Mi Código de la Circulación por la carretera de la vida.

"Yo soy solo uno. Puedo hacer solo lo que uno puede hacer; pero lo que uno puede hacer, yo lo hago" (John Seymour, 1914-2004). //La sinceridad está sobrevalorada.// Antes de hablar ten claro que las palabras sean más oportunas que el silencio.// No discutas nunca con un imbécil. Te obligará a rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia.// ¡Cuántas veces no se pretende sólo derrotar al contrario, sino más bien hundirle tanto en lo profesional como en lo personal!// ¿Quieres ser feliz un instante (o dos)? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!// Cuanto más pequeño es un corazón, más rencor alberga.// No juzgues. Todas las personas te pueden sorprender si les das la oportunidad.// Tú sigue adelante, si alguien quiere ir contigo, que tire también.// No mires mucho alrededor, sigue adelante pues como dijo no sé quién: "es preferible pedir disculpas a pedir perdón".// No es posible caer bien a todo el mundo. Hagas lo que hagas unos te querrán y otros te aborrecerán. Es inevitable.// El ser humano forma parte de la Naturaleza y es un ser vivo como los demás (árboles, zorros, libélulas, bacterias) por lo que está sometido a los mismos procesos vitales.// Las religiones son el principal enemigo de la salud mental.// Si soy normal, y hago esto y lo otro, seguro que todas las demás personas harán lo mismo o cosas parecidas.

viernes, 29 de abril de 2011

Nombre científico de la collalba gris (Oenanthe oenanthe) Northern weathear.

Las dos fotografías de machos de Collalba gris (Oenanthe oenanthe) que ilustran esta entrada están tomadas de la colección de Isidro Vela Verde a través de Flickr y están licenciadas por Creative Commons para un uso no lucrativo citando la procedencia. La collaba gris es un paseriforme que nace en Europa, pasa los inviernos en África y vuelve a reproducirse en Europa. En España es muy común, a partir de estas fechas de abril-mayo, ver a los machos vigilantes sobre las acumulaciones de rocas y majanos en cuyo interior instalan los nidos. A partir del mes de julio, será muy corriente ver a grupos familiares. Es un ave muy visible (con alto índice de perceptibilidad) porque los machos tienen una gran marca blanca que abarca el obispillo y parte de la cola. De hecho, las decenas de subespecies que configuran esta especie, se diferencian a menudo por el tamaño y distribución de esa mancha blanca, que las identifica a todas. El nombre científico lo han creado las personas de Ciencia de las palabras griegas oinos (vino) y anthos (flor). Por ello, oenanthe, su nombre científico, tiene el significado de "flor de vid". Pero el naturalista y filósofo griego Aristóteles aplicaba ese nombre a la paloma torcaz (Columba palumbus). Para el naturalista latino Plinio, oenanthe designaba el racimo de la viña salvaje y a un pájaro no identificado. Parece que el punto común de estas denominaciones es el color gris azulado de los racimos de uva, de la espalda de la paloma torcaz y de la espalda de la collalba gris. Podría ser incluso que se relacione la collalba gris con la fecha de florecimiento de las vides (mayo-junio) que en muchos lugares coincide con las fechas de llegada de esta avecilla. ¿Cuál de todos estos puede ser el motivo por el que las personas dedicadas a la ornitología le dieron ese nombre científico? En fin, misterios de la Ciencia.


En inglés se la denomina Weathear. Se trata de una palabra provinente de una corrupción lingüística, pues inicialmente se le llamaba Whitearse palabra formada por white (blanco) y arse (culo). Significaba, pues, "culo blanco", en alusión al obispillo blanco tan conspicuo que hemos citado. Sin embargo, literalmente, "wheathear" significa "espiga de trigo". Esta sorpredente variación fue siendo introducida poco a poco en lugar en lugar del nombre inicial (Whitearse) bajo la influencia de los eruditos de los siglos XVIII y XIX. Éstos a menudo eran clérigos, y a veces damas, que no podían sufrir el pronunciar la palabra arse en una conversación de gente honesta. Sin embargo, tengo la impresión de que con el nuevo nombre se produjo un contrasentido, pues la collalba gris no frecuenta los campos de trigo. En fin, misterios de la lingüística


miércoles, 27 de abril de 2011

Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus). Lammergeier. Bearded vulture.

Ha estado mi compañero JMPM de excursión por los Pirineos y se ha traído de allí una bonita colección de fotografías de buitres leonados (Gyps fulvus), entre las que se han colado tres de quebrantahuesos (Gypaetus barbatus). Están sacadas en el cañón del Añisclo (Pirineos. Huesca). Para mí, dada la escasez de esta ave, toman el valor de auténticos documentos excepcionales. Añado a ello que me ha autorizado a reproducirlas, o sea que miel sobre orejas. Tienen la emoción de lo inasequible, de lo sobrehumano. De lo que, estando en vías irremediables de desaparición, ha iniciado la recuperación gracias a una enérgica acción política y, sobre todo, al trabajo impagable de decenas de voluntarios y aficionados. Todo ello constituye un acto ejemplar. Esta ave, generalmente solitaria, vuela "a vela" con un vuelo elegante, propiciado por sus anchas pero afiladas alas (como de águila), frecuentemente sobre laderas. Aquí lo vemos patrullando sobre un monte pirenaico espeso. Anida en cuevas en cantiles rocosos, en zonas altas y accidentadas. Aprovecha los huesos de las carroñas de las que se alimenta, tragándolos. Rompe los huesos grandes dejándolos caer sobre las rocas. Es sedentario. Desde hace unos años, la Fundación Gypaetus lidera un programa internacional de cría en cautividad y reintroducción en el que participan varias administraciones públicas y personal voluntario, que está consiguiendo
la recuperación de pequeñas poblaciones en Sierra Morena y Picos de Europa que vienen a unirse a las ya existentes en los Montes Vascos y los Pirineos. Incomprensiblemente ha sido perseguido y tiroteado por la gente de campo hasta llevarlo a su práctica extinción. En la actualidad, su gran enemigo es el veneno que se sigue utilizando en los cotos de caza contra la fauna silvestre. Otro de sus enemigos es la complicada reproducción que presenta. Tarda varios años (hasta 10) en llegar a la madurez sexual. Tiene un sólo descendiente cada año de los que se reproduce. Habitualmente pone dos huevos, pero uno de los pollos está condenado pues sólo crían a uno. En fin, la Naturaleza en este caso no facilita las cosas.



En esta fotografía se pueden apreciar las características de un ejemplar adulto: cuerpo rojizo, cola negra en cuña, alas anchas pero afiladas, vuelo velero. Su nombre científico hace referencia, precisamente, a las características físicas de sus alas. Gypaetus, del griego gups (buitre) y aétos (águila), quiere significar "el buitre águila". El específico barbatus se ha traído del latín con el significado de barbudo. Hace referencia a otra de sus características físicas. Una especie de penacho de plumas negras que pasa por encima de su pico prolongándose por una ancha franja negra hasta el ojo. En inglés no tenía nombre propio, al no existir en las islas Británicas, y le asignaron el de Lämmergeier, utilizando su nombre alemán y holandés (buitre de los corderos), pero al ser palabra difícil de pronunciar en inglés, a menudo le llaman Bearded vulture, buitre barbudo.

Es una ave que tiene personalidad propia y es reconocida desde tiempos muy remotos. Según nos cuenta la Historia, el dramaturgo griego Esquilo habría muerto alcanzado en la cabeza por una tortuga arrojada por un águila (sin duda un Gypaetus barbatus) que habría confundido el cráneo calvo del poeta con una roca reluciendo al sol. Habría lanzado contra ella la tortuga para, de la misma manera que lo hace con los huesos demasiado grandes, reventarla contra la roca y devorarla a continuación. En griego moderno, uno de los nombres que se le da es el de kélonifagi (que come tortugas).

martes, 26 de abril de 2011

La primavera trae nuevas aves a Fresno de Río Tirón (Burgos. España). Spain.

Con la llegada de la primavera, los campos y huertas suburbanos de Fresno de Río Tirón (pequeña localidad del nordeste de la provincia española de Burgos) están recibiendo la visita de huéspedes que no se dejan ver mucho por estos andurriales.




Lavandera boyera (Motacilla flava).




La primavera ha alterado completamente el paisaje ornítico de la zona. Unas aves que se van, otras que vuelven, otras que cruzan nuestro territorio marchando al sur o al norte, la verdad es que las especies que se pueden ver en Fresno y en sus alrededores, se han multiplicado por tres o por cuatro. A ellas debemos unirles las que se dejan ver más porque están agitadas en los rituales de cortejo y reproducción. Además de las habituales carbonero (Parus major), colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), gorrión común (Passer domesticus), mirlo (Turdus merula), estornino negro (Sturnus unicolor) y pinto (Sturnus vulgaris) y lavandera blanca (Motacilla alba); estos días están dejándose ver verderón común (Carduelis chloris), herrerillo (Cyanistes caeruleus), jilguero (Carduelis carduelis), gorrión molinero (Passer montanus), lavandera boyera (Motacilla flava), tórtola europea (Streptopelia turtur), curruca capirotada (Sylvia atricapilla) y escribano soteño (Emberiza cirlus) cantando en una antena de televisión. A las que hay que añadir golondrinas (Hirundo rustica) y aviones (Delichon urbica), habituales visitantes estivales e hijos del pueblo.

Escribano soteño (Emberiza cirlus).

También se han dejado ver las urracas (Pica pica). Justamente cuando tenía la idea de hacer una entrada en este blog comentando que en Fresno de Río Tirón no hay ni urracas ni tórtolas turcas (Streptopelia decaocto), zás. Tres urracas han pasado todo el fin de semana por los tejados, las calles y las huertas fresnillas. De la tórtola turca, todavía no hay ni rastro si bien son abundantes en Cerezo, Belorado, Cuzcurrita, San Miguel de Pedroso, etc. O sea, en toda la zona.


Tórtola europea (Streptopelia turtur) picoteando en las traseras de las casas de Fresno. 24 de abril 09:00 horas.



Esto sólo en el interior del casco urbano, porque en los alrededores más montanos, e incluso en las vegas cerealeras, la diversidad de aves se ha visto notablemente incrementada. En unos casos por la llegada de las aves estivales, en otros porque se incrementa la visibilidad (detectabilidad) de las locales debido a su agitación reproductiva.



Gorrión molinero (Passer montanus).



En los alrededores hemos visto con gran exhibición, sin necesidad de esforzarnos pues están en pleno exposición pública de sus calidades y capacidades amatorias a los trigueros (Miliaria calandra), collalbas grises (Oenanthe oenanthe), pico picapinos (Dendrocopos major), perdiz roja (Alectoris rufa), milano negro (Milvus milvus), pito real (Picus viridis), tarabilla común (Saxicola torquatus), pardillo (Carduelis cannabina), alondra (Alauda arvensis), cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus), verdecillo (Serinus serinus), etc.


Una tarabilla común (lo juro) cantando en lo alto de un pino.





Hemos podido escuchar, además de a la mayoría de los citados, al ruiseñor (Luscinia megarrynchos) y al cuco europeo (Cuculus canorus). No hemos recorrido los sotos de los ríos ni las zonas de matorral, por lo que tengo la impresión de que hay otros muchos habitantes secretos y discretos de nuestros campos: mosquiteros, cettia ruiseñor, carricerines, carriceros, zarceros, currucas, reyezuelos, papamoscas, mitos, moscones, chochines, acentores, petirrojos, etc., de nuestras enramadas que estarán ahí, viviendo sus vidas, sin preocuparles si los descubrimos o no. Las traseras suburbanas de Fresno de Río Tirón que bullen de vida estos días.



Noticias sobre cigüeñas en la Riojilla burgalesa (Cerezo de Río Tirón, Belorado, Fresno de Río Tirón), comarca de Burgos. España-Spain.

A los doce nidos de cigüeña blanca (Ciconia ciconia) que teníamos censados en la comarca burgalesa de la Riojilla burgalesa, hemos de añadir uno más. Recientemente se ha instalado sobre un silo a las orilas del río Tirón, en Belorado. Por lo tanto, esta primavera hay trece nidos de cigüeña blanca. Podemos decir que todos ellos están, inicialmente, ocupados. Hay alguno que nos ofrece alguna duda. A mediados del mes de mayo haremos el censo de la productividad. A ver cuántos cigoñinos salen adelante. Ese será el momento para acreditar debidamente cuántos nidos están ciertamente ocupados. Por el conteo que hemos hecho estos días, parece que podemos contar con 12-13 parejas; o sea hay unas 24-26 cigüeñas adultas en la zona.
Se las ve fácilmente cazando animalillos en las verdes fincas de cereal de los alrededores. También andan por las orillas de los ríos, los sotos, y por la balsa de riego de Belorado. Del tamaño que tienen este año las lombrices adultas, podemos concluir que las cigüeñas no pasarán hambre. Son unas lombrices tan tremendas que deberemos compararlas con los gusanos neozeladeses que han invadido Gran Bretaña para descartarlos (P.S.: Tenemos que descartar completamente que se trate de los gusanos neozelandeses, en realidad unas planarias (Athurdendyus triangulatus) que se alimentan de lombrices. Asimismo debemos desechar que se traten de lombrices australianas (Megascolides australis), las más grandes existentes). En consecuencia, llegamos a la conclusión de que se trata de ejemplares adultos muy grandes de lombrices de tierra comunes (Lumbricus terrestris).


Con las lluvias de estos últimos días de abril, las lombrices han salido de la tierra y se encuentran ejemplares de más de medio metro de longitud y un centímetro de diámetro.



En el nido de Fresno de Río Tirón está instalada una pareja formada por un ejemplar adulto maduro y un ejemplar subadulto. No sabemos si conseguirán sacar adelante algún pollo. El año pasado no lo lograron aunque la pareja, en aquella ocasión, estaba formada por dos adultos maduros.




La abundancia de cigüeñas está brindando algún espectáculo de gran belleza. La pasada semana varios días se formó sobre Belorado una rueda de casi veinte cigüeñas; con su tamaño se hacen muy visibles y había gente que las admiraba boquiabierta. El mismo lunes, durante la celebración del mercadillo semanal, las parejas reivindicaban su presencia con un crotoreo tan audible que se imponía a todos los demás sonidos de la Plaza Mayor. En mi casa, al crotoreo siempre se le ha llamado "machacar el ajo"; de verdad que el lunes parecía que había una docena de cocineros locos machacando ajos sin parar en lo alto de las iglesias de Belorado. A ver cómo evoluciona esta colonia que se está convirtiendo en uno de los rasgos caracterizadores de la naturaleza beliforana.




Paisajes de temporada. Fresno de Río Tirón (Burgos. España)

Otoño.




Primavera.


Otra vez las gorrionas de Fresno de Río Tirón (Burgos. España). House sparrow. Spain.

En estas fotografías se puede ver, aunque de manera un tanto precaria, la chimenea pulida y brillante contra la que se abate una y otra vez una hembra de gorrión común (Passer domesticus) desde hace unas fechas. Se trata de la chimenea metálica más próxima al alero. Es nueva y sobre el metal pulido se reflejan las aves próximas. Estas imágenes reflejadas provocan contra ellas algunos ataques. Hay por lo menos otra chimenea nueva y pulida que desató el ataque de un macho de lavandera blanca (Motacilla alba). Después de tres o cuatro saltos, el macho se fue. Pero lo de esta chimenea es un caso aparte. Tanto en el alero de arriba como en el más próximo a la chimenea, anidan gorriones comunes. Hay una hembra que lleva semanas atacando a su imagen en esta chimenea. Como la semana pasada se cansó y en un momento dado abandonó la lucha, pensé que se había hartado y había abandonado la batalla. Pero no. Tanto el domingo como el lunes pasado estuvo durante horas atacando su imagen reflejada en la chimenea. Este último día, se le unió otra hembra a los ataques y estuvieron las dos saltando una y otra vez contra su propio reflejo, por lo menos desde las 10:00 hasta las 13:00. Una lo dejó, pero la primera no paró. A partir de esa hora quizás siguió, pero yo ya abandoné la observación. En ese tiempo, la primera atacó a su imagen más de ¡720 veces! No se dejaba distraer por nada. A su lado estaba un macho. Sólo dejaba de atacar a su imagen cuando aparecía cerca una hembra "de verdad", para atacar a ésta. No sé si estaba ciega de oxitocina o si defendía el nido contra otras hembras, el hecho es que saltaba, se agachaba, montaba al macho, se dejaba caer enloquecida. Sólo abandonó la chimenea cuando un estornino negro (Sturnus unicolor) se acercó mucho. En cuanto éste se alejó, continuó.


Por momentos, agotada, se quedaba acurrucada junto a la chimenea. Enseguida volvía a recomenzar el ataque. Una y otra vez. Parecía como que necesitaba recuperarse un poco antes de continuar.


En las fotos, convenientemente ampliadas, es posible ver escenas del drama. Se puede distinguir a la hembra atacando y al macho observando. Misterios del comportamiento animal. Tan ahorrativo para algunas cosas, se derrocha en energía inútil atacando una superficie pulida y dura. Tan sólo parecida a una hembra de gorrión en la imagen deformada que devuelve a la que se acerca.

Las aves procedentes de África se van instalando en Fresno de Río Tirón (Burgos. España). Spain.

El valle de Fresno de Río Tirón bajo la lluvia. En primer plano el soto del río Retorto. Al fondo, el soto del río Tirón.




Juó, juó ¡cómo estaba lloviendo el domingo pasado día 24 de abril en Fresno de Río Tirón, localidad burgalesa del norte de España! Se habían abierto los cielos y cayó agua hasta hartarse. A pesar de ello decidimos subir andando al páramo, lo que localmente se llama "La Loma" para ver si habían llegado ya los pájaros migradores procedentes de África. La subida a la Loma fue preciosa. Como dijimos a las personas que nos preguntaron que qué tal habíamos subido, "subimos andando y bajamos nadando". ¡Qué manera de llover! Claro, tanta lluvia está dejando precioso el valle. Los cereales brillan verdes como esmeraldas, los sotos van recuperando sus hojas y cubriendo su desnudez.





Al poco de comenzar la cuesta, de entre las rocas de un lateral salió un macho, con plumaje estival, de collalba gris (Oenanthe oenanthe). Acababa de llegar de África pues la semana pasada no había ni ratro de collalbas en la zona. El hábitat les favorece mucho pues las laderas de la Loma son terrenos desarbolados con pastizal raso, con piedras y majanos en donde pueden anidar. Nos acercamos un poco más y vimos que había salido de un agujero bajo unas rocas. Es evidente que esaba buscando ya un lugar en el que instalar el nido. A lo largo de la mañana, en distintos lugares de las laderas de la Loma, identificamos más de ocho machos.




Agujero del que salió un macho de collalba gris.






Sobre nuestras cabezas revoloteaba una milano negro (Milvus milvus), llegado ya hace unas semanas. En lo alto de la Loma, sin llegar del todo al páramo (no pudimos seguir adelante debido al intenso aguacero), encontramos dos grandes bandadas de fringílidos. Una de jilgueros (Carduelis carduelis) y otra de verderones (Carduelis chloris). A pesar de sus coloridos tropicales, ninguna de estas dos especies llega desde África (a veces el jilguero europeo inverna en el Norte de África, sin embargo), pero en nuestro invierno a menudo realizan migraciones parciales que los hacen desaparecer de nuestros campos; siendo sustituidos a veces por aves procedentes de centroeuropa. La gran abundancia de ambas especies de fringílidos que estos días se está sintiendo en Fresno de Río Tirón, puede ser debida al paso de aves migratorias con destino Francia, Alemania, Islas Británicas, etc.








Una parte de las pendientes de la Loma está plantada de coníferas de una repoblación de hace aproximadamente diez años. Se va creando un nuevo ecosistema. La repoblación es poco densa pues las ovejas se comieron algunas plantas jóvenes, lo que favorece una mayor diversidad de ambientes. Se va creando un sotobosque de más entidad que el que había, permanentemente en peligro de ser arrastrado por los desniveles de las laderas. Ahora se ha estabilizado el suelo y el matorral se ha densificado. Los espacios sin arbolado mantienen su flora de herbáceas y plantas aromáticas. Este hábitat, en el que se alternan las especies se está demostrando más ricos que los homogéneos.




Algunos "africanos" han llegado ya. Además de collalbas o milanos, el cuco europeo (Cuculus canorus), también migrante africano, se deja oir desde hace unos días. El avión común (Delichon urbica) se deja ver desde hace algunas fechas y la golondrina (Hirundo rustica) nos acompaña desde hace varias semanas. Sigue sin embargo sin verse en la zona a otros migrantes transaharianos como la abubilla (Upupa epops), el abejaruco (Merops apiaster) o el vencejo común (Apus apus), sin los que la primavera no es plena.

sábado, 23 de abril de 2011

Un día de primavera en Las Machorras (Espinosa de los Monteros. Burgos. España). Burgos. Spain.

Tanto se había comentado el mal tiempo que iba a hacer esta Semana Santa que, cuando llegamos a los pastos altos de Espinosa de los Monteros (Burgos. España) y el cielo se nos presentó con grandes nubarrones y algunos claros, creímos que el día cerraría en agua. Nada más lejos de la realidad. Los fuertes vientos del sur, procedentes de los anchos valles de Mena y Losa, acabaron barriendo esas amenazadoras nubes y arrastrándolas, encajonadas en los estrechos portillos, hacia el cercano mar Cantábrico. El sol lució esplendoroso durante toda la jornada del Jueves Santo. Mientras las procesiones se suspendían en media España, en las Machorras (barrio de Espinosa de los Monteros), en el valle de Carredondo, pudimos pajarear a gusto. Entre árboles, matorrales, tapias de piedra seca y altos roquedos calizos pudimos disfrutar de los primeros "africanos" de la temporada. Como nos gusta la ornitología seria, además de comentaros las impresiones en esta entrada del blog, ya hemos informado de lo visto a los expertos ornitólogos de Burgos para que, si la cosa merece la pena, inscriban lo visto en el Anuario Ornitológico.
El aire del valle estaba completamente lleno de los cantos de los pájaros. Se podían escuchar carboneros (Parus major), herrerillos (Cyanistes caeruleus), currucas capirotadas (Sylvia atricapilla), mirlos (Turdus merula), verdecillos (Serinus serinus), pardillos (Carduelis cannabina),... En lo alto del cielo cubrían toda la bóveda unas dos docenas de buitres leonados (Gyps fulvus). Pero lo que más se oía era el limpio, continuo, canto de los pinzones vulgares (Fringilia coelebs). Todo ello sin movernos de los alrededores de la cabaña que ocupábamos. A medio día, la algarabía de las avecillas parece que disminuyó para que pudiera sorprendernos el inconfundible canto del cuco común (Coculus canorus). Era la primera vez que esa llamada se escuchaba esta estación por estos estrechos valles de las montañas cantábricas.


Después de hacer el debido homenaje a la comida elaborada por mi cuñada (incluyendo una siesta al sol respirando uno de los aires más puros que hoy se puede respirar en el mundo mundial), partimos a la descubierta. Lucía el sol en todo su esplendor; los últimos girones de las nubes se dejaban arrancar perezosos de las aspas de los aerogeneardores que asoman lejanos por aquellas cumbres; hacía calor. Echamos a andar por las estrechas veredas entre las tapias en las que anidan la collalba gris (Oenanthe oenanthe) y el colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros). Y allí estaban.




El macho de collalba, recién llegado de África, se erguía sano y lustroso buscando pareja sobre aquellas hileras de piedras (miles de toneladas) con las que los habitantes de aquellas montañas han ordenado sus propiedades, sus rutinas agropecuarias, sus vidas, desde hace decenas de generaciones. La convivencia entre el ser humano y la Naturaleza ha creado unos paisajes únicos. Nos sobresaltaba también el macho de colirrojo tizón que sustituía sus nerviosos movimientos de cola por un vuelo firme, llevando una lombriz en el pico para alimentar a su temprana pollada en algún espacio protegido y seco en el interior de aquellas acumulaciones humanas de piedras.



La tarde va cayendo y el canto del cuco llena el valle. Son las urgencias amatorias del que, recién llegado de África, conoce los límites del tiempo y sabe que lo que aparece como una larga estación luminosa, hay que repartirla entre el cortejo, la cópula, distribuir los huevos cuanto antes por los nidos de avecillas más pequeñas y no hay tiempo para todo.



Un agateador común (Certhia brachydactyla) rebuscaba entre las rugosidades de las cortezas, sorprendiendo a arañas e insectos, algunos de los cuales todavía continuan su reposo invernal.









Nos retirábamos ya hacia la cabaña, cuando las refulgentes marcas blancas de deyecciones orníticas en los impresionantes farallones calcáreos, nos advertían de la posible ubicación de algún nido de aves rupícolas.






Y allí estaba, rey de las inmensas soledades, buitre egipcio, enhiesto sobre un nido de palos y ramas, observándonos con sus ojos negros, frontales, de visión estereoscópica, un adulto de alimoche común (Neophron percnopterus). Con el telescopio le veíamos perfectamente su cabeza aguzada, amarillenta, de plumaje alborotado. Él nos miraba fijamente, inquieto aunque nos encontrábamos a varios cientos de metros. Después de observarlo todos con recogimiento y admiración, retiramos el telescopio y nos marchamos. No deseábamos molestarle lo más mínimo, porque sabemos que la presencia humana le turba, aunque a menudo busca zonas humanizadas para anidar y alimentarse. Nos fuimos silenciosos. Su observación había sido la guinda de un pastel pajarero muy sabroso. Suenan en el aire templado las notas de las esquilas de las vacas que son retiradas de los pastos y llevadas al establo. Los gritos de los pastores. De los sótanos oscuros de las cabañas surgen los balidos de los corderos llamando, hambrientos, a sus madres que han pasado el día alimentándose fuera. A lo lejos, ladridos de perros, esquilas, cencerros. Recorren los blancos cantiles las sombras de los aviones roqueros (Ptyonoprogne rupestris) y de las cornejas (Corvus corone). Va entrando la noche. Tengo la impresión de que, a pesar de que lejanas motosierras han sonado todo el día, por lo menos esta tarde se ha firmado una tregua entre el ser humano y la Naturaleza.






lunes, 18 de abril de 2011

Más sobre gorriones en Fresno de Río Tirón (Burgos. España). House sparrow

Los gorriones (Passer domesticus), como todas las demás aves, en nuestra zona están en pleno ciclo de cortejo-reproducción. Los gorriones son unas aves tan familiares y conocidas que se nos han inscrustado algunas imágenes sobre ellas. Por ejemplo, el gorrión parece tranquilo y amable. Incapaz de hacer daño a nadie. Ayer domingo a eso de las 09:30 de la mañana, sobre un tejado de Fresno de Río Tirón (Burgos. España), una hembra de gorrión atacó una y otra vez a su imagen reflejada en una chimenea de metal pulido recién instalada. Esta vez al sur del casco urbano. Entre las 09:00 y las 09:10 atacó a su imagen más de veinticinco veces. Una y otra vez atacó a su imagen a todo el derredor de la chimenea. Hembra de Passer domesticus.


Durante más de media hora no paró de atacar, hasta el punto de que los que la observábamos comentamos que se iba a agotar. Pasada una media hora, en la que atacó a su imagen más de sesenta veces, se paró. Junto a un macho, que se había mantenido a su lado durante todo el tiempo pero que no había intervenido, se marchó hacia otra parte del tejado. Después, a lo largo de toda la mañana, cada vez que pasaba cerca de la chimenea, volvía a atacar tres o cuatro veces y luego se marchaba a sus quehaceres. Estuvo así toda la mañana; con mucha más constancia y tesón que el macho de lavandera blanca (Motacilla alba) que protagonizó una conducta similar hace un par de semanas en otra chimenea, también nueva y pulida. Hembra de gorrión común. Lo que llamó mi atención esta vez es que se trataba de una hembra, y de la enorme constancia que tuvo. Atacó a su imagen reflejada en el tubo de la chimenea más de doscientas veces, a lo largo de la mañana. Tal vez tenga algo que ver en esto la relación de sexos (sex ratio) en el gorrión común. En el casco urbano de Fresno de Río Tirón, alrededor de cada hembra se arremolina en estas fechas una corte piante de machos que nunca es inferior a seis. Hay por lo tanto machos de sobra para atender a todas las hembras dispuestas. A pesar de ello, la hembra del tubo de la chimenea, teniendo un macho sumiso a su lado, pasó toda la mañana, aparentemente, rechazando a cuantas "hembras" se le acercaban.
Hembra de gorrión común.


Es curioso lo poco que sabemos de las aves que nos rodean. ¿Alguien podía suponer tanta ferocidad bajo la discreta capa de una hembra de gorrioncillo, del humilde pardal?

Macho de gorrión común.


A veces, de tanto verlos a nuestro alrededor, los miramos sin atender a sus características físicas; cuanto menos a sus características conductuales. El relación a ello contaré una anécdota que me pasó este verano. Cuando allá por el mes de septiembre estuve colaborando en tareas de anillamiento de aves en la Estación Manecorro del Parque Nacional de Doñana, una mañana saqué de la red a un pájaro desconocido, marrón, cabezón, gordo. Subí hacia la estación comentando que había sacado una especie nueva, que no había visto nunca. Cuando abrí la bolsa, vi un pájaro marrón, con una gran cabeza, un pico bastante grueso, toques amarillos en alguna de las plumas, que eran mayoritariamente grises; me lo quedé mirando un rato. No reconocía lo que era, hasta que de pronto caí en la cuenta. Era una hembra de gorrión común. La habré visto en libertad más de mil veces. Pero nunca con mucho detalle. De tanto verlos, se me había hecho una imagen genérica de ellos que, luego, al mirarlo mucho más en detalle no me cuadraba. Realmente es un ave bella, fuerte, con una gran cabeza, con muchos matices en sus plumas. De tanto verlos se me habían vuelto invisibles.

viernes, 15 de abril de 2011

A lo mejor lo de salir al campo no es un atavismo evolutivo sino la búsqueda de trascendencia.

Ayer estuve en un diálogo de los Diálogos de Paisaje organizados por el Departamento de Geografía de la Universidad del País Vasco cuyo tema era el "Los valores culturales y espirituales del paisaje". Intervenían Santos Casado, biólogo, especialista (entre otras cosas) en la evolución de las valoraciones de las percepciones sociales sobre el paisaje y Josep M. Mallarach, del Comité Directivo del Grupo Especialista de Valores Culturales y Espirituales de las Áreas Protegidas de la UICN. Presentaron un estudio que con la pregunta "¿Qué buscan los finlandeses en sus espacios protegidos", completaba a otro sobre la revisión de los objetivos de los planes de gestión en varios de los Parques Nacionales Británicos. Las respuestas resultan sumamente interesantes: silencio, conexión con la Naturaleza, lejanía de las personas, soledad, aire limpio, paisajes, belleza... La mayoría de las personas no van pues buscando biodiversidad, sino valores inmateriales, intangibles, del mundo natural en su más amplio sentido. Esto me hizo pensar que a lo mejor no nos lanzamos al campo en un fin de semana en busca de la hembra o del alimento en obediencia a un atavismo evolutivo (al fin y al cabo el ser humano es el resultado de 15.000 millones de años de evolución del ser vivo, en lucha con los elementos naturales; y las personas que vivimos hoy somos los elementos triunfadores de una estrategia evolutiva acertada desarrollada en el roce con el medio natural y sus ocupantes) sino de una búsqueda cultural y civilizada de paz, serenidad y belleza. No sé. Sin embargo tengo la impresión de que hay gente pa tó. Unos quizás busquen la belleza, el silencio y la armonía, pero otros, con sus cestas, bastones, navajas y bolsas de plástico buscan setas, endrinas, caracoles, flores y plantas como si su supervivencia dependiera de encontrar alimento. Unos buscan caza a escopetazos y otros buscan el silencio. Ya ves, no es fácil encontrar respuestas simples a los problemas complejos.

lunes, 11 de abril de 2011

Anfibios: peligro de extinción. Bufo bufo en Belorado (Burgos. Spain)

A pesar del empeño que el sapo común (Bufo bufo) pone en la perpetuación de la especie. Su vida, como la de todos los anfibios, está pendiente de un hilo. Y no son los rayos UVA, o extrañas conjunciones de factores micóticos combinados con el calentamiento global. En este caso, el canal de derivación de una central hidroeléctrica recientemente puesta en marcha en Belorado (Burgos), que deriva agua del río Tirón, se ha convertido en una trampa mortal. Situados los bordes del canal a la altura del suelo circundante, recrecido éste por un pequeño pedraplén, caen en él machos y hembras cuando se dirigen al agua a realizar su apareamiento y sus puestas. Caídos en el canal, son arrastrados por la fuerza de la corriente y aplastados contra el rastrillo de protección. Allí se quedan pegados, pues no pueden ni trepar por el acero galvanizado del rastrillo, ni pueden dejarse caer pues la fuerza de la corriente los mantiene pegados al rastrillo. El sábado rescatamos a tres grandes hembras y un macho. La extrema fidelidad que este anfibio muestra por los lugares de cría, llegando a recorrer varios kilómetros en su migración estacional, puede llevar a que este lugar se convierta en un sumidero de los ejemplares de muchos kilómetros a la redonda.
A pesar de todo, el macho, ajeno a la irremediable suerte que le espera, sigue esforzándose por cumplir con su mandato genético. ¿Irremediable suerte? Sería suficiente con rebajar 25 cm el límite del pedraplén y los sapos ya no podrían acceder por él a los bordes del canal ni precipitarse en sus aguas. ¿Sería mucho pedir que se hiciese esa labor, que incluso puede ser realizada con las manos?
Lo intentaremos. Es una pequeña corrección fácil y gratuita que puede salvar muchas vidas animales. Inch Allah.

Hortus clausus.

El claustro del monasterio de Silos, presidido por su centenario ciprés. Una expresión paradigmática del Hortus clausus latino.


El domingo ha amanecido húmedo y desapacible. Después de unos días de calor veraniego, el día amanece lluvioso y nublado. La actividad ornítica no ha disminuido un ápice. En las traseras de mi casa, en los jardines, dos machos de verderón (Carduelis chloris) interactuan persiguiéndose a la brava. Los machos de gorrión (Passer domesticus) también se lanzan unos contra otros interactuando violentamente con sus picos. Tres machos de curruca capirotada (Sylvia atricapilla), inconfundibles con sus boinas negras, asedian a una hembra remilgosa. Los que no están urgidos por las demandas reproductoras, están comiendo. En los arbustos, en el suelo, entre las ramas de los árboles la actividad es frenética. El aullido lejano de un perro encerrado, los solos de los mirlos (Turdus merula), la algarabía de los gorriones, las notas limpias de las currucas, los variados reclamos de los estorninos configuran un universo sonoro como el que se puede oir en los claustros de los conventos. En el hortus clausus no hay más sonidos que los de la Naturaleza encerrada. Vibrantes, límpidos, reposados. Siento el anhelo de mantener, conservar este paisaje. Pero no tanto como para pagar lo que piden por él.

Defendiendo su territorio. Cernícalos (Falco tinnuculus) y busardos a la greña en el ex-Convento de San Vítores (Fresno de Río Tirón. Burgos. España).

El sábado a las 10 de la mañana pasábamos por debajo de las caídas de la Loma en las que se encuentra el ex-Convento de San Vítores, en el término municipal de Fresno de Río Tirón (Burgos. España). Íbamos haciendo el camino, para fijar los hitos que definan los ocho recorridos de los censos del SACRE, paralelos al cauce del río Retorto.Estamos a unos cientos de metros, pero de pronto vemos a un busardo ratonero (Buteo buteo) volando, acercándose al Convento. Salen a su encuentro dos cernícalos vulgares (Falco tinnunculus). Le amagan, le persiguen. El busardo acaba posándose en unas rocas sobre el suelo. Los cernícalos retornan al Convento. Lo están defendiendo con garras, picos y aletazos. Tengo la impresión de que, tanta ferocidad, significa que este año, una vez más, como siempre, van a instalar su nido en algún recoveco de esas ruinas.

La primavera la sangre altera. Fresno de Río Tirón (Burgos. España). Spring. Spain.

El viernes día 8 de abril, a las seis de la tarde, hacía ¡28ºC! en el casco urbano de Fresno de Río Tirón. La localidad está situada al nordeste de la provincia de Burgos (España). Esas temperaturas, que venían repitiéndose durante toda la semana, son absolutamente extraordinarias para un inicio, todavía titubeante, de la primavera por estas tierras del norte de Castilla. Pero no cabe duda de que animan a la fauna ornítica a acelerar sus labores de cortejo y reproducción. Sentado en mi terraza de un tercer piso, tengo a la vista la mayor parte de los tejados del casco urbano. Desde mi terraza se podían ver gorriones (Passer domesticus), lavanderas blancas (Motacilla alba), verderones (Carduelis chloris), cinco golondrinas (Hirundo rustica) en pleno cortejo persiguiéndose por parejas, estorninos negros (Sturnus unicolor), un macho de colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros). En el nido de la cigüeña blanca (Ciconia ciconia), sobre la espadaña de la iglesia, un adulto echado, pasando calor, se refresca con la agitación gular tan característica de las aves. Estornino negro aportando materiales para el nido. Aviones comunes (Delichon urbica) completando el nido. Desde lejos, desde la enramada, salen los cantos del carbonero (Parus major), del mirlo (Turdus merula), del pardillo (Carduelis cannabina), que deja ver fugazmente su pecho carmesí al pasar junto a la terraza. Un pico picapinos (Dendrocopos major) pasa volando sobre los tejados, desde el soto del río Tirón hasta el soto del río Retorto. Un grupo de golondrinas se ha posado en un cable de la luz.

Nido de aviones comunes que está siendo reparado por sus usuarios recién llegados de África.
Un macho de colirrojo tizón. De pronto, una lavandera blanca se planta ante el tubo brillante de una chimenea recién instalada. El tubo de metal está brillante y pulido. No hace ni quince días que ha sido instalado. El macho de lavandera se ve reflejado y ataca una y otra vez su propia imagen reflejada. Supongo que cree que es un rival en las actividades amatorias y quiere mantenerlo a raya. La lavandera se empeña, aguija, aceja. De pronto pierde interés y se va caminando, pavoneándose por los tejados.

Tengo la impresión de que días así, tan cálidos, tan perfectos, son muy escasos así que me apresuro a disfrutarlo, en buena compañía, hasta el último minuto. Anochece cuando nos retiramos a cenar. Son las nueve y media de la noche. Llevamos orbservando las aves desde las seis de la tarde, y se nos ha pasado el tiempo en un suspiro.