Ha estado mi compañero JMPM de excursión por los Pirineos y se ha traído de allí una bonita colección de fotografías de buitres leonados (Gyps fulvus), entre las que se han colado tres de quebrantahuesos (Gypaetus barbatus). Están sacadas en el cañón del Añisclo (Pirineos. Huesca). Para mí, dada la escasez de esta ave, toman el valor de auténticos documentos excepcionales. Añado a ello que me ha autorizado a reproducirlas, o sea que miel sobre orejas. Tienen la emoción de lo inasequible, de lo sobrehumano. De lo que, estando en vías irremediables de desaparición, ha iniciado la recuperación gracias a una enérgica acción política y, sobre todo, al trabajo impagable de decenas de voluntarios y aficionados. Todo ello constituye un acto ejemplar. Esta ave, generalmente solitaria, vuela "a vela" con un vuelo elegante, propiciado por sus anchas pero afiladas alas (como de águila), frecuentemente sobre laderas. Aquí lo vemos patrullando sobre un monte pirenaico espeso. Anida en cuevas en cantiles rocosos, en zonas altas y accidentadas. Aprovecha los huesos de las carroñas de las que se alimenta, tragándolos. Rompe los huesos grandes dejándolos caer sobre las rocas. Es sedentario. Desde hace unos años, la Fundación Gypaetus lidera un programa internacional de cría en cautividad y reintroducción en el que participan varias administraciones públicas y personal voluntario, que está consiguiendo
la recuperación de pequeñas poblaciones en Sierra Morena y Picos de Europa que vienen a unirse a las ya existentes en los Montes Vascos y los Pirineos. Incomprensiblemente ha sido perseguido y tiroteado por la gente de campo hasta llevarlo a su práctica extinción. En la actualidad, su gran enemigo es el veneno que se sigue utilizando en los cotos de caza contra la fauna silvestre. Otro de sus enemigos es la complicada reproducción que presenta. Tarda varios años (hasta 10) en llegar a la madurez sexual. Tiene un sólo descendiente cada año de los que se reproduce. Habitualmente pone dos huevos, pero uno de los pollos está condenado pues sólo crían a uno. En fin, la Naturaleza en este caso no facilita las cosas.
la recuperación de pequeñas poblaciones en Sierra Morena y Picos de Europa que vienen a unirse a las ya existentes en los Montes Vascos y los Pirineos. Incomprensiblemente ha sido perseguido y tiroteado por la gente de campo hasta llevarlo a su práctica extinción. En la actualidad, su gran enemigo es el veneno que se sigue utilizando en los cotos de caza contra la fauna silvestre. Otro de sus enemigos es la complicada reproducción que presenta. Tarda varios años (hasta 10) en llegar a la madurez sexual. Tiene un sólo descendiente cada año de los que se reproduce. Habitualmente pone dos huevos, pero uno de los pollos está condenado pues sólo crían a uno. En fin, la Naturaleza en este caso no facilita las cosas.
En esta fotografía se pueden apreciar las características de un ejemplar adulto: cuerpo rojizo, cola negra en cuña, alas anchas pero afiladas, vuelo velero. Su nombre científico hace referencia, precisamente, a las características físicas de sus alas. Gypaetus, del griego gups (buitre) y aétos (águila), quiere significar "el buitre águila". El específico barbatus se ha traído del latín con el significado de barbudo. Hace referencia a otra de sus características físicas. Una especie de penacho de plumas negras que pasa por encima de su pico prolongándose por una ancha franja negra hasta el ojo. En inglés no tenía nombre propio, al no existir en las islas Británicas, y le asignaron el de Lämmergeier, utilizando su nombre alemán y holandés (buitre de los corderos), pero al ser palabra difícil de pronunciar en inglés, a menudo le llaman Bearded vulture, buitre barbudo.
Es una ave que tiene personalidad propia y es reconocida desde tiempos muy remotos. Según nos cuenta la Historia, el dramaturgo griego Esquilo habría muerto alcanzado en la cabeza por una tortuga arrojada por un águila (sin duda un Gypaetus barbatus) que habría confundido el cráneo calvo del poeta con una roca reluciendo al sol. Habría lanzado contra ella la tortuga para, de la misma manera que lo hace con los huesos demasiado grandes, reventarla contra la roca y devorarla a continuación. En griego moderno, uno de los nombres que se le da es el de kélonifagi (que come tortugas).
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