Mi Código de la Circulación por la carretera de la vida.

"Yo soy solo uno. Puedo hacer solo lo que uno puede hacer; pero lo que uno puede hacer, yo lo hago" (John Seymour, 1914-2004). //La sinceridad está sobrevalorada.// Antes de hablar ten claro que las palabras sean más oportunas que el silencio.// No discutas nunca con un imbécil. Te obligará a rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia.// ¡Cuántas veces no se pretende sólo derrotar al contrario, sino más bien hundirle tanto en lo profesional como en lo personal!// ¿Quieres ser feliz un instante (o dos)? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!// Cuanto más pequeño es un corazón, más rencor alberga.// No juzgues. Todas las personas te pueden sorprender si les das la oportunidad.// Tú sigue adelante, si alguien quiere ir contigo, que tire también.// No mires mucho alrededor, sigue adelante pues como dijo no sé quién: "es preferible pedir disculpas a pedir perdón".// No es posible caer bien a todo el mundo. Hagas lo que hagas unos te querrán y otros te aborrecerán. Es inevitable.// El ser humano forma parte de la Naturaleza y es un ser vivo como los demás (árboles, zorros, libélulas, bacterias) por lo que está sometido a los mismos procesos vitales.// Las religiones son el principal enemigo de la salud mental.// Si soy normal, y hago esto y lo otro, seguro que todas las demás personas harán lo mismo o cosas parecidas.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Sylvia communis, una curruca que por poco desaparece.

Curruca zarcera (Sylvia borin).
Curruca capirotada (Sylvia atricapilla).

Curruca zarcera (Sylvia communis).


La curruca zarcera era tan común en Europa que de nombre científico le pusieron Sylvia communis, en el sentido de abundante. En efecto, era la curruca más abundante de Europa. Sin embargo, tres años seguidos de sequía en el Sahel, en donde pasa nuestro invierno, casi arrasaron con sus poblaciones. Hoy podemos decir que ha iniciado su recuperación aunque todavía, en Europa, son más abundantes que ella la curruca capirotada (Sylvia atricapilla) y la curruca mosquitera (Sylvia borin). Varias veces he traído a este blog alguna información sobre la incidencia dramática de las condiciones meteorológicas sobre las poblaciones de aves. Este es un ejemplo extremo. Pero uno más. A veces no somos conscientes de la importancia que tienen, para la conservación de las aves nacidas en Europa, las condiciones en las que pasan el invierno en África. Los conservacionistas, y naturalistas en general, europeos deberíamos tomarnos como obligación el colaborar con los países africanos en los que invernan las aves nacidas aquí. Sin duda que una mejoría en las condiciones de vida de las personas africanas redundaría en una mejoría de las condiciones de vida de la fauna y de la naturaleza en general. Es difícil para un africano preocuparse por la conservación de los animales africanos si las mismas personas pasan graves dificultades para sobrevivir. Hoy el ejemplo de las humildes currucas zarceras, el ave que no destaca por nada, la Sylvia communis nos da pie para este comentario. No hay pájaro pequeño. No hay ser vivo sin importancia.

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