garzas reales (Ardea cinerea) en una colonia de nidos flotantes instalados en el interior de un espeso carrizal. Fue fantástico. Llegué a varias conclusiones: la primera que la hoja del carrizo (Phragmites australis) corta como una sierra. La segunda que los pollos grandes corren como demonios. La tercera que en cuanto la primavera se ha asentado, los pollos están sanos y fuertes con unos excrementos abundantísimos que te alcanzan de lleno cuando los lanzan en su defensa. Y la cuarta, que huelen igual los excrementos de las colonias en árbol que los de las colonias flotantes, pero anillar los pollos de estos nidos es mucho más cómodo para el anillador y rápido, con lo que los pollos pasan menos estrés. Anillamos cinco nidadas. Este año la productividad es muy alta, en casi todos los nidos hemos encontrado un mínimo de cuatro huevos, y la fertilidad también, casi todos los huevos se abren; pero al cabo del periodo de crianza únicamente sobreviven dos pollos. Sobre nosotros sobrevolaba el aguilucho lagunero, que no sé si tendrá algo que ver con esas pérdidas en nido. Andar entre carrizos que te sacan un metro y medio por encima de la cabeza, con el agua a la altura del pecho, es una experiencia un poco psicótica: al cabo de un rato pierdes la noción de en dónde estás y sólo ves las hojas que tienes que apartar para seguir avanzando, que cobran vida y te dificultan cada vez más el paso, en una borrachera de hojas.801811
viernes, 28 de mayo de 2010
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