Mi Código de la Circulación por la carretera de la vida.

"Yo soy solo uno. Puedo hacer solo lo que uno puede hacer; pero lo que uno puede hacer, yo lo hago" (John Seymour, 1914-2004). //La sinceridad está sobrevalorada.// Antes de hablar ten claro que las palabras sean más oportunas que el silencio.// No discutas nunca con un imbécil. Te obligará a rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia.// ¡Cuántas veces no se pretende sólo derrotar al contrario, sino más bien hundirle tanto en lo profesional como en lo personal!// ¿Quieres ser feliz un instante (o dos)? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!// Cuanto más pequeño es un corazón, más rencor alberga.// No juzgues. Todas las personas te pueden sorprender si les das la oportunidad.// Tú sigue adelante, si alguien quiere ir contigo, que tire también.// No mires mucho alrededor, sigue adelante pues como dijo no sé quién: "es preferible pedir disculpas a pedir perdón".// No es posible caer bien a todo el mundo. Hagas lo que hagas unos te querrán y otros te aborrecerán. Es inevitable.// El ser humano forma parte de la Naturaleza y es un ser vivo como los demás (árboles, zorros, libélulas, bacterias) por lo que está sometido a los mismos procesos vitales.// Las religiones son el principal enemigo de la salud mental.// Si soy normal, y hago esto y lo otro, seguro que todas las demás personas harán lo mismo o cosas parecidas.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Fauna silvestre urbana en el Puerto de Santa María (Cádiz.España)

Nada más terminar de escribir las dos entradas anteriores esta mañana, me he ido a pasear por la playa. Como confirmación a todo lo comentado sobre fauna urbana, nada más llegar a la playa de Santa Catalina hemos visto trece correlimos tridáctilos (Calidris alba) sobre las rocas ostrioneras. La bandada estaba sola, y mientras uno de sus componentes se movía y buscaba entre las rocas, el resto permanecía tranquilamente quietos. A no demasiada distancia, entre cinco y diez metros, un vuelvepiedras común (Arenaria interpres) se movía totalmente concentrado en su labor. Sobre ellos ha pasado un solitario charrán patinegro (Sterna sandvicensis). Poco más allá, a la altura de los jesuitas, cuatro alondras comunes (Alauda arvensis) se alimentaban en el gran talud arbustivo y levantaban el vuelo al vernos. En la misma zona dos garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) nos precedían levantando el vuelo y volviuendo a posarse unos pasos más allá cada vez que nos íbamos acercando a ellas, etc. etc. Simplemente hay que mirar para ver.

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