Mi Código de la Circulación por la carretera de la vida.

"Yo soy solo uno. Puedo hacer solo lo que uno puede hacer; pero lo que uno puede hacer, yo lo hago" (John Seymour, 1914-2004). //La sinceridad está sobrevalorada.// Antes de hablar ten claro que las palabras sean más oportunas que el silencio.// No discutas nunca con un imbécil. Te obligará a rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia.// ¡Cuántas veces no se pretende sólo derrotar al contrario, sino más bien hundirle tanto en lo profesional como en lo personal!// ¿Quieres ser feliz un instante (o dos)? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!// Cuanto más pequeño es un corazón, más rencor alberga.// No juzgues. Todas las personas te pueden sorprender si les das la oportunidad.// Tú sigue adelante, si alguien quiere ir contigo, que tire también.// No mires mucho alrededor, sigue adelante pues como dijo no sé quién: "es preferible pedir disculpas a pedir perdón".// No es posible caer bien a todo el mundo. Hagas lo que hagas unos te querrán y otros te aborrecerán. Es inevitable.// El ser humano forma parte de la Naturaleza y es un ser vivo como los demás (árboles, zorros, libélulas, bacterias) por lo que está sometido a los mismos procesos vitales.// Las religiones son el principal enemigo de la salud mental.// Si soy normal, y hago esto y lo otro, seguro que todas las demás personas harán lo mismo o cosas parecidas.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Impresiones de invierno.

Huele a estiércol.
El leve calor del sol aviva los olores.
El brillo de su luz,
aunque velada,
da nueva vida a los prados.
Allí, abajo, la bruma trae
el recuerdo de la mar lejana.
Hace mucho tiempo
que no se oye
el ruido de las ruedas de las carretas.
Desaparecieron las carretas,
desaparecieron los carreteros.
Un día, un año.
En el aire parece que suena una campana.
Lejos, leve, cantarina, más bien
soñada.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

¿De verdad crees que sirve para algo colaborar en un estudio sobre el Milano real (Milvus milvus) en la comarca burgalesa de la Bureba?

Cuando todo alrededor se desmorona. Cuando la apetencia europea de biodiesel está acusando la deforestación de enormes superficies de selvas tropicales en África, Asia y Sudamérica. Cuando la demanda de IKEA de aceite de palma para fabricar sus glamurosas velas está provocando la desaparición de selvas en Indonesia y con ellas la desaparición del orangután en libertad. Cuando la demanda energética hace que se consuman tales cantidades de combustibles fósiles que, de una manera catastrófica, se está afectando al clima mundial. Cuando todos los países reunidos en la Cumbre del Planeta en Río de Janeiro no han sido capaces de cumplir los objetivos 2010 de conservación de la biodiversidad ¿De verdad crees que sirve para algo el colaborar en un estudio sobre los Milanos reales (Milvus milvus) (en la fotografía) en la comarca burgalesa de la Bureba (España)? Bueno, pues creo que sí. Hay cuatro argumentos que a mí me sirven, y yo creo que habrá otros muchos argumentos si cada uno se pone a pensar en lo que a él o ella le motiva. En primer no estoy sólo. Somos un grupo de personas que, aunque no nos conocemos entre nosotros, sabemos que compartimos un enorme respeto por el medio ambiente. En consecuencia nunca realizaremos acciones o prácticas contrarias a su buena salud. De la misma manera, actuaremos como pequeños núcleos de levadura en el seno de otros grupos, familiares, de tiempo libre, deportivos, educativos, políticos, culturales, etc. y, gracias a ello, se acabará imponendo una perspectiva de respeto medioambiental en muchas de las acciones sociales en las que participamos.
En segundo lugar nos reputamos herederos de la ya vieja tradición de los científicos de campo. La paciente labor de observación de campo de centenares de personas durante centenares de años ha permitido evidentes avances en las ciencias en general y en la ciencia de la biología de la conservación en particular. La divulgación de estas investigaciones ha permitido que cientos de personas que nunca se habían preocupado por el bienestar de los seres vivos que son nuestros compañeros de viaje en la nave espacial a la que llamamos Tierra, se conviertan en expertos en pájaros, rapaces, zorros, lobos, jabalíes, etc. Cuando salen al campo las huellas les hablan; y plantas y animales, al ser reconocidos, se abren y florecen como las páginas de un libro cuando se sabe leerlo. Además los científicos de campo, cuyo patrón es San Charles Darwin, saben que el resultado de sus miles de pacientes observaciones puede acabar fructificando en una nueva teoría universal. En tercer lugar, la presencia de paseantes y de naturalistas en el campo tiene la virtud de impedir que éste sea cerrado y se abra sólo para quienes tienen intereses de explotación del mismo. El campo abierto tiene una dimensión social que hará llegar a las instituciones puntos de vista de respeto y conservación altruista tan válidos, por lo menos, como los intereses pecuniarios si bien de una calidad moral superior. Abandonemos, aunque sólo sea temporalmente, las ciudades y sintámonos parte de la Naturaleza. Compartamos con las personas del mundo rural nuestras inquietudes y aprovechemos su experiencia para mejorar nuestra forma de vida y la suya. Además, la visión del campo proporcionará la serenidad y el sosiego de un íntimo disfrute a quienes sepan verlo con los ojos abiertos de sus genes salvajes.
En cuarto lugar, no cabe duda de que una observación paciente de la vida y costumbres del milano real permitirá la identificación de patrones temporales y espaciales en las mismas, que resultan fundamentales para el diseño de políticas de conservación. De esta manera, una especie que durante docenas de años ha sigo perseguida, y premiada su captura, verá abrirse ante ella el horizonte luminoso de la esperanza de su conservación. El que los observadores seamos personas de todo origen y condición va abriendo la puerta a que los verdaderos guardianes del territorio, los verdaderos responsables del bienestar de nuestros compañeros de viaje animal seamos personas normales o, por mejor decir, seamos todos, sin reservar la responsabilidad de la conservación a castas de especialistas.

Quizás todos esto podría resumirse en el conocido aforismo "piensa globalmente, actúa localmente". No te dejes aplastar por los grandes problemas ambientales. Tengo la impresión de que las mejoras que tú consigas en tu entorno inmediato o con tus limitados recursos constituirán, sin duda ninguna, parte de la solución.

lunes, 27 de diciembre de 2010

El Ministro de Fomento premio Natura Conservation Awards 2010.

Aunque os parezca increíble, el Ministro de Fomento, el bachiller José Blanco, ha recibido el premio Natura Conservation Awards que otorga la tan prestigiosa como desconocida Fundación para el Desarrollo Sostenible y la Sostenibilidad sin Interferencias Naturales. En la justificación del fallo, la Fundación hace referencia a la habilidad de nuestro ministro para identificar con claridad Progreso y Tren de Alta Velocidad. Ha conseguido que España sea el segundo país del mundo, tras de China, en kms. de Alta Velocidad en servicio, lo que garantiza el mejor de los progresos, sostenible por supuesto. De acuerdo a los méritos que la Fundación ha encontrado en D. José Blanco es de los principales el que el Tren de Alta Velocidad fragmenta hábitats mediante barreras infranqueables, por lo que garantiza la desaparición de especies animales y vegetales en un plazo relativamente corto. A partir de tan venturoso momento no será necesario realizar Evaluaciones de Impacto Ambiental previas a la realización de nuevos proyectos de infraestructuras y urbanización pues el Tren de Alta Velocidad habrá dejado el país sin nada que conservar. "El Progreso avanzará más rápidamente sin tener que realizar todas esas zarandajas previas" , manifiesta un portavoz autorizado de la Fundación.

En segundo lugar, se destaca que el Tren de Alta Velocidad aisla pueblos, interrumpe caminos y carreteras comarcales y únicamente quedan bien comunicadas las capitales que tengan estación. Asimismo se interrumpen cursos de agua, arroyos y regatos. Por lo tanto, enseguida se completará la despoblación del mundo rural y se podrá proceder a plantar todo él de especies transgénicas que no precisen de mano de obra, garantizandose así la calidad de vida de los agricultores, bien atendidos en ciudades. "Se evitará de esta manera el engorro de tener que garantizar a los habitantes del medio rural atención sanitaria, transporte, alimentación natural, agua de calidad, saneamiento, educación, etc. pues todo ello se garantiza mejor en la ciudad", manifiesta el mismo preclaro portavoz. En tercer lugar, destaca la Fundación que el Tren de Alta Velocidad corta el aire y vuela como una bala, consiguiendo de esta manera eliminar decenas y centenares de aves y mamíferos que pasen en ese momento por las vías. De esta manera, al igual que en el punto primero, se eliminan las especies más delicadas o menos abundantes y desaparece la obligación de hacer Evaluaciones de Impacto Ambiental con lo que el progreso no corre sino ¡vuela! Por todo ello, el Ministro ha sido galardonado con el premio "Perfeto ineto". El que no se lo crea que coja una calabaza y se vaya de Vitoria a su plaza. ¿Qué día es hoy?, pues eso. Jasinto, iñusente, iñusente. ¡Ay, qué mal sueño he tenido, hija!

Mañana de domingo invernal en el campo.

Cuando ayer por la mañana salí al campo hacía -8º C. El sol salió pronto, pero por mucho esfuerzo que hiciera, a mediodía, la temperatura estaba en -4ºC. El día fue soleado, sin viento, sin nubes, perfectamente sereno. Un día estupendo para, eso sí bien pertrechado, salir a dar una vuelta por el campo. Ayer me tocaba hacer la revisión de uno de los dormideros de milano real (Milvus milvus) para, sin milanos posados en sus ramas, poder situar correctamente las coordenadas de los diferentes posaderos localizados en jornadas vespertinas anteriores. A lo lejos se oía un tractor arando, y en sus proximidades había posados hasta 21 milanos reales; supongo yo que esperando a que el tractor se alejara y poder bajar a comer lombrices recién sacadas de la tierra. Con el frío que hacía las lombrices estarían en cubitos. Bajo uno de los posaderos, dos corzos repastaban al sol de la mañana, eran ya las 11:15 de la mañana y lucía el sol, pero la temperatura no estaba por encima de los -4ºC. Un poco por todas partes sonaban los disparos de los cazadores. Debían ser muy malos porque cada vez que disparaban agotaban los tres tiros de sus escopetas. ¿Qué disculpa tiene una persona para matar, hoy en día, a animales silvestres? Matan perdices rojas (Alectoris rufa), palomas torcaces (Columba palumbus), cornejas (Corvus corone), palomas domésticas (Columba livia), Tórtolas europeas (Streptopelia turtur), etc. ¿A santo de qué? Cuando veo a portavoces de los cazadores diciendo que son ellos los principales ecologistas, que gracias a ellos se conserva la Naturaleza, que ellos son los verdaderos amantes del campo... Me recuerdan a los que dicen "la maté porque era mía". ¿Quié da derecho a un ser animado a matar a otro ser animado? Si fuera por necesidad, si fuera para no morir de hambre. Pero así, a secas, sin necesidad ninguna... No lo entiendo. Tengo la impresión de que no hay justificación alguna. Pero allí andaban, liándose a tiros con todo pájaro que pasara cerca. Ya se sabe "al gorrión, perdigón".
Yo iba tranquilamente caminando sobre un suelo congelado en el que estaban perfectamente grabadas las huellas de zorros, corzos y jabalíes. Se oían a mi alrededor los reclamos del chochín (Troglodytes troglodytes), pardillo (Carduelis cannabina), Carbonero (Parus major), herrerillo (Cyanistes caeruleus), mirlo (Turdus merula), cornejas, palomas torcaces. Saltaban de los arbustos bandadas de paseriformes. En el bosque galería conformado alrededor del río, se oía el apresurado repiqueteo de un pico picapinos (Dendrocopos major). Había una buena representación de fauna menuda. Pero es que, lo podéis ver por las fotos que hice, se trata de un biotopo muy diverso que sostiene una comunidad florística variada.

En las zonas no cultivadas, sobre estratos de arenisca, las plantas xerófilas como el espliego o el enebro acompañan a alguna encina relicta. En los terrenos de labor los nogales, los chopos, ofrecen sus gruesos troncos a una variada fauna de invertebrados y las irregularidades de la corteza para anidar carpinteros y trepadores. Los cauces de los arroyos, canales y pequeños ríos sostienen unos estrechos bosques galería que comunican una zona con otra. La tierra agrícola, roja, sostiene buenos cultivos de cereal y girasol. En el cielo campean los milanos, siempre con el pico apuntando hacia el suelo, escrutando las asperezas del suelo en busca de sus presas. El relieve es muy irregular, aprovechando el hombre los fondos de valle para el cultivo abandonando las crestas y las colinas pedregosas al matorral y a la vegetación espontánea.


Desde lejos, el páramo de Masa al Oeste y los montes Obarenes al Norte, señalan su presencia con cresterías nevadas, y cierran dos de los límites de la comarca burgalesa de la Bureba. Por encima de todos ellos el sol, que a estas horas del mediodía empieza a hacerme sudar, tanto subir y bajar, forrado como un muñeco Michelín.



Un pito real (Picus viridis) ha excavado su nido en este tronco muerto. Las inclemencias del tiempo han dejado al descubierto la cámara de incubación. Se siente una especie de unión entre los animales, la flora y el propio ser humano. Hoy es un día para sentirse alegre en lo profundo. Participemos, inocentemente, del equilibrio ecológico y añadamos algunos granos de arena al monte de la Ciencia sin molestar, agredir, o destripar ni a los animales ni a las plantas. Es un buen aporte al estudio de la comunidad natural el que se hace sin intevenir en la misma, sólo observando atentamentey asombrándose. Terminé sudando al sol; claro, hacía ya por lo menos --3ºC. Osea ya no hacía frío, sólo fresco.





viernes, 24 de diciembre de 2010

De milagros en Navidad.

Lo que es un verdadero milagro es que todavía queden animales silvestres. Desde hace más de trescientos años, el ser humano ha ido perfeccionando los métodos de caza y ha atacado toda clase de animales que le interesaban. Bien por ser trofeos de caza, bien porque los consideraba sus rivales, el hombre ha seguido un sistemático conjunto de acciones buscando la eliminación de muchas especies animales.
Bubo bubo. Búho real.
Es un milagro que todavía haya búhos (Bubo bubo), jinetas (Genetta genetta), lobos (Canis lupus signatus) o zorros (Vulpes vulpes) en España. De una manera sistemática, programada y retribuida, desde 1902 se han estado cazando estas y otras especies con el único fin de eliminarlas. Miles de lobos, decenas de miles de zorros, y de milanos (Milvus sp.), linces (Lynx pardina), jinetas, nutrias (Lutra lutra), tejones (Meles meles), turones (Mustela putorius), garduñas (Martes foina), han sido eliminados.

Genetta genetta. Jineta.
A partir de los años 40's se da un paso más. El 11 de agosto de de 1953 se da carta de naturaleza a las Juntas de Extinción de Animales Dañinos y Protección de la Caza, algunas de las cuales ya venían funcionando en España desde hacía más de diez años; incluso alguna, como la de Santander, desde hacía más de cuarenta años. ¿Qué escabechina no harían que hasta a los mismos responsables del Servicio, ya bien entrados los años 60's les pareció que había que frenar?

Vulpes vulpes. Zorro.

De 1954 a 1962, las Juntas abonaron premios a alimañeros por haber cazado, por lo menos, 14.470 lobos, 53.754 zorros, 3.479 gatos monteses, 4.256 jinetas, 153 linces, 4.216 alcotanes, 10.161 milanos, 2.044 halcones, 1.034 búhos, 1.207 águilas reales,... Cada vez que vayamos al campo y veamos un milano, un zorro, una jineta, un halcón o un búho hemos de mirarlos con respeto. Son unos supervivientes. Y ¿qué me diréis de la semana pasada en la que vi, en la misma tarde, zorros y milanos?


Canis lupus signatus. Lobo ibérico.
Esto sí que es un milagro. El que haya un sólo animal silvetre es el mayor milagro de la vida, pero es que han sido masacrados, perseguidos y se ha buscado su eliminación. Pues bien todavían quedan miles de ellos, afortunadamente, y ahora que cuentan con la protección oficial no debemos dejar que desaparezca ninguno. La situación es engañosa. Antes caían bajo el disparo, en el lazo, bajo el veneno de los alimañeros, con el apoyo oficial. Ahora desaparecen al compás de la desaparición de sus hábitats y áreas de campeo a impulsos de las excavadoras del progreso. Las urbanizaciones van a poner contra las cuerdas a nuestros animales. Tengo la impresión de que el riesgo es mayor, la amenaza más eficiente. La eliminación que no se consiguió durante decenas de años de ataque directo, puede llegar ser una realidad en aras al progreso.



lunes, 20 de diciembre de 2010

San Clemente del Valle (Burgos. España)

Hay un pueblo burgalés en las estribaciones de la sierra de la Demanda que se llama San Clemente del Valle, al que se puede llegar andando por un sendero de Gran Recorrido desde Belorado, capital administrativa comarcal. Cuando llegamos eran las 13:00 horas. Brillaba el sol en todo lo alto. A lo lejos se veían las cumbres apenas nevadas del San Millán y del San Lorenzo. Hacía frío y el humo de las chimeneas de las localidades próximas rateaba entre las calles sin terminar de elevarse hacia el azul del cielo. En éste sólo había aves y aviones. Ni una nube salvo las estelas de siete u ocho aviones simultáneamente (no sé que "calle" aeronáutica pasa sobre estas tierras pero se pueden ver nueve o diez aviones a la vez en cualquier momento). De los robledales ya sin hojas hacia las encinas relictas que se pueden ver todavía por allí, volaban decenas, literalmente, de arrendajos (Garrulus glandarius). Aprovechamos para recordar que este nombre se lo pusieron los científicos porque opinaban que sus características principales eran ser un gritón que se alimenta de bellotas. Cruzaban el aire poniendo de manifiesto sus colores ante y su resplandeciente obispillo blanco. Media docena de buitres leonados (Gyps fulvus) tomaba las térmicas para ir subiendo, lentamente, con esa ciencia que los humanos han copiado para construir los aviones planeadores. De una bandada de más de veinte cornejas (Corvus corone) se separaban tres y se perseguían por entre las colinas. No sé qué contienda había entre ellas, pero tengo la impresión de que debía ser grave, por la saña con la que se acosaban. Atronaban el aire con sus gritos.

Amanecer del sábado.

El sábado por la mañana hacía un frío que se helaba el aire. Pero el sol se enseñoreó pronto de toda la atmósfera y nos permitió ver un curioso espectáculo. En los matorrales del fondo del jardín, los gorriones, hinchadas las plumas para no perder calor, se exponían al sol para absorber la energía de hasta el último de sus rayos.Brillaban como peloticas de golf. En casa la calefacción zumbaba desde primera hora, pero tengo la impresión de que la calefacción natural de estos gorrioncillos también funcionaba muy bien. ¿Cuántos sobrevivirán al próximo invierno? De momento el otoño está siendo benigno y no han llegado ni las grandes nevadas que cubren el suelo durante días y dificultan el acceso a la alimentación, ni las lluvias que arrasan las fincas. Quedan muchos días como éste, de sol y frío. A ver si tienen suerte nuestros compañeros alados.

Una atardecer en la Bureba (comarca española de la provincia de Burgos).

Iniciamos el viernes por la tarde el fin de semana, haciendo una visita a tierras de la Bureba, comarca española de la provincia de Burgos, en las que estamos desarrollando algunos trabajos de campo pajareros. La tarde empezó nublada y chispeando agua nieve. La chopera que vigilábamos está metida dentro del pueblo, por lo que podíamos escuchar las campanadas del reloj de la iglesia. Fuera de esto el silencio era total. Llegaron dos busardos ratoneros (Buteo buteo). Fueron recibidos por el fuerte reclamo del Pito real (Picus viridis). La oscuridad siguió cayendo. Las fincas próximas al río se fueron celando de oscuridad y bruma. Unos puntos oscuros que llamaron nuestra atención en una campa próxima nos permitieron ver cuatro corzos (Cupreolus cupreolus), alimentándose y persiguiéndose. Estuvimos observándolos un buen rato.
Siguió cayendo la noche y tuvimos que alejarnos de allí. La visibilidad era muy escasa en el fondo del valle. Seguía lloviznando. El atardecer era de otoño, evidentemente. Paradigma de frío en el campo y de calor en los hogares. De las chimeneas de las casas empezaron a salir penachos de humo; y el olor a madera quemada, ardiendo en los hogares, pronto llenó el pequeño valle. Ni un sonido más alto que otro que asustara a los corzos. Los dejamos alimentándose en las sombras de la noche incipiente.

Pero la vida silvestre seguía bullendo. Fuera de los muros de las casas, que separan lo civilizado de lo salvaje, los animales silvestres seguían asomándose a la noche. Un zorro (Vulpes vulpes)cruzó raudo la carretera, y corrió a nuestro lado oculto por las hierbas de la cuneta de las que sobresalía el extremo blanco de su cola. Enseguida tuvimos la visión de otro solitario corzo en unos rastrojos. Podía ser macho, aunque ahora han perdido los cuernos y están desmochados. Llegando a la carretera local, seis corzos, a los que vimos muy bien y cuyo anillo anal blanco brillaba como la barba de Papá Noël, se sobresaltaron con nuestro paso y se alejaron al trote. Pronto se calmaron y siguieron comiendo. Tengo la impresión de que no se asustaron demasiado. La prohibición de su caza no sólo ha favorecido el que sean abundantes, sino que ha disminuido su temor al hombre y su tranquilidad nos permitió disfrutar de un atardecer mágico. No hace falta demasiado ¿verdad?: buena compañía y alguna ingenua sorpresa. Estamos en tiempos de Navidad.



Censo de milanos. Red kite.

Esta mañana de lunes, a las seis, al finalizar un progama de Radio Clásica, nos deseaban "un buen fin de semana". El error temporal, supongo que se debe a que, como una consecuencia más de la crisis económica, los programas se enlatan y se emiten una y otra vez. Pero a mí me ha hecho gracia porque este fin de semana ha sido muy bueno, a pesar de que la recomendación ha llegado tarde. Lo he pasado genial. Han sido días localizando milaneras. Revisando durante los atardeceres el vuelo de los milanos reales para seguirles hasta los dormideros. Me ha sorprendido lo reducidas que son algunas de las choperas que utilizan para descansar. Pero, además de esta sorpresa relativa, ha sido hermosísimo el ver cómo iba bajando el sol (porque ha hecho muy bonitos atardeceres) y cómo se iban llenando las ramas de los viejos árboles de grandes pájaros silenciosos, acomodándose para pasar la noche.
Tengo la impresión de que a los milanos reales no les hace falta demasiado para hacer su vida. Un buen sitio para descansar, más o menos aislado de molestias, pero no demasiado alejado de las habitaciones humanas. El milano real (Milvus milvus) es un ave que busca la proximidad humana. Respondamos a su querencia respetando su descanso y sus fuentes de alimentación, no demasiado exigente. Incluso en estos tiempos de ansia de rentabilidad a corto plazo, dejemos en pie algunos de esos viejos chopos a los que son tan aficionados. Supongo que van pasando de chopera a chopera conforme las vamos tirando abajo. Esperemos que este juego entre el hombre y el milano no acabe como el infantil "de las sillas" y uno u otro se quede sin sitio, porque en este desigual torneo ya podemos suponer quién sería el perjudicado.

¡¡¡Feliz Navidad y Próspero Año 2011!!!

Hace muchos, muchos años, allá por el año 1964, dibujé esta felicitación de Navidad que he recuperado de entre papeles viejos. Aunque han pasado muchos años, y las cosas también han cambiado mucho, tengo la impresión de que, por su ingenuidad y por el deseo que manifiesta de querer que los animales también tengan su sitio en las fechas señaladas de la vida humana, sigue siendo muy apropiada para felicitaros las Navidades a todos y todas las seguidoras este blog. Que con ella vayan todos mis mejores deseos de FELICIDAD, PROSPERIDAD y conservación de la BIODIVERSIDAD. Un saludo a todos y todas, y gracias por seguir este blog.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Tras los pasos de Malaspina.

¡Por fin! España parece haberse sacudido el complejo de inferioridad y ha decidido lanzarse a una enorme investigación global por los mares del mundo. Hubo una cierta tradición española en la investigación científica fuera de la Península Ibérica hasta el siglo XVIII, pero prácticamente se había abandonado esa costumbre y las investigaciones españolas, salvo excepciones muy meritorias pero que se pueden contar con los dedos de las manos (bueno, vale, y de los pies), se dedicaban a estudiar la pelusilla de sus ombligos. Son cientos de miles los folios dedicados por los investigadores españoles a sus propios patios traseros. Pero, ciertamente, eran pocas las investigaciones que sobre aspectos de interés mundial se desarrollaban por científicos españoles. La tradición de la investigación científica universal estaba muy interrumpida. Puede que la paralización, en parte, se deba a la miopía y al aislamiento al que la ciencia española estuvo sometida durante el franquismo. Los investigadores españoles que, en aquella época, querían trabajar sobre temas de valor científico de hálito más elevado que el local, o se marchaban fuera o se sometían a la dictadura del corporativismo universitario y se secaban. Fue una etapa que podemos calificar de "reino de los eruditos locales". Decenas de personas en cada pueblo, barrio, urbanización o casa de vecinos, demostraba de manera indubitable que Cristobal Colón, por ejemplo, había nacido, por ejemplo, en Carcastilla de Molina, lugar en el que el correspondiente erudito local había encontrado documentación irrefutable que lo demostraba. La manía era inocente y esas demostraciones irrefutables, fuera de agrias polémicas en los periódicos comarcales (ya que otro erudito local había demostrado con anterioridad que la patria chica de Colón era el vecino pueblo de Cicastillo de Molina), no tenían repercusión ninguna ni en las revistas científicas ni en la macilenta vida universitaria. El problema se inicia cuando ¡treinta y cinco años! después de la muerte de Franco, todavía la ciencia española se limitaba a esporádicas intervenciones en las zonas punteras, las zonas de frontera, de avance de la ciencia universal. Algo hay, algo ha habido, pero todavía sorprendía por extraño ver a científicos españoles firmando artículos en las revistas científicas del índice ISI de Thompson Reuters, por ejemplo. Todavía hay un cierto papanatismo con los científicos que se asoman fuera. Todavía hay un cierto dogal que quiere tener atados a nuestros científicos a la pata de la mesa del laboratorio local. Y todavía hay muchos artículos interesantes que no llegan al mundo científico porque se realizan para revistas de asociaciones y organizaciones no ya de ámbito local sino localísimo. Por todo ello, y quizás alguna cosa más, la ciencia española ni es conocida ni goza globalmente de prestigio internacional.
Pero algo ha cambiado como digo. El buque oceanográfico Hespérides ha zarpado de Cádiz para recorrer durante siete meses todos los mares e investigar las consecuencias del cambio climático sobre la vida marina. Así como la propia biodiversidad en el océano profundo. A él se le unirá el buque oceanógráfico Sarmiento de Balboa y entre los dos acumularán más de treinta y tres mil millas naúticas. A la expedición, organizada por más de diecinueve instituciones científicas españolas se han asociado otras dieciseis instituciones extrajeras como la NASA, la ESA o las universidades de Washington, Viena o California. La expedición ha sido calificada como "la mayor expedición oceanográfica de la historia de España". Es simbólico que oficialmente haya sido denominada "Malaspina 2010". Tengo la impresión de que ello significa que la ciencia española quiere recuperar la tradición de los grandes viajes de investigación universales y reputarse, fuera de la estrechez de lo local, heredera de la rica tradición investigadora del XVIII, pues Malaspina fue el capitán de una gran expedición con la que, al mando de los navíos Descubierta y Atrevida, recorrió los siete mares durante cinco años desde julio de 1789 hasta el año 1794 investigando fauna, cartografiando, explorando el mar. Aquella expedición partió también de Cádiz. Con ello se cierra el círculo. Deseamos buenos vientos a los nuevos poseidones y a ver si podemos encontrar referencias a las investigaciones españolas en artículos científicos del mayor nivel que nos permitan abandonar actitudes derrotistas y pesimistas. ¡Buena singladura!

miércoles, 15 de diciembre de 2010

El nombre científico del Pinzón real (Fringilla montifringilla).

En francés, está ave, que en castellano se denomina Pinzón real, se denomina Pinzón del Norte. Es que esta ave anida, efectivamente, en el Gran Norte, en donde selecciona los grandes bosques de coníferas y abedules de Escandinavia. Este origen nórdico ha hecho que sea un ave mal conocida en el sur de Europa, a pesar de que se trate de un ave migratoria que pasa aquí los inviernos. Por ello ha recibido, según los países, nombres locales que resaltaban que se trataba de un ave "de fuera". Así en Francia se le denominaba también "Pinzón del mar", "pinzón de España", "pinzón de las Canarias", "pinzón de las Ardenas" ya que en este lugar francés pasa a veces el invierno (y además los pajareros de la zona lo cazan en grandes cantidades durante el invierno). En sueco o en alemán le llaman "Pinzón de montaña". Aunque anida en las llanuras de la taiga (los grandes bosques de coníferas y abedules septentrionales), en invierno se le puede encontrar también en montañas y en bosques de hayas tanto del norte como del sur (este año 2010 más de la mitad de la población europea de Pinzones reales, unos dos millones de ejemplares, han escogido los bosques vasco-españoles para su invernada). Fringilla, su nombre específico, lo tomaron los científicos del latín, en donde servía para denominar al pinzón. El nombre específico montifringilla resulta de la agregaciónn de dos palabras latinas: mons (montaña) y fringilla (pinzón). Por lo tanto el conjunto dicotómico que los científicos escogieron para denominar de una manera culta a esta ave quiere decir: Pinzón pinzón de los montes. Con ello no cabe duda de que fue designado por científicos que no lo conocían en las grandes extensiones planas de la taiga de Fenoscandia en las que anida, sino en las montañas en las que pasa sus inviernos. Debieron ser científicos alemanes o suecos, pues allí siempre le han llamado Bergfink. Osea Pinzón de montaña.

Pajarear es un privilegio.

He tenido la suerte de que me hayan aceptado como colaborador voluntario para la realización de varios proyectos de ornitología burgalesa. Paso muchos fines de semana por el norte de la provincia de Burgos (España) y suelo ir a un apartamento en Fresno de Río Tirón (Burgos). Saliendo, saliendo y saliendo para desarrollar proyectos ornitológicos en la zona por mi cuenta, llegué a la conclusión de que era mucho mejor, para los objetivos que me planteo de biología de la conservación, colaborar con grupos ya constituidos. Ayer hice mi primera salida dentro de uno de los proyectos que tengo asignados. La tarde era perfecta (sí la la del día 14 de diciembre ¿no te acuerdas?), lucía un sol bajo pero muy brillante. No soplaba el viento, pero el frío era notable. Una vez que se puso el sol bajaron las temperaturas hasta la frontera de los cero grados. El cielo estaba despejado. Una vez fijado el lugar de acuerdo a las coordenadas UTM que me habían sido entregadas, me dispuse a pasar la tarde en observación. En los chopos frente a mi observatorio se dejó ver un pico picapinos (Dendrocopos major). Buscaba agitado entre las más altas ramas de un chopo seco, y le brillaba al sol el rojo intenso de su área cloacal. Sobre el valle volaban dos milanos reales (Milvus milvus). En los árboles en los que deberían haberse posado las aves objeto de mis desvelos, se peleaban dos busardos ratoneros (Buteo buteo) cuyos chillidos se podían oir perfectamente a pesar de que una pala excavadora, cargando grano en dos camiones enormes, ocupaba todo el espacio sonoro del valle con su estruendo. Me parece que fue lo que hizo que las aves a las que yo esperaba no hicieron acto de presencia. Los propios busardos estaban muy nerviosos y miraban a un lado y a otro inquietos. El atardecer fue llegando poco a poco. A las seis se marcharon camiones y pala y la tranquilidad envolvió al vallecillo. El cielo, raso, la luna, en cuarto creciente. A lo lejos, el horizonte fue pasando de naranja a cárdeno rosado y gris. Se acabó el día. Tuve que marcharme cuando estaba ya demasiado oscuro para poder ver bien; serían las seis de la tarde. Había pasado tres o cuatro horas maravillosas. Cuando volvía hacia casa, corriendo por la autopista AP-1, rodeado de camiones tremendos y adelantado por coches de conductores encorbatados y muy serios, que venían de resolver importantes problemas financieros, probablemente, tenía la impresión de que yo era un privilegiado; frente a estas personas que iban hacia sus casas atareados, ajetrados, estresados, yo iba tranquilamente a casa después de haber pasado una hermosa tarde en el campo. Ya ves.


martes, 14 de diciembre de 2010

Pinzón real. Dormidero de pinzón real en el parque Natural del Gorbea (País Vasco. España).

El sábado día 11 a las 10 de la mañana, mi amigo el cantante avanzaba alegremente por las alturas del Parque Natural del Gorbea, cuando al llegar al Rellano de Gonga fue sorprendido por el ruido que producían miles, millones de alas de paseriformes. Todavía no había llegado al hayedo de Pagazuri cuando, del Nordeste al SW, estuvieron atravesando por encima de su cabeza, el Rellano de Gonga, durante más de quince minutos continuamente, sin interrupción, bandadas de miles de aves cada una. En la parte baja del refugio del Pagazuri, cruzaron por el cielo millones de pajarillos. Venían desde los bosques de coníferas de Barázar e iban a alimentarse en los hayedos de Pagazuri y Baltzolaga. Según el testigo, el espectáculo se describe con sólo tres palabras IN-CRE-ÍBLE. "Me impresionó, me impresionó, no había visto tanto pájaros nunca". "Había allí más pájaros que en la película de Alfred Hitchcok".
En las fotografías podemos ver los lugares de la aparición: el hayedo de Pagazuri, las Neveras de Pagazuri, Gonga, el Rellano de Gonga, el bosque de hayas de Baltzolaga, el Tocornal.


Las aves veían de los dormideros de Barazar y se dirigían a alimentarse en los hayedos del Gorbea. Pagazuri, en el idioma euskaldún, quiere decir "Haya Blanca". Y ello puede deberse tanto al color blanco de los troncos de las hayas como, en este caso más probablemente, a que en ese hayedo es muy común la presencia de nieve hasta muy avanzada la estación.

En el entorno del Parque Natural de el Gorbea se está produciendo, desde hace varias semanas la concentración invernal más grande de los últimos años de pinzón real (Fringilla montifringilla) en la Península Ibérica. Estas aves fueron las que sobrecogieron a mi amigo. El año pasado se creó el gran dormidero invernal de Pinzones reales, al norte del Pirineo en la localidad francesa de Gan, como oportunamente informó el Grupo Local SEO-Donosti. Este año se ha instalado a este lado de los Pirineos, y hemos tenido la suerte de que se instale en los alrededores del Parque Natural de El Gorbea y sus componentes utilicen los enormes hayedos de la zona para alimentarse. Los bandos son de varios miles de ejemplares, en total la cifra puede rondar los dos millones de aves concentradas en el Gorbea. Tengo la impresión de que el espectáculo sobrecoge (no me he acercado a verlo, no quiero molestar a estos visitantes tan especiales), pero sobrecoge más el saber que durante estos meses somos los responsables del bienestar de más del 50% de toda la población europea de estas aves.




Hasta la prensa local se ha hecho eco del acontecimiento. Parece ser que el hecho ornitológico fue descubierto por un ornitólogo de la Sociedad Aranzadi de Ciencias Naturales, Jose Ignacio Isasi, pero la noticia ha corrido como la pólvora. El diario El Correo en su edición del lunes día 13 manifestaba que "un hecho ornitológico excepcional y con pocos precedentes en España se produce estos días en puerto de Barazar". "Cientos de miles de pinzones reales han escogido las vaguadas cubiertas de abetos de Lawson para instalarse a pasar las noches invernales y de día alimentarse de hayucos en los inmensos bosques de hayas de la zona".

La Guía de Aves de Lars Svensson, cuya segunda edición acaba de ser publicada este mismo año 2010 en versión castellana por la Editorial Omega, en los párrafos dedicados al Pinzón real dice "algunos inviernos en los que hay abundancia de hayucos puede formar enormes bandos en torno a las hayas". (Op. cit. pág. 376).

Nidificante común en los bosques montanos de abedules de Suecia, Siberia, norte de Alemania, (lo que se conoce como Fenoscandia) prefiere coníferas más abiertas con algunos caducifolios entremezclados. Inverna en el centro y sur de Europa; en la península Ibérica, en donde se encuentra de octubre a marzo, lo hace en zonas agrícolas, prados, yermos, hayedos y bosques fluviales. También inverna en dehesas y otros ambientes, pero al parecer es bastante más abundante en lugares de montaña del Norte peninsular (Op. cit. pág. 376). Son tan grandes las concentraciones, que a su alrededor suelen poderse ver halcones peregrinos (Falco peregrinus), gavilanes (Accipiter nisus), azores (Accipiter gentilis) y esmerejones (Falco columbarius) que les acompañan en sus migraciones y predan sobre ellos.
La mejor guía de aves de España para la iniciación a la observación de aves, la de De Juana y Varela, en su página 204 dice: "Sólo se le puede ver en invierno. Ave propia de la taiga en época de cría, en invierno frecuenta bosques, sobre todo de hayas (cuyos frutos come) y cultivos". Su reclamo se parece al lejano sonido de una sierra mecánica.





lunes, 13 de diciembre de 2010

Fracaso, estrepitoso, de la conferencia de Cancún (Mëjico) sobre el clima.

Ya nos lo temíamos, y por ello hicimos esa mención en una de las entradas que publicamos en este blog el pasado sábado. Nos temíamos que los participantes en la XVI Conferencia de las Partes de la ONU sobre Cambio Climático retorcieran tanto la realidad que acabara pareciendo que la conferencia, celebrada en Cancún, iniciada el pasado 29 de noviembre y finalizada en la madrugada del pasado sábado día 11, no ha sido un estrepitoso fracaso. Pero la realidad es tozuda y el fracaso, estrepitoso o no, evidente. Hasta los más firmes defensores del éxito de la conferencia son prudentes. Los más entusiásticos, como la delegación española, dicen que "ha sido una noche muy emocionante", no porque se hubiera avanzado nada, sino porque, por lo menos, no se han roto todos los puentes; califican los acuerdos de "muy equilibrados". Los portavoces de dos de las más grandes asociaciones conservacionistas presentes, GreenPeace y WWF, cifran el "no fracaso" de la Cumbre de Cancún en que el acuerdo logrado en Cancún "facilitará un pacto global en la lucha contra el cambio climático a alcanzarse en la próxima conferencia", en el 2011 en Durban (Sudáfrica). El "no fracaso" lo cifran en que, si bien los posibles acuerdos se han retrasado hasta el 2011, "los países parten con un sentido renovado de buenas intenciones y la sensación de tener un propósito". Esta cita, que manifiesta una opinión estimulada por buenas intenciones y sensaciones positivas, no puede ser más inconcreta y etérea. ¿Por qué digo yo, y mantengo, que la cumbre de Cancún ha constituido un estrepitoso fracaso? Porque Estados Unidos, el mayor emisor histórico del Mundo, se niega a aceptar cualquier responsabilidad y no desea más que un compromiso muy débil en cuanto a la reducción de sus emisiones. Porque Rusia y Japón se niegan a que haya un nuevo compromiso como el de Kioto en el que se fijen reducciones de emisión. Porque Bolivia no ha querido sumarse a ninguno de los acuerdos alcanzados al considerar que no son suficientes en absoluto para acabar con la emisión de gases de efecto invernadero, causantes del calentamiento de la Tierra. Porque no se ha incrementado ningún compromiso de reducción de emisiones, por ningún país, de los que se anunciaron en la fracasada cumbre de Copenhague. Porque Bolivia ha anunciado que va a recurrir los acuerdos de Cancún ante el Tribunal Internacional de Justicia de la Haya. Porque los únicos acuerdos concretos consisten, exclusivamente en introducir en textos oficiales de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático (CMNUCC), y darles de esta manera rango de Acuerdos Internacionales, acuerdos internacionales ya existentes, tomados en otros foros y circunstancias sin incrementar ni una sóla de las cantidades, cifras, etc. ya acordadas previamente. Como mínimo, reconocerás que estas características de los acuerdos obtenidos en Cancún, hacen que sea legítimo decir, con los grandes grupos ecologistas que "quedan retos políticos sin abordar y mucho trabajo por delante". O sea, pues eso.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Fauna silvestre urbana en el Puerto de Santa María (Cádiz.España)

Nada más terminar de escribir las dos entradas anteriores esta mañana, me he ido a pasear por la playa. Como confirmación a todo lo comentado sobre fauna urbana, nada más llegar a la playa de Santa Catalina hemos visto trece correlimos tridáctilos (Calidris alba) sobre las rocas ostrioneras. La bandada estaba sola, y mientras uno de sus componentes se movía y buscaba entre las rocas, el resto permanecía tranquilamente quietos. A no demasiada distancia, entre cinco y diez metros, un vuelvepiedras común (Arenaria interpres) se movía totalmente concentrado en su labor. Sobre ellos ha pasado un solitario charrán patinegro (Sterna sandvicensis). Poco más allá, a la altura de los jesuitas, cuatro alondras comunes (Alauda arvensis) se alimentaban en el gran talud arbustivo y levantaban el vuelo al vernos. En la misma zona dos garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) nos precedían levantando el vuelo y volviuendo a posarse unos pasos más allá cada vez que nos íbamos acercando a ellas, etc. etc. Simplemente hay que mirar para ver.

La Conferencia de Cancún sobre el clima.

Ni me apetece escribir sobre esta Conferencia, la COP 16 y CMP 6, sobre el Clima. Otro estrepitoso fracaso. Después del relativo fracaso de la Cumbre por el Clima en Copenhague, se pusieron muchas esperanzas en la que en Cancún (Méjico) se iba a celebrar entre el 29 de noviembre y el 10 de diciembre del 2010. No sé lo que dirán las agencias de prensa esta tarde (la Conferencia se ha prolongado hasta este sábado día 11 para intentar configurar algún acuerdo), pero es evidente su fracaso. Es sumamente meritorio el esfuerzo de las grandes organizaciones conservacionistas, como Greenpeace, pero la incapacidad de los gobiernos para poner límites a las ansias expansivas de sus grupos económicos, deja palmariamente al descubierto la imposibilidad de evitar la emisión salvaje de gases de efectos invernadero a la atmósfera. En el año 2012 finaliza la vigencia del Protocolo de Kioto -ciudad en la que una parte sustancial de los países desarrollados y algunos emergentes firmaron un convenio por el que ponían fechas y cantidades a la reducción de emisión de gases de efecto invernadero- por lo que desde la ONU intentan cerrar un gran acuerdo mundial que permita la permanencia de límites a la emisión de los gases, de generación antrópica, que están provocando el cambio climático. Ha sido imposible concitar el acuerdo de los grandes contaminadores. ¿Qué mundo vamos a dejar a las generaciones futuras? Es una pregunta que me golpea el pecho como un puño. Quizás todos debamos tomarnos la problemática del cambio climático con mucho más rigor y exigencia. Las grandes asociaciones conservacionistas de ámbito mundial pueden, si cuentan con el respaldo civil suficiente, llegar a convertirse en el necesario contrapoder social frente al capitalismo de la economía de libre mercado. ¿O quizás, como afirma el admirado ecólogo Carlos Montes, no es posible resolver los grandes problemas medioambientales, entre ellos el del cambio climático, en tanto no se cambie el modelo económico mundial? Tengo la impresión de que este nuevo fracaso de la cumbre por el clima, una vez más, y van... parece darle la razón. ¡¡¡A las armas de la Paz, ciudadanos!!!

Fauna ornítica silvestre entre las calles de El Puerto de Santa María (Cádiz.España).

Hay muchas maneras de ver El Puerto. Hay quien ve su vida marítima. Quien se fija en sus bodegas y en el flamenco. Quien alaba su oferta gastronómica. Quien disfruta en sus peluquerías y en su comercio popular. Museos, fundaciones, restos arqueológicos, Academias, Centros Comerciales, instalaciones deportivas, playas, bosques urbanos, iglesias, procesiones, salas de fiestas, sexshops,... todo lo que puede ser deseado para disfrutar desde cualquier punto de vista puede ser encontrado en algún lugar de El Puerto. Pero casi todo eso no tiene más mérito que el darse con ello de bruces. Encontrarlo no es difícil pues las oficinas de turismo, pública y de los hoteles, te lo ofrecerán todo perfectamente envuelto en papel de regalo. Hay otras formas de ver El Puerto, una de las cuales es husmear la fauna silvestre que ha entrado por las rendijas de las puertas que la civilización y el progreso han dejado entreabiertas. No hablamos sólo de lagartijas, moscas, mariposas o cucarachas. Hoy vamos a presentar algo de la fauna urbana ornítica de especies silvestres. Carbonero común (Parus major).

En las dunas de San Antón, ayer por la tarde revolvía por entre las ramas de los pinos, una pareja de carboneros comunes (Parus major). Alborotaban con sus cantos y reclamos y se colgaban, en posturas inverosímiles, de las puntas más leves del enramado. A los pies de algunos pinos de esas mismas dunas, quedan los restos de las egagrópilas que regurgita el cárabo común(Strix aluco), después de haber digerido sus presas. Restos de lagartijas, avecillas, insectos, ratones domésticos y ratones de campo entrelazan sus restos en esos bolos de material no aprovechable por el ave.

Cormorán grande (Phalacrocorax carbo).

Los cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo) están este año completamente aislados y despistados. Parece ser que la Junta de Andalucía, anteponiendo los intereses particulares de los acuicultores a los generales del resto de la sociedad, ha autorizado recientemente su eliminación. Escopeteros apostados en los alrededores de zonas húmedas disparan a todo cormorán que se acerca por allí. No sé si hay periodo de veda o si, simplemente, disparan en todo momento sobre ellos. El resultado es que solitarios cormoranes se ven, nerviosos y perseguidos, en las playas urbanas de El Puerto, como el que había el día de la Inmaculada en la de La Calita, o el solitario y vigilante que, en este caso en Sanlúcar de Barrameda, intentaba pescar en las aguas del Guadalquivir. Se hace extraño ver a estas grandes aves negras volando aterrorizadas sobre las calles de El Puerto para amerizar a pocos metros de la orilla, en las agitadas aguas de la Puntilla, por ejemplo.


Cárabo (Strix aluco), cuyas egagrópilas se pueden encontrar a los pies de los pinos que utiliza como posaderos en las Dunas de San Antón.


Está resultando muy curioso ver todos los días a una pareja de aviones roqueros (Ptyonoprogne rupestris) cazando entre los edificios de la calle Aitana. Supongo que están de paso, aunque la estación va avanzando, y parecen haber sustituido los barrancos pétreos en los que viven naturalmente por las paredes del edificio Pizarro o el Balboa, cuyas fachadas dan a esa calle.


Avión roquer0 (Ptyonoprogne rupestris).


A veces la observación del cielo entre calles, nos depara piezas de mucho mayor tamaño como esta aguililla calzada (Hieraaetus pennatus) que cruzaba rauda el cielo de Sanlúcar de Barrameda el pasado día 8 de diciembre. Perfectamente visible, claramente diferenciada de las gaviotas, volaba desde los árboles de Doñana hacia el interior de los campos de cultivo que rodean Sanlúcar en dirección a El Puerto, dejándose ver por quienes paseábamos por el nuevo paseo marítimo de Sanlúcar (y mirábamos al cielo). Porque esa es otra.



Aguililla calzada (Hieraaetus pennatus) morfo claro.

Estas aves no salen en las guías turísticas. Para ver estas aves hay que tener la curiosidad de mirar. Si no perdemos el gusto por escrutar la naturaleza, incluso en pleno ambiente urbano, podremos ver limícolas como el correlimos común (Calidris alpina), que en Cádiz llaman "vetyven", o el andarríos chico (Actitis hypoleucos) buscando su diario sustento entre las piedras y los restos que el temporal ha arrojado a la playa de la Puntilla -la más urbana de las playas de El Puerto- como los que vimos nosotros el pasado día 9. Aquí comparten espacio y alimento con las gaviotas sombría (Larus fuscus), patiamarilla (Larus michaellis) o la reidora (Chroicocephalus ridibundus) que presenta su escueto auricular negro de invierno, en sustitución a su capirote oscuro del verano. A los gorriones (Passer domesticus) y a las cigüeñas blancas (Ciconia ciconia), que se asoman al diario acontecer de las gentes de El Puerto desde las torres de la iglesia Mayor Prioral en la Plaza de España, enseguida podremos añadir cernícalos vulgares (Falco tinnunculus), los mirlos (Turdus merula) de los parques; las currucas cabecinegras (Sylvia melanocephala) de los jardines privados de las urbanizaciones, o los estorninos pintos (Sturnus vulgaris) y negros (Sturnus unicolor) que silban y chistan desde lo más alto de sus oteaderos. Incluso las ruidosas cotorras de Kramer (Psittacula krameri), o quizás sean argentinas (Myiopsitta monachus), se dejan ver y oir mientras se dirigen a sus dormideros entre palmeras. En otras épocas se unen a la comunidad ornítica los vencejos (Apus apus), aviones comunes (Delichon urbica), las golondrinas (Hirundo rustica) o los abejarucos (Merops apiaster), cuyas voces llenarán los atardeceres veraniegos. Las ciudades tienen muchas puertas abiertas al campo por las que se cuelan entre nosotros aves totalmente silvestres. Hacen su vida tranquilas entre nosotros. Sólo esperan que las dejemos en paz. Pero a cambio nos ofrecen la posibilidad, siempre satisfactoria, de su observación. Únicamente hace falta mirar un poco hacia el cielo.






lunes, 6 de diciembre de 2010

Censo de espátulas (Platalea leucorodia) en los Toruños con los Jartibles de la Bahía.

La cita era a las diez de la mañana en el Centro de Interpretación de los Toruños, del parque Natural Bahía de Cádiz, para realizar un censo de espátulas (Platalea leucorodia). La convocatoria la había hecho Carmen Azahara en nombre de la Asociación Conservacionista "Los Jartibles de la Bahía". Nosotros habíamos llegado la noche anterior después de atravesar España de costa a costa, bajo la nieve y la lluvia hasta llegar a las sierras de Béjar, en donde todos los elementos se fueron calmando y la transparencia del aire daba algo de mágico a la noche. Después de las presentaciones de rigor, pues no nos conocíamos en persona, atravesamos la puerta y nos recibió el prolongado relincho del Pito real (Picus viridis). Nos dirigimos tranquilamente hacia la Salina de los Desamparados, contemplando todas las aves que nos salían al paso. Las espátulas eran la disculpa, pasar una mañana pajareando era el objetivo real. Desde la copa del árbol nos observa sin perder detalle una urraca (Pica pica), hasta hace una decena de años prácticamente inexistente en la provincia de Cádiz y hoy en plena expansión. Debajo un zarapito trinador (Numenius phaecopus), que junto al zarapito real (Numenius arquatta) son los dos representantes del Género en la Bahía.

Un grupo de ciclistas hizo levantar el vuelo a una gran bandada de zancudas, limícolas y gaviotas. Entre las garcetas comunes (Egretta garzetta), las garzas reales (Ardea cinerea), y las gaviotas patiamarillas (Larus michahellis) y reidoras (Chroicocephalus ridibundus), creí ver cigüeñas negras (Ciconia nigra). Lancé un grito "¡cigüeñas negras!, ¡por lo menos tres cigüeñas negras". Nadie se inmutó. Creí que me había equivocado, pero no, eran cigüeñas evidentemente, y eran cigüeñas negras. Pregunté. "¿Habéis visto las cigüeñas negras?". Me calmé, volví a preguntar "Eran cigüeñas negras, ¿verdad?". "Ah, bueno, sí", dijeron. Yo no daba crédito. Eran las tres primeras cigüeñas negras que veía tranquilamente en mi vida. Había visto una hacía unos años, en el parque natural de Doñana, pero de lejos y sin telescopio apropiado. ¡Aquí no había nadie impresionado! "Ah, bueno, sí. Es que ¿sabes? aquí son muy comunes. Invernan todos los años. Se quedan cincuenta o sesenta". La leche, ¡menos mal! creí que estaba en un grupo de inmutables ornitólogos británicos. Pero no, la explicación era sencila. Veían más cigüeñas negras que yo Milanos reales en Fresno de Río Tirón (Burgos. España). Señores, estábamos con los Jartibles de la Bahía en el Puerto de Santa María (Cádiz. España). A la pa' de Dió.

Tres cigüeñas posadas junto a un montículo. Vistas con sesenta aumentos, todas ellas echaban gotas de agua desde la punta de su rojo pico.

Eran inconfundibles con su silueta de cigüeña y sus alas y cabeza negras. ¡No me había equivocado!














El archibebe común (Tringa totanus), con sus patitas color de fuego, intenta ocultarse entre salicornias y almagros, pero enseguida levantó el vuelo gritando indignado porque lo hubiéramos visto. Las emociones no habían hecho sino comenzar. Pronto fue Carmen Azahara la que lanzó el grito: "¡El águila pescadora!". En efecto, desde muy arriba en el cielo venía descendiendo una solitaria águila pescadora (Pandion haliaetus). Muy pronto se puso al alcance de la vista de todos y pudimos disfrutar de su magnífica silueta de ave inconfundible, espigada, con su antifaz negro y cuerpo blanco. También aparecieron las espátulas. Nos habían dicho que había muchísimas; nosotros conseguimos censar más o menos a la mitad de las que esperábamos. No llevaban anillas de colores o para verlas de lejos, pero una de ellas llevaba anilla metálica en su pata izquierda. La mayoría eran ejemplares jóvenes. Seguimos el recorrido y pudimos ver chorlitejo grande (Charadrius hiaticula), andarríos chico (Actitis hypoleucos), chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus), cigüeñuela común (Himantopus himantopus), zampullines comunes (Tachybaptus ruficollis), chorlito gris (Pluvialis squatarola), un solitario buitre leonado (Gyps fulvus) y una buena representación de paseriformes. Entre ellos curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala), estornino pinto (Sturnus vulgaris), tarabilla común (Saxicola torquata), mosquitero común (Phylloscopus collybita), como se ve en la foto, etc.






El mosqui.

Nos íbamos ya y vino a despedirnos una bandada de nueve gansos comunes (Anser anser). Aquí los tenéis volando sobre nuestras cabezas bajo un cielo azul esmaltado de nubes blancas. Nos despedimos del grupo. Habíamos conseguido los objetivos. Habíamos censado las espátulas del Parque Natural Bahía de Cádiz y habíamos pajareado. Apuntamos más de treinta especies. Pero sobre todo habíamos colaborado con los Jartibles de la Bahía. La impresión magnífica, pero tengo para mí que no va a ser la última vez que nos veamos. Por cierto Carmen Azahara tiene un blog nuevo tan espectacular como el otro que tenía. Se llama Only Birds y está en blogspot. ¡Gracias Jartibles!









Con el mal tiempo que hace, acércate al cine para ver Sierra Morena: "Entre lobos".


Ayer fuimos a ver la película de ese título, "Entre lobos". Fuera jarreaba y retumbaban los truenos. Dentro del cine hacía mucho calor, lo cual incrementó la sensación de que ahora vivimos muy bien, en comparación con los años que el protagonista vivió "Entre lobos". Título nada retórico. Real como la vida misma. Es la verdadera historia de la infancia y juventud de un paisano del valle de los Pedroches, en plena Sierra Morena cordobesa. Un niño, llamado Marcos Rodriguez Pantoja, que vivió en la Sierra hasta los años sesenta del siglo pasado, casi veinte años. Nació en el año 1946 en pleno corazón de la Sierra. Muerta su madre, su padre lo vendió, por cinco cabras a un "señorito", cuando tenía siete años. Instalado en una cueva del Valle del Silencia, se dedicó a pastorear cabras en la Sierra. Olvidado de todos desde la muerte del cabrero al que acompañaba, fue salvado por los lobos que entonces señoreaban esas cumbres y esos valles; viviendo con ellos, sin ningún contacto con humanos desde 1954 hasta 1965. La película estupenda, las imágenes rodadas con una enorme belleza, y los paisajes, los animales, el lobo, los árboles, tengo la impresión de que dejarán encantado a cualquier aficionado. La vida salvaje en la Sierra se entrecruza con la del protagonista y por ello veremos búhos reales (Bubo bubo), jinetas (Jenetta jenetta), buitres leonados (Gyps fulvus) (impresionante la escena de la bandada devorando un cadáver), águila-azor perdicera (Hieraaetus fasciatus), topillo (Microtus arvalis), lobo ibérico (Canis lupus signatus), venados (Cervus elaphus), zorzales (Turdus philomelos), perdiz roja (Alectoris rufa), etc. junto a un huroncilo doméstico. Superecomendable. La historia es emocionante e interesante, y el paisaje soberbio. La sorpresa viene al final, cuando el auténtico Marcos Rodriguez, ya con 61 años, aparece en la película y es acariciado por un enorme ejemplar de lobo, desgraciadamente desaparecido de esas serranías en la actualidad. Sin embargo, la conservación de esos lugares hoy está asegurada al formar parte del Parque Natural de la Sierra de Cardeña y Montoro.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Los Milanos Reales (Milvus milvus) en Fresno de Río Tirón.


Aquí se ven los sotos del Retorto, en primer plano, y del río Tirón, al fondo, flanqueando el caserío de la localidad burgalesa de Fresno de Río Tirón. Espacio en el que la concentración de Milanos reales (Milvus milvus) está propiciando este año bonitos espectáculos y escenas curiosas, después de un decepcionante inicio de temporada, al que sólo asistieron media docena.

Ya he comentado en una entrada anterior que el dormidero de milanos reales (Milvus milvus)que, bien en el soto del río Retorto bien en el soto del río Tirón, todos los años se instala en Fresno de Río Tirón, parece que por fin va creciendo. Ha habido un momento este año en el que parecía que había desaparecido. De cuarenta aves que contabilizamos el año pasado desde finales del mes de octubre, este año no había ni media docena. Ya al comentar este hecho, hacíamos votos porque se recuperara a lo largo de la estación. Pues bien, un mes más tarde, el dormidero ya reúne a más de veinte ejemplares. Todavía estamos en la mitad de los del año pasado, pero el número va creciendo. Como es natural ello es motivo de alegría en este blog. Tantos milanos juntos en un espacio relativamente reducido provocan escenas curiosas. Por ejemplo, esta mañana más de media docena de ellos se alimentaba en un campo recién labrado, cuando dos cornejas los han hecho levantar el vuelo y dejarles el campo libre. Una pareja ha estado interactuando volando juntos, entrechocando las garras y haciendo caídas en tirabuzón de espaldas junto a los chopos en los que habían pasado la noche. Un buen grupo esperaba pacientemente a que un tractor se alejara, en su ir y venir arando, para abalanzarse sobre el surco recién abierto. Tengo la impresión de que, por muy acostumbrados que estén los agricultores a este espectáculo, ver a media docena de estas grandes rapaces disputando un primer lugar en el surco debe de producir alguna sensación. Ahí están, posados en las fincas, comiendo lombrices, levantadas en abundancia por la reja del arado. A ver si hay suerte y no se envenenan con los productos químicos que saturan estas tierras españolas en general. Las fincas que son abonadas con abono natural, bastante numerosas en la zona pues de esta manera se da salida a las camas del ganado vacuno, reciben la visita entusiasta no sólo de los milanos reales sino de miriadas de pajarillos, desde zorzales (Turdus sps.), lavanderas (Motacilla sps.) y colirrojos (Phoenicurus ochruros) hasta cornejas (Corvus corone) y cigüeñas blancas (Ciconia ciconia). Está siendo un otoño de una enorme belleza y de gran riqueza de fauna ornítica.