Mi Código de la Circulación por la carretera de la vida.

"Yo soy solo uno. Puedo hacer solo lo que uno puede hacer; pero lo que uno puede hacer, yo lo hago" (John Seymour, 1914-2004). //La sinceridad está sobrevalorada.// Antes de hablar ten claro que las palabras sean más oportunas que el silencio.// No discutas nunca con un imbécil. Te obligará a rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia.// ¡Cuántas veces no se pretende sólo derrotar al contrario, sino más bien hundirle tanto en lo profesional como en lo personal!// ¿Quieres ser feliz un instante (o dos)? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!// Cuanto más pequeño es un corazón, más rencor alberga.// No juzgues. Todas las personas te pueden sorprender si les das la oportunidad.// Tú sigue adelante, si alguien quiere ir contigo, que tire también.// No mires mucho alrededor, sigue adelante pues como dijo no sé quién: "es preferible pedir disculpas a pedir perdón".// No es posible caer bien a todo el mundo. Hagas lo que hagas unos te querrán y otros te aborrecerán. Es inevitable.// El ser humano forma parte de la Naturaleza y es un ser vivo como los demás (árboles, zorros, libélulas, bacterias) por lo que está sometido a los mismos procesos vitales.// Las religiones son el principal enemigo de la salud mental.// Si soy normal, y hago esto y lo otro, seguro que todas las demás personas harán lo mismo o cosas parecidas.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Despedida y cierre.

Sras. ministras, srs. ministros, dignísimas autoridades, estimadas amigas y estimados amigos, desconocidos y desconocidas varias. Los cambios de trabajo, unidos a los estudios que inicié en octubre, me están imposibilitando el mantenerme al día con el blog pajareandosantamaria. Las entradas han ido cayendo en cantidad y calidad. Antes de que se muera, prefiero matarlo. Así que esta es la última entrada. "Me llena de legítimo orgullo y satisfacción" el comunicaros que hemos pasado recientemente de las 45.000 visitas, por lo que pienso que estas entradas interesaban a alguien. Con esa responsabilidad no puedo consentir que baje la calidad del blog. En consecuencia tengo que dejarlo. Me duele hacerlo precisamente ahora, momento en el que las sombras de la pérdida de biodiversidad y de cambio global se extienden por el Planeta: Fracaso radical de la Cumbre de Durban; Canadá se retira del compromiso de Kioto; se incrementa la caza de ballenas por las culturas "tradicionales" de Europa y Asia; la mayor manada de renos de ártico canadiense (caribúes) ha perdido el ¡80 %! de sus efectivos; los dugongos siguen siendo cazados (hembras y crías sobre todo), con la disculpa de "tradición cultural", en las islas de Nueva Zelanda; el útimo ejemplar de la subespecie vietnamita del rinoceronte de Java ha sido abatido por furtivos (esta subespecie se ha extinguido);... Por otro lado, sin embargo, ahora que me estaba preparando para acometer la biología de la conservación desde un punto de vista más científico y eficiente, me da pena dejarlo. Pero bueno está lo que bien acaba; así que aquí lo dejo. Saludos a todas y todos, y gracias por los aplausos. Salud, compañer@s. Cambio y cierro.

lunes, 26 de diciembre de 2011

sábado, 3 de diciembre de 2011

¿Tiene Al Gore la culpa de la deforestación de las selvas tropicales?

Tengo dudas de que este sea así, pero la duda me corroe. Ayer estuve comiendo con un amigo y me insistió en que la culpa de la desaparición de las selvas tropicales es de Al Gore. Yo no estoy seguro, así que te cuento aquí sus argumentos y tú decidirás lo que te parezca. La insistencia de Al Gore sobre el cambio climático, el calentamiento global provocado por la emisión antrópica de gases de efectos invernadero, ha llevado a los países desarrollados, a las Comunidades Europeas, a volcar sus esfuerzos y exigencias en la utilización de biocombustibles. Esta exigencia intensiva, está haciendo que las grandes selvas tropicales sean desmontadas, destruyendo el hábitat de gran cantidad de especies de vertebrados e invertebrados, para sustituirlas por cultivos de aceite de palma, de soja y de caña de azúcar. Plantas necesarias para fabricar los biocombustibles. La expansión de las plantaciones industriales, muchas de ellas para la fabricación de biocombustibles, es la primera causa de fragmentación y destrucción del hábitat. Los hogares del orangután, de multitud de aves, de anfibios y reptiles, están siendo destruidos para plantar plantas industriales. Lo mismo está sucediendo con la eliminación de selvas tropicales para la plantación de biomasa, árboles de crecimiento rápido, para con su combustión mantener el funcionamiento de centrales eléctricas de ciclo combinado o de biomasa. Detrás de esta sustitución está también presente la amenaza de cambio climático, pronosticada por Al Gore. El impacto de la película de Al Gore Una verdad incómoda, fue extraordinario. Por esta película Al Gore recibió un Oscar en el año 2006 al mejor documental. Y en el año 2007 recibió el Nobel, y en el mismo año 2007 recibió el premio Príncipe de Asturias a la cooperación. Con este enorme impacto, la película hizo cambiar la opinión de muchos dirigentes mundiales sobre el calentamiento global. Como consecuencia se exigió la utilización de biocombustibles. La selvas de arrancan para plantar caña de azúcar. Las consecuencias son dramáticas. La biodiversidad está en peligro. ¿Tiene Al Gore la culpa de la deforestación de las selvas tropicales? Ya me dirás. Podría ser el mayor delincuente del mundo.

El bosque mediterráneo lo salvó la bombona de butano.

El consumo de carbón vegetal para calefacción, hasta los años 60's podemos cifrarlo en unos 120kg./persona y año. Teniendo en cuenta que el peso del carbón vegetal es entre el 16 y el 30% inferior al de la leña, para obtener 120 kg. de carbón vegetal, eran necesarios 276 kg. de leña. Ello hace un consumo de 276 kg. de leña anuales por persona.
Vivían en aquel momento en España 30.590.000 habitantes. Un simple cálculo nos permite calcular que el consumo de leña equivalente era de 8.500 millones de kilos de leña. O lo que es lo mismo de 8.500.000 Toneladas métricas de leña.
Básicamente, la leña se extraía de encinas y robles. Si bien también se hacía carbón vegetal con otras maderas, las de encina y roble eran las más apreciadas por ser el crabón de más alto poder calorífico-. Además del carbón, utilizado especialmente para la calefacción, también se usaba el carbón vegetal para algunos procesos industriales, fabricación de absorbe gases, etc. Es decir, el uso de carbón vegetal formaba parte de la vida cotidiana de nuestros antepasados. Su consumo dió lugar a la existencia del carbonero. Persona encargada de su fabricación y reparto. Para hacer carbón vegetal se aprovechaban especialmente las ramas de los árboles, y arbustos de madera dura. Una vez agotadas las existencias de leña menuda, se talaban los árboles para hacer carbón vegetal desmontando el tronco y reduciéndolo a fragmentos manejables, en un proceso largo, costoso y que precisaba de mucha energía.
¿Cuántos árboles de los que constituyen el bosque mediterráneo (encinas, quejigos, robles, etc.) tuvieron que sucumbir al hacha del leñador y del carbonero para subvenir a las necesidades caloríficas de una población creciente? Es muy difícil de calcular, pero es imaginable que se habrían ido ensanchando hasta liquidar el bosque, los claros creados por los carboneros. Pero en esto apareció la bombona de butano. Manejable, asequible y de gran poder calorífico. Gracias a ella, la cocina de las casas se transformó. Se hicieron más limpias. Las estufas a gas permitieron calentar las casas de una manera cómoda, segura y eficaz.
La entresaca de carbón vegetal quedó reducida a la marginal para su dedicación a las barbacoas. El bosque mediterráneo se salvó, y con él, el águila imperial, y tantas y tantas especies animales de España. La bombona de butano salvó al bosque mediterráneo.

120 kg/persona/año.