Mi Código de la Circulación por la carretera de la vida.

"Yo soy solo uno. Puedo hacer solo lo que uno puede hacer; pero lo que uno puede hacer, yo lo hago" (John Seymour, 1914-2004). //La sinceridad está sobrevalorada.// Antes de hablar ten claro que las palabras sean más oportunas que el silencio.// No discutas nunca con un imbécil. Te obligará a rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia.// ¡Cuántas veces no se pretende sólo derrotar al contrario, sino más bien hundirle tanto en lo profesional como en lo personal!// ¿Quieres ser feliz un instante (o dos)? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!// Cuanto más pequeño es un corazón, más rencor alberga.// No juzgues. Todas las personas te pueden sorprender si les das la oportunidad.// Tú sigue adelante, si alguien quiere ir contigo, que tire también.// No mires mucho alrededor, sigue adelante pues como dijo no sé quién: "es preferible pedir disculpas a pedir perdón".// No es posible caer bien a todo el mundo. Hagas lo que hagas unos te querrán y otros te aborrecerán. Es inevitable.// El ser humano forma parte de la Naturaleza y es un ser vivo como los demás (árboles, zorros, libélulas, bacterias) por lo que está sometido a los mismos procesos vitales.// Las religiones son el principal enemigo de la salud mental.// Si soy normal, y hago esto y lo otro, seguro que todas las demás personas harán lo mismo o cosas parecidas.

martes, 26 de julio de 2011

La Naturaleza en Tomás Luis de Victoria (c. 1548 - 1611).

El 27 de agosto de este año hará cuatrocientos del fallecimiento del músico natural de Ávila Tomás Luis de Victoria. Es muy conocida su obra Officium Defunctorum, dedicada en Madrid, en el año 1605, a la Emperatriz María, hermana de Felipe II, que había fallecido dos años antes y de la que había sido capellán personal durante diecisiete años. Entre sus obras musicales no hay ninguna profana. Todas son de índole religiosa, pero su motete Vidi speciosam tiene una letra sálmica, que describe con imágenes naturales de una enorme belleza, a la amada. Creo que los naturalistas seguidores de este blog la sabrán apreciar:




La he visto hermosa


como una paloma, subiendo


los arroyos de agua,


la fragancia de sus vestidos


era inestimable.


Y como los días de primavera,


la rodeaban


las flores de los rosales


y los lirios de los valles.




¿Quién es ésta,


que sube por el desierto


cual columna de humo


que exhala olor


de mirra y de incienso?


Y como los días de primavera,


la rodeaban


las flores de los rosales


y los lirios de los valles.




(La traducción del latín está extraida de la página web uma.es/victoria/textos.html).




Vidi speciosam


sicut columbam ascendentem


desuper rivos aquarum,


cuius inaestimabilis odor erat


nimis in vestimentis eius.


Et sicut dies verni,


circumdabant eam


flores rosarum


et lilia convallium.




Quae est ista,


quae ascendit per desertum


sicut virgula fumi


ex aromatibus


myrrhae et thuris?


Et sicut dies verni


circumdabant eam


flores rosarum


et lilia convallium.


¡Buenos días y a disfrutar!

Otra vez en el paraíso. El río Tirón a su paso por la localidad de Fresno de Río Tirón (Burgos.España). Spain.

El sábado 23 de julio, sobre las 18:50 hora local, volví al río Tirón. Al mismo recodo en el que estuve la semana pasada. La tarde estaba soleada y soplaba una brisa frsca del NE que mantenía la temperatura en 18ºC. No bajó al río ningún jilguero (Carduelis carduelis), solo alguna lavandera blanca (Motacilla alba), pero no había ni ratro del ácido y penetrante olor a purines que nos había expulsado de allí la semana anterior. Sobre las copas de los árboles del bosque galería, cazaban los vencejos (Apus apus). El sol iba cayendo, ocultándose tras las copas de los árboles de la orilla izquierda que, agitadas por la brisa, producían sobre las aguas sombras y claroscuros. Parece que vienen visitas sorpresa por la espalda y me sobresaltan. Acaba de pasar un martín pescador (Alcedo atthis) como una flecha azul. La cara de decepción es evidente, cuando se enteran los que no lo ven. Un poco más tarde vamos a un concierto conmemorativo del cuarto centenario del fallecimiento del músico abulense Tomás Luis de Victoria, en el convento de Santa María Bretonera de clarisas, en Belorado (Burgos) y dibujo en el programa la imagen del martín pescador que he visto volando a ras del agua. Un final de jornada sabatina radicalmente distinto al de la semana anterior. También los olores hacen nuestros paisajes.

martes, 19 de julio de 2011

En otro mundo. El río Tirón a su paso por Fresno de Río Tirón.

Pasamos la tarde del sábado en el río Tirón. Tumbados sobre las piedras de sus orillas escuchamos durante largo rato la música calmada de las aguas al fluir. Hacía muchísimo calor. Creo que era la tarde de este verano en la que más calor ha hecho, y el verdor, el sonido del agua, las sombras calmaban la fiereza ardiente del sol. Era muy hermoso estar allí, en silencio, envueltos en esa atmósfera fresca de los bosques de ribera. Fuera, el viento solano parecía querer incendiar la tierra. Desde los abrasados campos de cereal, mantenidos al otro lado de la frontera verde de los chopos, los alisos, los fresnos, los sauces y de los matorrales llegaban a beber al río jilgueros europeos (Carduelis carduelis), torcaces (Columba palumbus), verdecillos (Serinus serinus), lavanderas boyeras (Motacilla flava).
Los jilgueros llegan incesantemente, bandada tras bandada. Tengo la impresión de que se trata de grupos familiares, la pareja más uno o dos pollos supervivientes de este año. Llegan hasta el río en oleadas a lo mejor más de sesenta pájaros. Después de beber se protegen en los grandes sauces de la orilla de enfrente y cantan y cantan. Llegan con el pico abierto del calor que tienen y se elevan hasta los árboles verdes a canturrear durante horas.
Un papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca) se posa en los arbustos de la orilla cerca del agua, y desde allí se lanza a contraluz contra insectos que llegan volando hasta el centro del río. Los ve perfectamente aunque tienen el sol detrás y ya está bajo. Los captura y vuelve a su posadero. No parece sentir el calor. Es de colores un tanto desvaídos y, aunque no puedo distinguir si la marca de las cobertoras primarias se acerca o no al borde del ala, creo que es una hembra. Captura dos o tres moscas más y se marcha.
A unos veinticinco metros hacia el norte vemos el azud y las compuertas de la fábrica de luz "Mojón blanco". Estamos en tierras protegidas de visón europeo (Mustela lutreola) y los carteles con las siglas LIFE OO NAT-E/72/99 que anuncian el programa europeo de recuperación de orillas para la conservación del visón europeo se entrevén, medio sumergidos por la maleza, a nuestro alrededor. Cambia el viento, se hace marcadamente de poniente y nos invade el aire el olor dulzón y nauseabundo de una granja porcina próxima al cauce. Es tan fuerte el olor en esta tarde abrasadora (en la granja habrán abierto las ventanas para que entre el aire y no se asfixien los cerdos) que me marea. El teléfono móvil (el celular que decís en américa) no para de acercarme correos electrónicos de la oficina. Los cables de la luz cruzan y recruzan el aire sobre el cauce.
La huella humana es intensiva. Sin embargo, el interior del bosque galería es un mundo aparte. Por el aire cazan los aviones zapadores (Riparia riparia). El silencio de la tarde se hace más sonoro con el agua saltarina. Es evidente la huella humana, pero el bosque nos protege del entorno. Estamos encerrados en el útero materno. Hay un momento en el que el tiempo se detiene. Pero la barrera arbórea nada puede contra el repugnante olor a heces porcinas, se rompe el encantamiento y tenemos que marcharnos.

lunes, 18 de julio de 2011

En relación a la conservación de la biodiversidad hay que ser activistas y no meros notarios de su disminución.

En un artículo publicado en el último número la revista Science, el profesor de Ecología y Biología de la UCLA James Estes demuestra que la desaparición de depredadores está teniendo gravísimas consecuencias para la conservación de todas las cadenas ecológicas de los ecosistemas. El coautor del artículo, William Ripple, de la Universidad de Oregón, asegura que han encontrado pruebas de que los depredadores son claves en la buena salud de los ecosistemas "desde las profundidades de los océanos a los picos más altos de las montañas, del trópico al Ártico". Su desaparición está afectando gravemente a todos los ecosistemas marítimos y terrestre. Cambios en la vegetación, expansión de especies invasoras, aumento de incendios forestales, contaminación, expansión epizootias y enfermedades infecciosas, etc. encuentran su causa en esa desaparición. Ésta está teniendo graves consecuencias también para el ser humano. Los autores analizan las causas de la pérdida de depredadores y encuentra las de siempre: sobreexplotación, disminución y fragmentación de hábitats, caza incontrolada, pesca industrial, etc. Se trata de un artículo interesantísimo que hace un repaso a toda la literatura sobre la pérdida de biodiversidad. En él han colaborado investigadores de más de veintidós instituciones. Pero... por más vueltas que le he dado no he encontrado ninguna reflexión sobre qué hacer para evitar tan apocalípticos pronósticos. Una vez más se confirma lo que lleva afirmando reiteradamente el catedrático español de Ecología Carlos Montes: científicos y ecologistas nos hemos convertido en meros notarios que levantamos acta de la pérdida de biodiversidad. Conocemos las causas (el cuarteto diabólico se ha convertido en el quinteto o en el sexteto o en el octeto diabólico, según los autores), pero muy pocos se atreven a proponer soluciones. Tengo la impresión de que las causas de la pérdida de la biodiversidad las conocemos todos. Los procesos también; pero falta valentía para afrontar la definición de las medidas correctoras. Tanto científicos como ecologistas somos unos expertos en describir los procesos y causas de la pérdida de biodiversidad. Una mera lectura del magnífico artículo citado sería una forma fenomenal de introducirnos en el tema, pero nos falta valentía para decir ¡basta ya!

Los jilgueros y otros fringílidos están ansiosos de sal (ClNa).

En mi casa en Ribavellosa, localidad situada al sur de la provincia española de Álava, en la Cuadrilla de Añana, hay un muro al que todos los días llegan jilgueros (Carduelis carduelis) y verdecillos (Serinus serinus) a picotear colgados. Es un muro de piedra arenisca y, por el interior, está la habitación en la que desde tiempo inmemorial se guardaban las salazones. Allí se han guardado durante generaciones las caretas y las orejas de cerdo guardadas en sal, así como perniles y tocinos en salmuera. Después de cientos de años (la casa cumple este año cuatrocientos 400 años ya que fue construida en 1611), la sal ha ido subiendo por la pared y mezclándose con la piedra arenisca. La piedra está muy descompuesta así que los fringílidos tienen doble ventaja. Por un lado comen sal, necesaria para sus procesos metabólicos y celulares, y por otro toman arena, la cual les resulta útil para la predigestión de semillas en el buche.
El otro día, visitando los almacenes de sal que, en previsión de las nevadas del invierno, se mantienen llenos en el Parque de Bomberos, lugar a donde me ha llevado mi nuevo trabajo, observé cómo durante toda la mañana, pequeños grupos familiares de jilgueros y verdecillos, se posaban en la sal y picoteaban durante un rato, incluso dentro del almacén. Tengo la impresión de que necesitan mucho la sal pues se acercaban aunque hubiera personas cerca e incluso entraban en los almacenes. En Ribavellosa es igual; no les importa que haya gente en el jardín. Ellos a lo suyo. Ya sé que los animales, especialmente los herbívoros, necesitan sal. Son conocidas las tabletas de sal para vacas y terneros, así como la famosa cueva de Kenia en la que los elefantes arrancan sal por la noche, pero no he visto que picoteen sal más que jilgueros y verdecillos. A lo mejor otras aves granívoras y herbívoras también devoran sal para suplementar su dieta, pero yo no las he visto. Consto.

Amaneceres teatrales.

Esta mañana ha amanecido saliendo el sol por el Este. Era un amanecer canónico, como debe ser. Hay días, como estos últimos con tormentas, en los que el Este está completamente cubierto y la luz del amanecer se cuela por el Oeste. La sensación es extraña. Son las primeras horas del día y la luz es similar a la del atardecer. La sensación es irreal, onírica. La impresión es similar a la luz que hay en las ciudades después de una tormenta; antes de que las personas vayan saliendo de sus improvisados refugios. La luz procede de los laterales más despejados, menos nubosos, las calles están vacías, parecen amaneceres pero la iluminación puede proceder del Oeste. Son luces teatrales, de focos dirigidos por mano humana para despistar. A veces tengo la impresión de encontrarme en un gran plató vacío, iluminado teatralmente.
Hoy no. Hoy la luz entraba desde el este y se expandía por toda la bóveda celeste. El cielo estaba completamente despejado, recién lavado. De estreno. Hacía mucho frío, pero seguro que al mediodía pasamos de los 28ºC. Son las cosas del verano. Las fotografías están sacados en Fresno de Río Tirón. Son del amanecer del sábado 9 de julio. Un día en el que el este, como puede verse, estaba cubierto de nubes y la luz del sol irradiaba desde el Oeste creando una sensación de irrealidad. ¡Good morning!










lunes, 11 de julio de 2011

Para el Trasmonte.

El británico se llama Brian Webster y tiene una página web de fotografías de aves. Creo que os resultará fácil localizarlo en Internet. Respecto a otras cosas, hay varios libros en castellano sobre cómo preparar una terraza o un jardín para favorecer la visita de los pájaros. La editorial Lynx ha publicado, por ejemplo, el libro de Michael Chinery Cómo atraer fauna al jardín. La editorial De Vecchi publicó Cómo atraer a los pájaros a su balcón o jardín. En el libro Pájaros de nuestros campos y bosques, Pantxo Purroy dedica un capítulo a los nidos artificiales y cajas nidos. En el libro Cooking for Birds, Mark Golley explica todo lo relacionado con la suplementación alimenticia a las aves de jardín. En el mismo sentido, pero con puntos de vista más amplios, podemos citar Attracting Birds to Your Garden, de Stephen Moss, The Audubon Society Guide to Attracting Birds. Creating Natural Habitats for Properties Large and Small, de Stephen W. Kress, Birds in Your Garden de Malcom Tait, Complete Garden Bird Book, de Mark Goley, RSPB Gardening for Wildlife, de Adrian Thomas, etc., etc. En este tema, como ocurre con todos los demás que hay en el mundo, en cuanto encuentras la mena, por muy poco que hayamos oído hablar del asunto, nos encontramos con que hay mucho publicado. Hay más publicaciones en castellano que tratan el tema y dan ideas muy prácticas. En efecto hay que disponer los alimentos y agua de manera tal que "premiemos" las aves que deseamos observar y dificultamos la llegada de aves menos deseables como estorninos, palomas o urracas. La editorial y tienda Oryx, de Barcelona, que también tiene página web, publicó hace unos años un folleto publicitario titulado Naturaleza en tu jardín. Productos para acoger y conocer a la fauna cercana, en el que en colaboración con Jacobi Jayne & Company y Schwegler, trataba de comederos, alimento para aves, cajas nido, etc. para atraer aves a un balcón, una terraza o un jardín. Hay más referencias en guías de aves urbanas, porque el aportar alimento suplementario a las avecillas silvestres y aprovechar para observarlas a placer, es una afición cada día más extendida incluso entre nosotros. Y es que hay gente p'a to. Gracias por ser seguidor y hacer comentarios.