






Fresno de Río Tirón es una pequeña localidad del este de la provincia de Burgos. Cuenta en la actualidad con menos de 200 habitantes sobre una superficie de 9'68km2. El caserío se concentra alrededor de la iglesia parroquial y la ermita, constituyendo un concentrado de casas cubiertas con tejados de teja árabe junto a solares vacíos y huertas urbanas rodeado por algunos pabellones agrícolas y algunas casas unifamiliares con tejados de teja plana o de hormigón. En el centro del casco urbano sobresale la fábrica de la iglesia parroquial de San Andrés, del siglo XVIII, cerrada al culto y cuyos muros de sillares de arenisca presentan decenas de orificios ocupados por las aves. En su espadaña construyen su nido, dependiendo de los años, una o dos parejas de cigüeña blanca (Ciconia ciconia). La cercanía de las estribaciones de la sierra de la Demanda y los sotos de los dos ríos que flanquean el pueblo dan a este lugar una extraordinaria diversidad de ambientes con la consiguiente riqueza de flora y fauna. Hay algunas personas que niegan a los cascos urbanos la condición de ecosistemas. Nosotros no. Es evidente que no son un ecosistema natural, pero consideramos que las peculiaridades del biotopo humano constituyen la base sobre la que desarrollan su vida especies botánicas y faunísticas muy específicas, algunas de las cuales no se dan en otro entorno. En el ecosistema casco urbano de Fresno encontramos comunidades faunísticas destacadas, entre las que encuentra un lugar de honor la de las aves. Una tarde cualquiera del mes de julio, sobrevuelan su caserío miles de vencejos (Apus apus), decenas de golondrinas (Hirundo rustica) y algunas docenas de avión común (Delichon urbica). Palomas cimarronas (Columba livia), estorninos pintos (Sturnus vulgaris) y negros (Sturnus unicolor), jilgueros (Carduelis carduelis), verderones (Carduelis chloris), urracas (Pica pica), cornejas (Corvus corone), lavanderas blancas (Motacilla alba), gorriones (Passer domesticus), mirlos (Turdus merula) y colirrojos tizones (Phoenicurus ochruros) aparecen constantemente entre calles, tapias y solares. Las cogujadas (Galerida cristata) buscan su sustento en los laterales de las calles y caminos. Sobre los tejados espejea conspicuo el macho de la collalba gris (Oenanthe oenanthe). Pero a menudo aparecen otras aves mucho más escasas. Sobrevuelan el casco urbano alimoches (Neophron percnopterus), patrullando desde sus solares en la próxima sierra de la Demanda; aguilillas calzadas (Hieraaetus pennatus); abejarucos (Merops apiaster), que aprovechan las ramas de los árboles de las huertas para llevar a cabo sus ritos de cortejo entre los que destaca la ceba ritual. Desde los sotos próximos llega una y otra vez el canto del pito real (Picus viridis), que algunas mañanas llega a configurar el sonido de la calle. En varias ocasiones han cazado pajarillos entre sus calles una pareja de gavilanes (Accipiter nisus) con su inconfundible vuelo oscilante. Incluso un alcotán (Falco subbuteo) ha cazado vencejos sobre las cabezas de los vecinos. Por la noche se puede escuchar al autillo (Otus scops), acantonado en los sotos próximos al casco urbano, y a la lechuza común (Tyto alba) que campea sobre el pueblo a la búsqueda de roedores. Todos los días cruzan el cielo numerosos grupos de buitres leonados (Gyps fulvus). Los milanos negros (Milvus migrans) alborotan, al cruzar sobre ellas, a las palomas que se multiplican en las desportilladas paredes de la iglesia. En el campo de fútbol, junto al río, una garcilla bueyera (Bubulcus ibis) paseaba su silueta apesadumbrada buscando saltamontes y lombrices. Además de todo ello, a menudo se dejan ver herrerillos (Cyanistes caeruleus), carboneros (Parus major), verdecillos (Serinus serinus), petirrojos (Eritachus rubecula), zorzales (Turdus phylomelos), pardillos (Carduelis cannabina) y trigueros (Miliaria calandra) procedentes de los bosques y campos que rodean el pueblo. El verano es muy animado en Fresno de Río Tirón con tantos visitantes estivales.
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