Mi Código de la Circulación por la carretera de la vida.

"Yo soy solo uno. Puedo hacer solo lo que uno puede hacer; pero lo que uno puede hacer, yo lo hago" (John Seymour, 1914-2004). //La sinceridad está sobrevalorada.// Antes de hablar ten claro que las palabras sean más oportunas que el silencio.// No discutas nunca con un imbécil. Te obligará a rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia.// ¡Cuántas veces no se pretende sólo derrotar al contrario, sino más bien hundirle tanto en lo profesional como en lo personal!// ¿Quieres ser feliz un instante (o dos)? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!// Cuanto más pequeño es un corazón, más rencor alberga.// No juzgues. Todas las personas te pueden sorprender si les das la oportunidad.// Tú sigue adelante, si alguien quiere ir contigo, que tire también.// No mires mucho alrededor, sigue adelante pues como dijo no sé quién: "es preferible pedir disculpas a pedir perdón".// No es posible caer bien a todo el mundo. Hagas lo que hagas unos te querrán y otros te aborrecerán. Es inevitable.// El ser humano forma parte de la Naturaleza y es un ser vivo como los demás (árboles, zorros, libélulas, bacterias) por lo que está sometido a los mismos procesos vitales.// Las religiones son el principal enemigo de la salud mental.// Si soy normal, y hago esto y lo otro, seguro que todas las demás personas harán lo mismo o cosas parecidas.

lunes, 25 de enero de 2010

Anillando en los confines del Sahara.

Aquí están Andrea y Gorka, Jefe de la Expedición, anillando los primeros ejemplares de una de las mañanas. El tiempo es todavía fresco. La mesa está ordenada. En apenas media hora el sol saldrá, empezará a soplar el viento del desierto y la temperatura subirá hasta los 37º. Entonces emprenderemos una carrera contra el reloj para sacar todas las aves de las redes y anillarlas antes de que el calor las haga a ellas y a nosotros desfallecer. Para las 11 todo habrá terminado. La mesa estará completamente desordenada, los cuerpos cubiertos de polvo rojizo fino como la harina, las manos pegajosas. Habremos anillado alrededor de 100 pájaros y nos retiraremos a descansar. Al atardecer volveremos otra vez. Fantástico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario