miércoles, 19 de mayo de 2010
El largo y frío dedo de la mano del invierno.
Ayer por la tarde hicimos la última estancia de anillamiento de garzas reales en la colonia de los treinta y cuatro nidos. El espectáculo era agridulce. Por un lado vimos pollos ya crecidos, anillados, luciendo sus anillas brillando al sol, acostumbrados a ellas. Pero por otro lado, el largo dedo del invierno, que llegó hasta el pasado domingo de momento, ha señalado algunas víctimas más. Pudimos contar otros ocho pollos muertos. En lo que parecía un año de gran productividad, en el que en cada nido había hasta tres pollos que estaban siendo alimentados gracias al abundantísimo cangrejo rojo de las marismas; cuando todos creíamos que el invierno seco que habíamos tenido sería magnífico de nuevas garzas, el dedo del invierno, alargado en una quincena de frío y lluvia continuada, ha señalado nuevas víctimas para que sus vidas sean segadas. Creo que el frío y la lluvia tan extemporáneas que hemos tenido, han sido la causa de que una estación de cría que se anunciaba magnífica haya terminado malográndose. Ahora el tiempo está frío (ayer por la mañana hacía 5º), pero en cuanto sale el sol se calienta la atmósfera hasta los 20º. Los ríos bullen de vida y los adultos de garza están todo el día pescando al sol en unos sotos luminosos. Si el tiempo sigue así sin duda sobrevivirán los pollos que han llegado hasta aquí. Sólo llevamos tres días de buen tiempo, pero parece que va a durar algunos días más. Es duro ver tanto pollo muerto. Yo calculo que, hasta ahora, ha muerto alrededor del 15% de las crías de este año. A ver cuántos superan esta fase y se hacen volantones. Te seguiré contando.
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