Dentro de nuestra investigación sobre ardeidas, entre otros parámetros, necesitamos conocer la sex-ratio de los pollos en el nido. Así que extraemos una gota de sangre de la vena braquial a los pollos para que, mediante el análisis de su ADN, podamos establecer su sexo. El error posible lo situamos en el 10%, lo cual, si bien parece mucho, en realidad es el mínimo con el que podemos trabajar en el ambiente natural del bosque. Cuando los pollos ya han sido anillados y medidos, los sujetamos fuertemente para extraerles la gota de sangre. En este momento los pollos nos miran con una mirada que mezcla la indignación con la angustia. Por último, alguno de ellos nos excreta y vomita encima. Por eso es necesario devolverlos rápidamente al nido y retirarnos de allí, para que los adultos puedan regresar y continuar con sus cebas. Ya que les damos estos sustos, procuramos extraer el máximo de información posible cada vez y por ello, además de las medidas biométricas, tomamos todo tipo de datos sobre alimentación, componentes del nido (este año los han hecho sobre todo con zarza y espino albar, con lo que el compañero escalador se ha llevado buenos pinchazos), orientación, altura, análisis virológico, hematológico, etc.
miércoles, 12 de mayo de 2010
Cuando los pollos nos miran como Hänsel y Gretel a la bruja del bosque.
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