En estas fotografías se puede ver, aunque de manera un tanto precaria, la chimenea pulida y brillante contra la que se abate una y otra vez una hembra de gorrión común (Passer domesticus) desde hace unas fechas. Se trata de la chimenea metálica más próxima al alero. Es nueva y sobre el metal pulido se reflejan las aves próximas. Estas imágenes reflejadas provocan contra ellas algunos ataques. Hay por lo menos otra chimenea nueva y pulida que desató el ataque de un macho de lavandera blanca (Motacilla alba). Después de tres o cuatro saltos, el macho se fue. Pero lo de esta chimenea es un caso aparte. Tanto en el alero de arriba como en el más próximo a la chimenea, anidan gorriones comunes. Hay una hembra que lleva semanas atacando a su imagen en esta chimenea. Como la semana pasada se cansó y en un momento dado abandonó la lucha, pensé que se había hartado y había abandonado la batalla. Pero no. Tanto el domingo como el lunes pasado estuvo durante horas atacando su imagen reflejada en la chimenea. Este último día, se le unió otra hembra a los ataques y estuvieron las dos saltando una y otra vez contra su propio reflejo, por lo menos desde las 10:00 hasta las 13:00. Una lo dejó, pero la primera no paró. A partir de esa hora quizás siguió, pero yo ya abandoné la observación. En ese tiempo, la primera atacó a su imagen más de ¡720 veces! No se dejaba distraer por nada. A su lado estaba un macho. Sólo dejaba de atacar a su imagen cuando aparecía cerca una hembra "de verdad", para atacar a ésta. No sé si estaba ciega de oxitocina o si defendía el nido contra otras hembras, el hecho es que saltaba, se agachaba, montaba al macho, se dejaba caer enloquecida. Sólo abandonó la chimenea cuando un estornino negro (Sturnus unicolor) se acercó mucho. En cuanto éste se alejó, continuó.
Por momentos, agotada, se quedaba acurrucada junto a la chimenea. Enseguida volvía a recomenzar el ataque. Una y otra vez. Parecía como que necesitaba recuperarse un poco antes de continuar.
Por momentos, agotada, se quedaba acurrucada junto a la chimenea. Enseguida volvía a recomenzar el ataque. Una y otra vez. Parecía como que necesitaba recuperarse un poco antes de continuar.
En las fotos, convenientemente ampliadas, es posible ver escenas del drama. Se puede distinguir a la hembra atacando y al macho observando. Misterios del comportamiento animal. Tan ahorrativo para algunas cosas, se derrocha en energía inútil atacando una superficie pulida y dura. Tan sólo parecida a una hembra de gorrión en la imagen deformada que devuelve a la que se acerca.
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