Mi Código de la Circulación por la carretera de la vida.

"Yo soy solo uno. Puedo hacer solo lo que uno puede hacer; pero lo que uno puede hacer, yo lo hago" (John Seymour, 1914-2004). //La sinceridad está sobrevalorada.// Antes de hablar ten claro que las palabras sean más oportunas que el silencio.// No discutas nunca con un imbécil. Te obligará a rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia.// ¡Cuántas veces no se pretende sólo derrotar al contrario, sino más bien hundirle tanto en lo profesional como en lo personal!// ¿Quieres ser feliz un instante (o dos)? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!// Cuanto más pequeño es un corazón, más rencor alberga.// No juzgues. Todas las personas te pueden sorprender si les das la oportunidad.// Tú sigue adelante, si alguien quiere ir contigo, que tire también.// No mires mucho alrededor, sigue adelante pues como dijo no sé quién: "es preferible pedir disculpas a pedir perdón".// No es posible caer bien a todo el mundo. Hagas lo que hagas unos te querrán y otros te aborrecerán. Es inevitable.// El ser humano forma parte de la Naturaleza y es un ser vivo como los demás (árboles, zorros, libélulas, bacterias) por lo que está sometido a los mismos procesos vitales.// Las religiones son el principal enemigo de la salud mental.// Si soy normal, y hago esto y lo otro, seguro que todas las demás personas harán lo mismo o cosas parecidas.

viernes, 27 de mayo de 2011

La transformación del paisaje.

El paisaje es una expresión de la comunidad. El paisaje ha ido construyéndose entre todas las personas que actúan sobre él. El paisaje urbano o no urbano son historia pública. El paisaje está siempre en transformación, pero como creación conjunta que es, su transformación también ha de ser democrática. La modificación del paisaje ha de ser una tarea colectiva. No se puede abandonar este compromiso en manos de los profesionales, los cuales, ocultando a veces sus razonamientos bajo un lenguaje experto, se arrogan la competencia exclusiva en la modificación del paisaje. Contra el urbanismo de los urbanistas, contra la ciencia de los técnicos profesionales, la comunidad ha de ser llamada a la toma de decisiones trascendentales. El diseño tiene una dimensión política porque tiene una repercusión pública. La forma de desarrollo de los proyectos modificadores del paisaje ha de formar parte de los proyectos desde sus inicios. Contra la imposición técnica. Cada enunciado arquitectónico es autoritario, no busca el diálogo. Sin embargo al ser el paisaje una expresión de la comunidad, no se puede dejar en unas pocas manos; las cuales además, a veces, bajo la jerga técnica ocultan los intereses de una parte de esa comunidad: la transformación como inversión, la transformación atendiendo a los intereses del dinero,... Parece que el lenguaje experto, la jerga, tiene una solución siempre ¿Los que viven allí no tienen nada que decir? La participación de toda la comunidad no es una condición meramente deseable, sino que deviene en una exigencia de excelencia. La transformación ha de ser colectiva, enriquecida con múltiples puntos de vista. Lo contario no es más que otra forma más de injusticia medioambiental.

jueves, 26 de mayo de 2011

Consecuencias evidentes del cambio climático.

Cuando los comentaristas especializados en el cambio climático publican sus opiniones sobre los desplazamientos de seres vivos que producirá, a veces las cosas que dicen nos parecen exageradas o secundarias. Hay muchas informaciones en la red sobre los problemas de aislamiento de las aves que irán subiendo poco a poco por las faldas de las montañas buscando el frescor y las condiciones climáticas de las alturas. O la práctica desaparición del oso blanco (Ursus maritimus, antes Thalarctos maritimus) en libertad. También se pueden leer informaciones sobre aves africanas, como el camachuelo trompetero (Bucanetes githagineus) que habita ya normalmente en el sureste de la Península Ibérica. O el avance hacia el norte del elanio azul (Elanus caeruleus). También el busardo moro (Buteo rufinus) avanza desde sus cuarteles africanos hacia la Península pero sin llegar de momento a las latitudes a las que llega el elanio. Las informaciones hablan del desplazamiento hacia el norte de la fauna australiana; los problemas de supervivencia de los anfibios en un ambiente cada vez más cálido y seco. Y es que algunas de las consecuencias del cambio climático van a ser así, aparentemente irrelevantes, casi inapreciables, pero continuas, imparables.




En su edición de ayer día 25 de mayo, el prestigioso diario norteamericano The New York Times publicaba un artículo de Suzanne Daley sobre los africanos que viven en los bosques andaluces. Expulsados de África por las condiciones de extrema pobreza en que se desarrolla la vida al sur del sahel, jóvenes agricanos se han lanzado a la aventura de su vida, imprescindible para su supervivencia, de trasladarse a Europa. Se lanzan atraídos por las luces, los coches y el oropel; pero sobre todo expulsados por la desertificación, la pobreza, la sequía, en gran parte causada por el cambio climático. Sacados de sus pueblos y llevados a las ciudades por la sequía, acaban malviviendo en condiciones inhumanas en barrios entre chatarra y basura. Condiciones de vida agravadas por la corrupción y las diferencias de renta existentes en sus países. También estas migraciones de las personas son inapreciables cuando los emigrantes se integran en ciudades y pueblos, pero en el artículo que reseñamos, Suzanne Daley nos presenta a personas que no tienen nada, que han perdido todo en su marcha hacia el Norte y que habitan en los bosques de Andalucía. Los interesados, somalíes, eriteros, senegaleses, nigerianos, gambienses, vivían en condiciones extremas en las ciudades de sus países y ahora sobreviven en condiciones inhumanas en los bosques de Huelva. "No somos gente de la selva. Somos civilizados, pero así es como vivimos ahora, en el bosque. Sufrimos aquí". Se estima que en los bosques del sur de España, en la Comunidad Autónoma andaluza, más de 10.000 personas se refugian en chabolas y chozas de plástico y cartón. Esta es una muestra de los movimientos de poblaciones humanas ocasionados por el cambio climático. De las ciudades del sur a los bosques del norte. En sus países sobrevivían con 50 $ al mes, aquí llegan a reunir 42 $ al día. El sol aprieta, pero más aprieta la pobreza. Estas son las migraciones del futuro. Poco a poco, sin hacerse notar hasta que sean un movimiento imparable. No es posible impedirlo. No es posible poner barreras a las personas desplazadas por el hambre y la corrupción.

martes, 24 de mayo de 2011

El 20 de mayo en Fresno de Río Tirón (Burgos.España). Spain.

El pasado fin de semana, como siempre, fuimos a pasarlo en Fresno de Río Tirón, localidad del norte de la provincia de Burgos (España). Desde que llegamos el viernes por la tarde el espectáculo, para un pajarero, estaba servido: el sol estaba en todo lo alto y soplaba un suave vientecillo procedente del norte que mantenía la temperatura a 19ºC. El cielo lo ocupaban varios centenares de vencejos (Apus apus) que sobrevolaban los tejados habiendo formado ya sus chillonas bandadas. Algunas decenas de golondrinas (Hirundo rustica) vuelan más cerca del suelo; los aviones comunes (Delichon urbica) pican hacia los nidos que, en algún caso tiene ya pollos. Justo enfrente de la terraza desde la que estamos disfrutando el espectáculo, desde una antena de televisión cercana, nos recibe un macho de escribano soteño (Emberiza cirlus); inconfundible con la garganta y lista ocular negras, lo que deja bien a la vista las tres bandas amarillas. Al final de la calle, en lo más alto de la espadaña de la torre de la iglesia, junto a la cruz, en el nido de las cigüeñas blancas (Ciconia ciconia) bullen los jovencísimos pollos. Vemos con certeza dos, pero incluso podría haber un tercero. La fecundidad este año está siendo altísima, esperamos que la acompañe el éxito reproductor. Las lavanderas blancas (Motacilla alba) recorren como doctores enlutados los tejados próximos.Acuarela de "las traseras" (Fresno de Río Tirón).





Al sur de la casa, en la zona que denomino de "las traseras", la actividad es de una agitación parecida. El sol da más directamente. El aire está lleno de copos de álamo negro, que por aquí llaman chopo (Populus nigra). Desde una viga que sobresale del tejado de uno de los edificios antiguos de la zona, un macho de collalba gris (Oenante oenante) vigila su zona y se lanza de vez en cuando a por alguna presa que no puedo identificar. La luz menguante, procedente del oeste, ilumina la escena dándole un carácter de escenario de première. Todo nuestro tejado está lleno de nidos de gorrión (Passer domesticus), vencejo y estornino negro (Sturnus unicolor) y la actividad es incesante. Llamadas, reclamos. Unos están empollando, otros constuyendo sus nidos y no paran de bajar a las parcelas de "las traseras" a recoger briznas de hierba y palitos. Otros están ya criando, y una y otra vez suben al nido con presas en el pico: lombrices, larvas de insectos, orugas, arañas. Cuando abandonan el nido lo hacen llevando en sus picos los sacos fecales de sus pollos (dejándolos caer en la terraza de mi vecina del primero y poniéndosela perdida, pero ella no se queja porque también es de una familia que ama a los pájaros). Ya no canta el ruiseñor (Luscinia megarrynchos). Ha pasado, desde hace un mes, cantando a la luna su mal de amores. Todos los vecinos estábamos acongojados. Unos porque no les dejaba dormir, y otros porque sabíamos que si el ruiseñor canta es porque no ha encontrado hembra receptiva a sus encantos. Los ingleses, expertos en poner a las aves el nombre más obvio, le llaman nightingale, "la voz de la noche". Por fin todos tranquilos. Los unos pueden dormir, los otros nos alegramos de que la vida íntima del pajarillo se esté desarrollando satisfactoriamente. Desde el interior de los espesos matorrales, que he representado a la derecha en la cuarelita, ya no sale su tremendo canto melancólico. ¡Bien por el señorito! La hembra, mucho más discreta, ni anunció su llegada ni sabemos nada de su disposición y entrega, pero algo ha de haber pues ha callado al macho.




La primavera está desatada por todas partes. Los campos cercanos se han poblado de amapolas escarlatas (Papaver rhoeas); las verdes masas del sauco (Sambucus nigra) se han cubierto de blancas flores, preludio necesario de las moradas bayas del final del verano. La luz sigue cayendo cuando una abubilla (Upupa epops), con su revolera de colores, surge de la tierra y se aleja volando hacia las huertas del río. Tengo la impresión de que estamos en el núcleo de la primavera primigenia y que, ante nuestros ojos, se está desarrollando, como desde hace miles de años, en toda su intensidad el drama de la vida, la muerte y la regeneración.

lunes, 9 de mayo de 2011

Huevos en el patio trasero.

Estos días la primavera va haciendo su efecto y los animalillos van respondiendo a sus urgencias. Como muestra de ello, es muy común que, bajo aleros, árboles y matorrales de patios, jardines y parques, veamos por el suelo cáscaras de huevecillos. Duran muy poco en el suelo, porque además de ser muy finas sirven de complemento alimenticio a una miríada de insectos y pequeños mamíferos; además de que los propios adultos pueden engullirlas en ocasiones. A pesar de ello, a menudo las encontramos pero no sabemos a qué especies pertenecen. Sin embargo, el poder identificarlas nos produce gran placer. Por ello he preparado un dibujito con los huevos de las especies más comunes a nuestro alrededor. Antes de comentar el aspecto de estos huevos he de hacer dos reflexiones. La primera es que he puesto el colorido y el tamaño más extendido pero hay muchos matices y una misma ave puede presentar variaciones de color bastante diferentes. He ilustrado las más comunes. Respecto al tamaño, mucho menos variable en general, he puesto las dimensiones medias más reconocidas por los especialistas. Respecto a la segunda, quiero insistir en que esta lámina es para ayudar a identificar las cáscaras que podemos encontrar en el suelo. Jamás, jamás, jamás debemos meter la nariz en los nidos para curiosear, y mucho menos tocar huevos o pollos. Los adultos pueden llegar a aborrecerlos y abandonar los nidos, con la pérdida subsiguiente de toda la pollada. Jamás deberíamos tocar los pollos en el nido, por más que técnicas de investigación, muy intrusivas, admitan como asumible la intervención en el nido. La escala de representación es 1:1 (tamaño natural). Se ha representado sobre un cuaderno milimetrado para que sea más fácil observar el tamaño. También he dibujado medio huevo de gallina para que sirva de punto de comparación visual (un magnífico huevo de 7'1 x 4'2 cms que me regaló Luci, la carnicera de Fresno de Río Tirón).
Estornino negro (Sturnus unicolor): En este momento están ya los pollos en el nido. Son de las primeras cáscaras en aparecer. Se ve a los adultos llevando cebas y retirando sacos fecales. Anidan en agujeros de árboles, rocas y bajo los tejados de las construcciones humanas. De color verde azulado uniforme. 31'2 x 21'5 mm.

Lechuza común (Tyto alba): Anida en edificios abandonados o con muy poco uso. Todavía es muy pronto para encontrar sus cáscaras en nuestras latitudes. Sus huevos son levemente elípticos. Blancos uniformes. 39'7 x 31'6 mm.

Gorrión común (Passer domesticus): De las aves más tempranas de nuestro entorno. Los huevos ya están en los nidos aunque es demasiado pronto para encontrar cáscaras. Anidan en agujeros y grietas de los edificios. Son muy comunes bajo los tejados de teja. Variaciones de color dentro de la puesta. Hemos dibujado uno beige con marcas más oscuras, pero pueden ser más claros con motas grises, pardas, etc. En general muy manchados con manchas bastante grandes. 22'5 x 15'7 mm.

Mirlo común (Turdus merula): Su presencia es muy notable en parques y jardines. En este momento tienen ya a los pollos en el nido, por lo que tanto la hembra como el macho se dedican a cebarlos transportando lombrices y larvas de insectos en el pico. Sus cebas son incesantes. Es posible encontrar sus cáscaras. Son muy comunes los nidos en matorrales y vegetación baja. Los huevos son de color pardo; si bien hay variaciones desde el azul claro hasta el tono pardusco como el representado, en general están muy punteados y finamente moteados de color pardo rojizo claro lo que da a la cáscara un tono general pardusco. 29'4 x 21'7 mm.

Petirrojo (Eritachus rubecula): Común en sotobosque y matorral aunque puede aprovechar construcciones humanas anidando en el bolsillo de una vieja chaqueta colgada o en un viejo puchero. Hasta primeros de junio no suelen salir los pollos en nuestras latitudes. Este año están muy discretos y apenas se ven. He visto muy pocas parejas. Sus huevos son de coloración variable, pero siempre con marcas muy dispersas y profusas que llegan a ocultar el color base de la cáscara quedando toda ella cubierta de color pardo, como la hemos dibujado. 19'9 x 15'4 mm

Herrerillo (Cyanistes caeruleus): Cría en el sotobosque y en los grandes árboles. Este año está muy visible. Ya han realizado las puestas y está llevando las cebas. Sus huevos son blancos con puntos, motas o pequeñas manchas de color rojizo. Frecuentemente formando un anillo alrededor del polo más ancho. 15'6 x 12 mm.

Juilguero (Carduelis carduelis): Cría sobre todo en los árboles. Ahora mismo, en nuestros alrededores, la pareja está cebando. Sus huevos son de color claro, azul muy pálido, con finas marcas confinadas al polo más ancho. 18'3 x 13'4 mm.

Chochín (Troglodytes troglodytes): Anida en el matorral. Difícil de ver pero relativamente fácil de oir. Sus huevos son blancos. A menudo inmaculados, o con una pequeña área de manchitas negras o pardo-rojizas en el polo más ancho. 17'6 x 13'3 mm.

Carbonero común (Parus major): Ave de árbol. Su canto de sierra se puede oir insistetemente desde hace un mes. Es bastante tempranero, por lo que es posible encontrar ya cáscaras de huevo. Sus huevos son de color blanco, casi siempre con manchas, y puntos de color purpúreo. 17'5 x 13'5 mm.

Zorzal común (Turdus philomelos): Cría en bosques., pero también en parques y jardines con arbustos y setos espesos. Sus huevos son de color azul brillante con manchas dispersas de color negro o pardo oscuro. 27'4 x 20'8 mm.

Los datos de tamaños y descripción de los huevos se han tomado de HARRISON, Colin. Guía de Campo de los nidos, huevos y polluelos de las aves de España y Europa. Editoria Omega. Barcelona, 1991. Los dibujos se han tomado del natural de una colección antigua, por lo que los colores pueden haber sufrido alguna variación que creemos haber remediado con las descripciones tomadas del libro citado.


viernes, 6 de mayo de 2011

Taxonomía.




LOS JUSTOS.



Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.

El que agradece que en la Tierra haya música.

El que descubre con placer una etimología.

Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.

El ceramista que premedita un color y una forma.

El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.

Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.

El que acaricia a un animal dormido.

El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.

El que agradece que en la Tierra haya Stevenson.

El que prefiere que los otros tengan razón.

Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

Jorge Luis Borges.




Qué imágenes tan delicadas ¿verdad? es una enumeración de una simplicidad hermosa, pero tan caótica como las enumeraciones de los antiguos, previas a la razón categorizada. Me recuerda a las clasificaciones de los libros de ciencias naturales chinos o de los bestiarios medievales, que utilizan una categoría distinta para cada grupo. Clasifican los animales en animales con piel, animales que echan fuego por la boca, animales que vuelan, animales que nadan en el mar, animales que se pueden comer, etc. Con lo cual el caos, para una mente occidental está asegurado porque ¿no es posible nadar en el mar y ser comestible? Al final son clasificaciones que no clasifican nada, pero enumeran caóticamente lo que, quizás, no debiera ser ordenado nunca en compartimentos estancos. A mí, la manía occidental de ordenar, categorizar, clasificar, establecer taxones y grupos en función de similitudes (a veces aparentes, ahora basadas en el sacrosanto ADN), me parece peligrosa pues da una falsa idea de simplicidad de la realidad. El reducirla a grupos comprensibles la esquematiza, nos hace perder matices. Los objetos y animales clasificados desconocen el lugar que les corresponde y, a menudo, se saltan las reglas mediante excepciones. Besitos princesa. Orden de las princesas que echan fuego por los ojos. De la Familia princesáceas regiis.

miércoles, 4 de mayo de 2011

El nombre científico de la abubilla (Upupa epops).

Han tomado los científicos el nombre científico Upupa epops de los nombres clásicos del pájaro. Los latinos le llamaban upupa, y de ahí se ha tomado el genérico. Los griegos, según el sabio Aristóteles, la llamaban epops, el cual deriva de la onomatopeya épopoï , y de ahí han tomado el específico. Homenaje a los dos idiomas de la Antigüedad clásica; los científicos son como niños. La abubilla es un ave conocida y reconocida desde la antigüedad sin género de dudas. El origen del nombre que los romanos pusieron al ave es una onomatopeya de su canto (hup-pu-pu). La facilidad de hacer la transcripción onomatopéyica del canto, ha servido para que en gran número de lenguas esta ave se denomine casi igual: hoopoe (inglés), hop (holandés), puput (catalán), pupa (portugués), upupa (italiano), pupaza (rumano), pupavac (serbocroata), pupukis (letón), hudhud (persa), hopop (armenio), bubela (gallego), et. En el vascuence moderno, para idear su nombre, se han alejado de la tradición europea y la nombran "argioilar", gallo de la luz o "martiolar", gallo de marzo. Pa' comérselo. Pero no son los únicos. En griego moderno la llaman tsalapetinos, que se deriva de petinos (gallo).


Un ave tan conspicua, tan significada, ha estado muy presente en la vida de las personas cuando vivían más cerca de la Naturaleza. Era un ave, además, que llegaba como heraldo del buen tiempo, del final del invierno. En la tradición árabe, la abubilla era un pájaro mágico, un talismán de buena suerte que protegía del mal de ojo. En el Corán aparece este pájaro como mensajero de buenas nuevas de amor entre Salomón y la reina de Saba. Sin embargo, para los cristianos (que dios confunda), la abubilla era avis spurcisima (el pájaro más inmundo). Es declarada impura, por lo tanto no alimenticia, en el Levítico, al mismo nivel que los buitres, los cuervos, los búhos y las lechuzas, los pelícanos, etc., etc. Esta mala reputación ha pasado a la mayoría de las lenguas europeas, en las que, además de su denominación de origen onomatopeico, hay otra muy expresiva: pájaro de mierda en inglés (Stink bird), en holandés coronada de mierda (schiethoepe), en gallego y portugués gallo "mierdero" (galo merdeiro), en italiano maiamerda, y en alemán comerciante de mierda (dreckkrämer). Quizás todo ello derivado de leyendas más o menos justificadas sobre el mal olor de sus nidos y pollos. Se llega a afirmar que los reboza en excrementos o que los alimenta con sus propios excrementos, además de afirmarse que construye el nido con sacos fecales. Un ave tan conocida y singular tenía que aparecer en la tradición popular. Aparece en el folklore del Magreb, del Oriente Próximo, de Irán, en las montañas del Hoggar en Argelia, etc. No siempre para su bien. En el Magreb, por ejemplo, los jóvenes han de devorar su corazón para que se les despierte el gusto por los estudios religiosos. Además, obtendrán gran éxito en los mismos si utilizan un ala seca del pájaro como marcapáginas. Su pico sirve para escribir fórmulas mágicas y su cerebro es ingrediente principal para preparar ungüentos y filtros mágicos (elixir de amor). El castellano abubilla puede proceder del latín upupella, que querría significar pequeña coronada. No sé si es mejor ser un ave despreciada y ser declarado inmundo, porque al fin y al cabo te dejan en paz, a ser venerada y que te hagan trocitos para escribir con tu pico y comerte el corazón y cerebro. ¿Por qué los seres humanos no preferirán hacer sus experimentos, ungüentos, filtros y maleficios con uñas, dientes y hasta ojos y orines humanos, antes que con trozos de ave o sapos y ranas? ¡Es que dan más por saco que ni sé!

La primavera me confunde. Love spring in the burgalesian fields.

Me gustaría

cubrir con pétalos de rosa

las dulces sábanas de seda

y que su olor

embalsamara el aire

mientras hacemos el amor

en primavera.



Me gustaría

que la cálida y leve brisa marina

hinchara las blancas cortinas

y las agitara como banderas al sol

mientras en el lecho

hacemos el amor

en primavera.






Fresno de Río Tirón. Más pájaros "africanos". Vencejo y abubilla. Common swift & hoopoe.

De las aves procedentes de África que vienen a Fresno de Río Tirón (Burgos. España) a pasar el verano y reproducirse, echábamos de menos en entradas anteriores al abejaruco (Merops apiaster), la abubilla (Upupa epops) y al vencejo (Apus apus). Pues bien, este pasado viernes día 29 de abril llegaron los primeros vencejos y el domingo 1 de mayo apareció la primera abubilla. La primavera sólo será plena con la llegada del abejaruco, pero ya se encuentran con nosotros prácticamente la totalidad de los que denomino "africanos". La abubilla pertenece al Orden de las coraciiformes, Familia Upupidae. Es un ave relativamente grande, inconfundible, con sus alas blancas y negras y la cresta que despliega en semicírculo.Tiene un pico curvo, largo y flexible con el que captura lombrices, insectos y sus larvas. Come en el suelo y va rebuscando con su pico. Anida en águjeros de árboles, vallas de piedra, corrales, ruinas, etc. Es relativamente abundante si bien, como todas las demás aves insectívoras, está experimentando una cierta regresión.
El vencejo es un ave perteneciente al Orden de las Apodiformes, Familia Apodidae. Es una de las aves más relacionada con el verano. Su silueta en forma de hoz, cruzando los cielos como una rúbrica veloz, inmediatamente nos lleva a las estampas veraniegas. Abunda en nuestras ciudades y pueblos durante la primavera y el verano. Parece negro a distancia. Gregario, a menudo forma grupos apretados y estridentes. Forma colonias en huecos y grietas de edificios. Insectívoro, se alimenta del llamado "plancton del aire": dípteros, arácnidos, pequeños animales que flotan en el aire y son movidos por sus corrientes. Retira de nuestros cielos una cantidad enorme de animalillos que, en su ausencia, llegan a producir molestias. Cada uno devora unos 22.000 al día; por muy pequeñas que sean sus presas, el conjunto de vencejos de cualquiera de nuestras localidades retira del aire una masa de varios miles de toneladas (sí, toneladas de las de 1.000 kilos) cada temporada. Tengo la impresión de que sus bandadas, que parecen siempre persiguiéndose y emitiendo chillidos, son una de las clásicas estampas del verano de las latitudes templadas. Anida en edificios y bajo tejados con lo que el cambio de las tejas árabes por nuevas fórmulas de tejas planas y tejados metálicos le están suponiendo un enorme coste reproductivo por eliminación de lugares para anidar. Como a todas las insectívoras, el abuso de insecticidas está mermando sus posibilidades tróficas. En nuestras manos está su conservación.



Pajareando. > 20.000 visitas en tres meses.

Estamos, una vez más, de enhorabuena gracias a vosotras y vosotros. El pasado día 30 de abril llegamos a las ¡20.000! visitas. Las primeras 10.000 visitas en este blog, se produjeron tras de trece meses de trabajo y más de 200 entradas, el día 27 de enero. Las otras 10.000 visitas, hasta llegar a las 20.000, las hemos conseguido en tres meses: febrero, marzo y abril. De una media de 25 visitas al día, hemos pasado a una media de 111. Éste es un mérito vuestro, evidentemente. Es un mérito del "boca a oído", que hace que, poco a poco, "Pajareandosantamaria" se vaya conociendo. Habrá algunos que a este método lo denominan "boca a boca", pero os juro que no. Se trata de "boca a oído". Enhorabuena a todas y todos y seguiremos manifestando nuestras impresiones y compartiendo nuestras perplejidades con la vida natural. Un poco sesgadas hacia las aves, es cierto. Pero es que desde que tengo uso de razón la Naturaleza en general y las aves en particular, han sido una constante en mi vida. Mi primera guía de aves, titulada "Les oiseaux" y escrita por un tal M. Durango, me la regaló mi padre entre los años 1967 y 1968. Hace de ello 44 años. Si lo de salir al campo es un atavismo genético de cuando éramos antropoides poco diferenciados de nuestros primos los primates, lo de que además nos gusten los pajarillos debe de ser de cuando los mamíferos incipientes nos alimentábamos de pequeños dinosaurios. O sea, más o menos. ¡Bienvenidos a "pajareando" y hasta la próxima! Esto es todo amigos (por ahora). Gracias.