Foto 4.- El pollo nos mira asombrado mientras lo sujetamos para extraerle la gota de sangre necesaria para conocer su sexo.
Foto 3.- Andrea prepara al pollo para tomarle muestras de heces y cumplir así el protocolo de control de la gripe aviaria.
Foto 2.- El pollo procura protegerse después de haber sufrido la vejación de que le hayan metido ¡por tres veces! un hisopo de toma de muestra de heces en la cloaca.
Foto 1.- El bosque en las copas de cuyos árboles se instala la colonia de los treinta y cuatro nidos.
Dentro de nuestra investigación sobre ardeidas, entre otros parámetros, necesitamos conocer la sex-ratio de los pollos en el nido. Así que extraemos una gota de sangre de la vena braquial a los pollos para que, mediante el análisis de su ADN, podamos establecer su sexo. El error posible lo situamos en el 10%, lo cual, si bien parece mucho, en realidad es el mínimo con el que podemos trabajar en el ambiente natural del bosque. Cuando los pollos ya han sido anillados y medidos, los sujetamos fuertemente para extraerles la gota de sangre. En este momento los pollos nos miran con una mirada que mezcla la indignación con la angustia. Por último, alguno de ellos nos excreta y vomita encima. Por eso es necesario devolverlos rápidamente al nido y retirarnos de allí, para que los adultos puedan regresar y continuar con sus cebas. Ya que les damos estos sustos, procuramos extraer el máximo de información posible cada vez y por ello, además de las medidas biométricas, tomamos todo tipo de datos sobre alimentación, componentes del nido (este año los han hecho sobre todo con zarza y espino albar, con lo que el compañero escalador se ha llevado buenos pinchazos), orientación, altura, análisis virológico, hematológico, etc.
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