Mi Código de la Circulación por la carretera de la vida.

"Yo soy solo uno. Puedo hacer solo lo que uno puede hacer; pero lo que uno puede hacer, yo lo hago" (John Seymour, 1914-2004). //La sinceridad está sobrevalorada.// Antes de hablar ten claro que las palabras sean más oportunas que el silencio.// No discutas nunca con un imbécil. Te obligará a rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia.// ¡Cuántas veces no se pretende sólo derrotar al contrario, sino más bien hundirle tanto en lo profesional como en lo personal!// ¿Quieres ser feliz un instante (o dos)? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!// Cuanto más pequeño es un corazón, más rencor alberga.// No juzgues. Todas las personas te pueden sorprender si les das la oportunidad.// Tú sigue adelante, si alguien quiere ir contigo, que tire también.// No mires mucho alrededor, sigue adelante pues como dijo no sé quién: "es preferible pedir disculpas a pedir perdón".// No es posible caer bien a todo el mundo. Hagas lo que hagas unos te querrán y otros te aborrecerán. Es inevitable.// El ser humano forma parte de la Naturaleza y es un ser vivo como los demás (árboles, zorros, libélulas, bacterias) por lo que está sometido a los mismos procesos vitales.// Las religiones son el principal enemigo de la salud mental.// Si soy normal, y hago esto y lo otro, seguro que todas las demás personas harán lo mismo o cosas parecidas.

martes, 26 de enero de 2010

Escenas africanas III

Son las ocho de la mañana. El sol alumbra ya desde hace un rato y frente al embarcadero de las piraguas los pelícanos, las jacanas africanas, los cormoranes y todo tipo de ardeidas se afanan intensamente en cebarse para el largo día. Los pelícanos realizan sus actuaciones de pesca cooperativa, sumergen sus cabezas rítimicamente y enseñan sus traseros a los pocos visitantes que nos preparamos para embarcar. Los cormoranes se sumergen enteros una y otra vez mientras algunos extienden sus alas a los primeros rayos del sol para secárselas. El viento es muy suave y trae olor a flores.
A la derecha una garceta dimorfa llama nuestra atención. Al fondo divisamos una cigüeña negra. El río bulle de vida. A la izquierda un grupo de espátulas europeas filtra nerviosamente el agua, con ellas una espátula africana de frente y patas rojas. De pronto algo llama nuestra atención hacia las patas de las espátulas. ¡Están todas anilladas! Una lleva anilla de plástico con letras y números, otra lleva tres arandelas de colores en la pata derecha y dos anillas en la izquierda. La de más allá lleva en la pata izquierda una arandela con letras y números y en la derecha otras tres arandelas de colores... La magia de lo natural se rompe en mil pedazos. El África salvaje está clasificada y ordenada como los estantes de un supermercado. No sé si me gusta.

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