Cuando empieza a sentirse la primavera, el corazón se ensancha y se siente que ya hemos superado una época difícil. Sentimos el deseo de salir al campo y disfrutar de los olores primaverales, de las brisas. Del suave aire templado. La sensación de la brisa sobre la piel es profundamente relajante. Con los primeros días templados, ayer fue el primero de esta primavera en Vitoria (País Vasco. España), llegamos hasta los 22ºC, se activa nuestro organismo. Desde hace varios días, antes de amanecer, ahora mismo que son las 07:30 horas de un sábado y es todavía de noche, resuenan entre los árboles los potentes cantos de mirlos (Turdus merula), currucas capirotadas (Sylvia atricapilla) y petirrojo (Eritachus rubecula). Sus cantos nos llenan de una inexplicable satisfacción. Los campos, las praderas, los caminos de montaña se llenarán hoy y mañana de prsonas normales que, literalmente, se lanzarán al monte a respirar a pleno pulmón. Tengo la impresión de que estos impulsos son mucho más profundos y entrañables que una mera moda o el intelectual deseo de introducir en su vida sedentaria una medida higiénica. Tengo la impresión de que son la manifestación del más íntimo reducto del ser animal de la humanidad. Al fin y al cabo, el ser humano ha evolucionado desde hace muchos millones de años en relación con la Naturaleza y su medio ambiente. El ser humano, a pesar de que algunos sean muy patosos, está perfectamente adaptado a los fenómenos naturales. Allí, en lo más profundo, mucho más adentro que la consciencia, sabemos que, una vez más, hemos superado una estación difícil y pronto llegarán los días de plenitud de la primavera y el verano y los días de abundancia del otoño. Nuestro código genérico nos lo está diciendo. Por eso rugimos de satisfacción y nos lanzamos al campo, porque nos sentimos vivos, y, quizás, para buscar alguna presa. O alguna hembra.
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Por si fuera interesante o útil para ti, he publicado el siguiente blog:
ResponderEliminarhttp://plantararboles.blogspot.com
Es una guía breve y práctica para que los amantes del campo y la montaña podamos sembrar/plantar árboles, casi sobre la marcha, aprovechando las semillas que nos dan los árboles de la región y los esquejes que de ellos podemos hacer.
Salud,
José Luis Sáez Sáez