Mi Código de la Circulación por la carretera de la vida.

"Yo soy solo uno. Puedo hacer solo lo que uno puede hacer; pero lo que uno puede hacer, yo lo hago" (John Seymour, 1914-2004). //La sinceridad está sobrevalorada.// Antes de hablar ten claro que las palabras sean más oportunas que el silencio.// No discutas nunca con un imbécil. Te obligará a rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia.// ¡Cuántas veces no se pretende sólo derrotar al contrario, sino más bien hundirle tanto en lo profesional como en lo personal!// ¿Quieres ser feliz un instante (o dos)? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!// Cuanto más pequeño es un corazón, más rencor alberga.// No juzgues. Todas las personas te pueden sorprender si les das la oportunidad.// Tú sigue adelante, si alguien quiere ir contigo, que tire también.// No mires mucho alrededor, sigue adelante pues como dijo no sé quién: "es preferible pedir disculpas a pedir perdón".// No es posible caer bien a todo el mundo. Hagas lo que hagas unos te querrán y otros te aborrecerán. Es inevitable.// El ser humano forma parte de la Naturaleza y es un ser vivo como los demás (árboles, zorros, libélulas, bacterias) por lo que está sometido a los mismos procesos vitales.// Las religiones son el principal enemigo de la salud mental.// Si soy normal, y hago esto y lo otro, seguro que todas las demás personas harán lo mismo o cosas parecidas.

martes, 9 de agosto de 2011

El cerebro de los furtivos es de plomo.

El miércoles día 3 de agosto, ha sido detenido un camionero en Sevilla por transportar escondido un atún rojo desde Gerona. La especie está en grave peligro de extinción y desde el 15 de junio está vedada su pesca hasta el próximo invierno. Estas paradas biológicas se establecen mediante acuerdos internacionales para intentar evitar su desaparición. Pues bien, ajenos a los acuerdos internacionales y a la fragilidad de la especie, un pescador gerundense contrató a un camionero sevillano para llevar a Sevilla un atún rojo de 147 kg que había pescado fraudulentamente. El camionero era plenamente consiciente de que estaba traficando con sustancias prohibidas, pues ocultaba el atún entre plásticos, apartado del resto de la carga con un colchón hinchable. ¿Y el pescador? Es prácticamente imposible que un pescador, profesional o no, desconozca que desde el 15 de junio no se puede pescar esta especie. ¿Por qué, pues, lo pescó y acordó con el camionero su traslado a Mercasevilla para su comercialización? ¿Tampoco los comerciantes de Mercasevilla sabían que desde el 15 de junio está prohibida la pesca del atún rojo? Tengo la impresión de que todos ellos sabían perfectamente la prohibición que pesa sobre esas prácticas ilícitas, pero les importa un pimiento. La intención de ocultarlo era evidente pues además de estar escondido en el camión y separado de otra pesca legal, estaba sin etiquetar. ¿Cómo se puede acabar con estas prácticas delincuenciales? Sabemos que uno de los motivos de la extinción de especies y de pérdida de la biodiversidad es la sobreexplotación. No basta con saberlo, hay que encontrar la s formas para evitarlas. Estamos acostumbrados a oir que los pescadores japoneses, o coreanos, están saqueando el mar de todos sin compasión y sin respetar los acuerdos internacionales. Furtiva y alevosamente, en barcos chatarra, que no les importa que sean confiscados porque son basura. Pero en esta ocasión, los furtivos eran un tipo de Gerona y otros de Sevilla. Osea, de ahí al lado. Nada de piratas orientales.


¿Por qué unos padres de familia, por otras razones ejemplares, se lían la manta a la cabeza y realizan estas prácticas mafiosas?¿Cabe la posibilidad de atornillarles en el cerebro una chapa de acero que lleve impreso el lema "si no paras te arruinarás y nos arruinarás a todos"? ¿Qué gana ese pescador saltándose la veda? ¿que desaparezca el atún y no volver, nunca, ni él ni sus descendientes, a poderlo pescar? El camionero, plenamente consciente del delito, habría ganado, si no le pillan, cuatro duros. ¿Y los traficantes de Mercasevilla? Lo habrían vendido a alguna empresa japonesa por mil euros. ¿Estaban todos ellos tan necesitados que debían robar para comer? Ja. Lo que pasa es que "tienen, por eso no piensan, de plomo las calaveras"? En el siglo XVII español había una expresión, reducida a una palabra por el mucho uso, que los define muy bien: "hideputa".


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