Estuvo Eduardo de Juana, presidente de la Sociedad Española de Ornitología, en Vitoria (España) dando una conferencia el pasado 30 de septiembre del 2010. El presentador, con alguna intención, al citar su curriculum, dijo "autor de una guía de la que algunos dicen que es la mejor de España". Eduardo de Juana se disculpó y, humildemente, dijo "oh, no, no". El presentador se sonrió satisfecho, no sé todavía porqué. A menudo, en este mismo blog, yo he defendido que la Guía de Aves de España de De Juana y Varela es la mejor guía para iniciarse en la observación de aves de España en el campo. El caso es que ya que el propio autor había dicho, y yo había sido testigo, que su guía no era la mejor, he dedicado los últimos tiempos un gran esfuerzo para hacerme con algunas, si no con todas, las guías de aves que ahora mismo hay en el mercado. He logrado reunir alrededor de ochenta de las que cerca de algo más de la mitad presento en esta fotografía.La elección de una buena guía de campo no es algo que se pueda hacer a tontas y a locas. Una buena guía te acompaña y acabas acostumbrándote a ella en detrimento de otras. Esa pasa a ser de tu afición. Para analizarlas objetivamente, he establecido unos parámetros, la suma de cuyas cuantificaciones da, en mi opinión, una buena medida matemática de la calidad de una guía de campo. Los parámetros que he utilizado son:
1.- Tamaño. Para poder ser transportada en un bolso pequeño o en un bolsillo.
2.- Calidad de la encuadernación. Resistente, impermeable.
3.- Tipo de papel. Huyendo de los que, al humedecerse, pegan unas páginas con otras como el llamado couché.
4.- Calidad y tamaño de letra. Limpia, legible.
5.- Abreviaturas. Expresividad, claridad.
6.- Contenido: descripción, materiales para identificación, biología, distribución, fenología, etología, alimentación, biotopos característicos, etc.
7.- Mapas distribución. Claridad y sencillez expresiva. Cómoda interpretación.
8.- Dibujos o fotografías. Buscando la máxima claridad y discriminación. Páginas abigarradas o no. Dimorfismo sexual. Juveniles. Colorido. Poses típicas.
9.- Índices onomásticos.
10.- Idiomas en los que se presentan los nombres comunes.
11.- Actualidad y rigor de la taxonomía.
12.- Relación entre las representaciones iconográficas y los textos alusivos. Valorando especialmente el que se puedan ver simultáneamente imagen, mapa y descripción.
13.- Distribución ecosistémica.
14.- Sonogramas o descripciones de cantos.
15.- Presencia o no de todas las especies susceptibles de ser observadas en el ámbito que haya definido la guía.
16.- Materiales complementarios: recomendaciones, alertas, consejos, aportaciones metodológicas, etc.
17.- Descripción de las mudas.
He analizado cuidadosamente esas guías midiendo su tamaño, analizando sus dibujos o fotografías, la forma de presentar los textos y mapas, estudiando descripciones y dimorfismo sexual y por edad, etc. de acuerdo a los parámetros que acabo de citar. Y no tengo ninguna duda. Alguna tiene mejores dibujos (la de Lars Jonhson, por ejemplo), otras son más útiles para identificar aves en mano (como la última edición de la Svenson), o tienen más materiales complementarios, como esta misma. O señala con unos vectores los caracteres más conspicuos (como la de Paterson). Pero valorando en su conjunto la guía, y aplicando objetivamente los parámetros citados, no hay ninguna duda. La mejor guía de aves para iniciarse en la observación de aves en campo (actividad hoy en día denominada birdwatching) en España es
Tengo la impresión de que Eduardo de Juana no quiso presumir de algo de lo que, sin duda, puede estar legítimamente orgulloso. Pero, probablemente, el comentario no era apropiado ni por el lugar, ni por los asistentes. Además, es muy difícil que un científico hable bien en público de sus obras de divulgación. Hay como un desapego algo artificioso.
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