Mi Código de la Circulación por la carretera de la vida.

"Yo soy solo uno. Puedo hacer solo lo que uno puede hacer; pero lo que uno puede hacer, yo lo hago" (John Seymour, 1914-2004). //La sinceridad está sobrevalorada.// Antes de hablar ten claro que las palabras sean más oportunas que el silencio.// No discutas nunca con un imbécil. Te obligará a rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia.// ¡Cuántas veces no se pretende sólo derrotar al contrario, sino más bien hundirle tanto en lo profesional como en lo personal!// ¿Quieres ser feliz un instante (o dos)? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!// Cuanto más pequeño es un corazón, más rencor alberga.// No juzgues. Todas las personas te pueden sorprender si les das la oportunidad.// Tú sigue adelante, si alguien quiere ir contigo, que tire también.// No mires mucho alrededor, sigue adelante pues como dijo no sé quién: "es preferible pedir disculpas a pedir perdón".// No es posible caer bien a todo el mundo. Hagas lo que hagas unos te querrán y otros te aborrecerán. Es inevitable.// El ser humano forma parte de la Naturaleza y es un ser vivo como los demás (árboles, zorros, libélulas, bacterias) por lo que está sometido a los mismos procesos vitales.// Las religiones son el principal enemigo de la salud mental.// Si soy normal, y hago esto y lo otro, seguro que todas las demás personas harán lo mismo o cosas parecidas.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Me marché en verano y he vuelto en invierno.

Los nogales americanos que se ven desde mi ventana, cubiertos de hojas verdes cuando me fir de vacaciones, están ahora secos y sin una sola hoja. Sus ramas desnudas dejan ver los líquenes que las cubren. Pero ahí siguen los mosquiteros comunes (Phylloscopus collybita), rebuscando entre las ramas los insectos de los que se alimentan. Ahí están, revolviendo entre las ramas más finas. A veces se les une un herrerillo (Cyanistes caeruleus) o algún gorrión (Passer domesticus). El gorrión es como un B-52 comparado con los herrerillos y los mosquiteros. Precisamente es eso lo que me sorprende. Con el frío que hace (esta mañana he venido a trabajar con 2ºC) ¡cómo pueden sobrevivir al invierno unos animalillos que pesarán entre 7 y 10 gramos! Son duros, pero están siempre en el filo de la navaja de la supervivencia. Una noche muy fría, después de un día con poca comida puede dar al traste con ellos y matarlos. Pero ahí están, buscando su comida y peleando contra el frío desde hace muchos miles de años, quizás más de 30.000, y las especies y las poblaciones siguen superando el difícil problema de vivir.

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