Mi Código de la Circulación por la carretera de la vida.

"Yo soy solo uno. Puedo hacer solo lo que uno puede hacer; pero lo que uno puede hacer, yo lo hago" (John Seymour, 1914-2004). //La sinceridad está sobrevalorada.// Antes de hablar ten claro que las palabras sean más oportunas que el silencio.// No discutas nunca con un imbécil. Te obligará a rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia.// ¡Cuántas veces no se pretende sólo derrotar al contrario, sino más bien hundirle tanto en lo profesional como en lo personal!// ¿Quieres ser feliz un instante (o dos)? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!// Cuanto más pequeño es un corazón, más rencor alberga.// No juzgues. Todas las personas te pueden sorprender si les das la oportunidad.// Tú sigue adelante, si alguien quiere ir contigo, que tire también.// No mires mucho alrededor, sigue adelante pues como dijo no sé quién: "es preferible pedir disculpas a pedir perdón".// No es posible caer bien a todo el mundo. Hagas lo que hagas unos te querrán y otros te aborrecerán. Es inevitable.// El ser humano forma parte de la Naturaleza y es un ser vivo como los demás (árboles, zorros, libélulas, bacterias) por lo que está sometido a los mismos procesos vitales.// Las religiones son el principal enemigo de la salud mental.// Si soy normal, y hago esto y lo otro, seguro que todas las demás personas harán lo mismo o cosas parecidas.

viernes, 15 de abril de 2011

A lo mejor lo de salir al campo no es un atavismo evolutivo sino la búsqueda de trascendencia.

Ayer estuve en un diálogo de los Diálogos de Paisaje organizados por el Departamento de Geografía de la Universidad del País Vasco cuyo tema era el "Los valores culturales y espirituales del paisaje". Intervenían Santos Casado, biólogo, especialista (entre otras cosas) en la evolución de las valoraciones de las percepciones sociales sobre el paisaje y Josep M. Mallarach, del Comité Directivo del Grupo Especialista de Valores Culturales y Espirituales de las Áreas Protegidas de la UICN. Presentaron un estudio que con la pregunta "¿Qué buscan los finlandeses en sus espacios protegidos", completaba a otro sobre la revisión de los objetivos de los planes de gestión en varios de los Parques Nacionales Británicos. Las respuestas resultan sumamente interesantes: silencio, conexión con la Naturaleza, lejanía de las personas, soledad, aire limpio, paisajes, belleza... La mayoría de las personas no van pues buscando biodiversidad, sino valores inmateriales, intangibles, del mundo natural en su más amplio sentido. Esto me hizo pensar que a lo mejor no nos lanzamos al campo en un fin de semana en busca de la hembra o del alimento en obediencia a un atavismo evolutivo (al fin y al cabo el ser humano es el resultado de 15.000 millones de años de evolución del ser vivo, en lucha con los elementos naturales; y las personas que vivimos hoy somos los elementos triunfadores de una estrategia evolutiva acertada desarrollada en el roce con el medio natural y sus ocupantes) sino de una búsqueda cultural y civilizada de paz, serenidad y belleza. No sé. Sin embargo tengo la impresión de que hay gente pa tó. Unos quizás busquen la belleza, el silencio y la armonía, pero otros, con sus cestas, bastones, navajas y bolsas de plástico buscan setas, endrinas, caracoles, flores y plantas como si su supervivencia dependiera de encontrar alimento. Unos buscan caza a escopetazos y otros buscan el silencio. Ya ves, no es fácil encontrar respuestas simples a los problemas complejos.

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