En un artículo publicado en el último número la revista Science, el profesor de Ecología y Biología de la UCLA James Estes demuestra que la desaparición de depredadores está teniendo gravísimas consecuencias para la conservación de todas las cadenas ecológicas de los ecosistemas. El coautor del artículo, William Ripple, de la Universidad de Oregón, asegura que han encontrado pruebas de que los depredadores son claves en la buena salud de los ecosistemas "desde las profundidades de los océanos a los picos más altos de las montañas, del trópico al Ártico". Su desaparición está afectando gravemente a todos los ecosistemas marítimos y terrestre. Cambios en la vegetación, expansión de especies invasoras, aumento de incendios forestales, contaminación, expansión epizootias y enfermedades infecciosas, etc. encuentran su causa en esa desaparición. Ésta está teniendo graves consecuencias también para el ser humano. Los autores analizan las causas de la pérdida de depredadores y encuentra las de siempre: sobreexplotación, disminución y fragmentación de hábitats, caza incontrolada, pesca industrial, etc. Se trata de un artículo interesantísimo que hace un repaso a toda la literatura sobre la pérdida de biodiversidad. En él han colaborado investigadores de más de veintidós instituciones. Pero... por más vueltas que le he dado no he encontrado ninguna reflexión sobre qué hacer para evitar tan apocalípticos pronósticos. Una vez más se confirma lo que lleva afirmando reiteradamente el catedrático español de Ecología Carlos Montes: científicos y ecologistas nos hemos convertido en meros notarios que levantamos acta de la pérdida de biodiversidad. Conocemos las causas (el cuarteto diabólico se ha convertido en el quinteto o en el sexteto o en el octeto diabólico, según los autores), pero muy pocos se atreven a proponer soluciones. Tengo la impresión de que las causas de la pérdida de la biodiversidad las conocemos todos. Los procesos también; pero falta valentía para afrontar la definición de las medidas correctoras. Tanto científicos como ecologistas somos unos expertos en describir los procesos y causas de la pérdida de biodiversidad. Una mera lectura del magnífico artículo citado sería una forma fenomenal de introducirnos en el tema, pero nos falta valentía para decir ¡basta ya!
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