Mi Código de la Circulación por la carretera de la vida.

"Yo soy solo uno. Puedo hacer solo lo que uno puede hacer; pero lo que uno puede hacer, yo lo hago" (John Seymour, 1914-2004). //La sinceridad está sobrevalorada.// Antes de hablar ten claro que las palabras sean más oportunas que el silencio.// No discutas nunca con un imbécil. Te obligará a rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia.// ¡Cuántas veces no se pretende sólo derrotar al contrario, sino más bien hundirle tanto en lo profesional como en lo personal!// ¿Quieres ser feliz un instante (o dos)? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!// Cuanto más pequeño es un corazón, más rencor alberga.// No juzgues. Todas las personas te pueden sorprender si les das la oportunidad.// Tú sigue adelante, si alguien quiere ir contigo, que tire también.// No mires mucho alrededor, sigue adelante pues como dijo no sé quién: "es preferible pedir disculpas a pedir perdón".// No es posible caer bien a todo el mundo. Hagas lo que hagas unos te querrán y otros te aborrecerán. Es inevitable.// El ser humano forma parte de la Naturaleza y es un ser vivo como los demás (árboles, zorros, libélulas, bacterias) por lo que está sometido a los mismos procesos vitales.// Las religiones son el principal enemigo de la salud mental.// Si soy normal, y hago esto y lo otro, seguro que todas las demás personas harán lo mismo o cosas parecidas.

miércoles, 19 de mayo de 2010

En el reino de la cigüeña blanca.

Foto 1.- El nido corona el muro en el reino de las cigüeñas blancas.


Foto 2.- Unos pollos ya muy grandes haciéndose los despistados al ser sorprendidos en el nido.


Foto 3.- Tres cigoñinos jóvenes haciéndose "los muertos" al ver invadida su salvaje intimidad.


Hay un pueblo abandonado en el que nadie ha entrado en los últimos veinte o treinta años porque está completamente rodeado de una cerca muy complicada de atravesar con amplias defensas naturales. Poco a poco, sus construcciones se han ido reduciendo a ruinas y sus calles y eras se han llenado de plantas, árboles y zarzales. Los patios, las habitaciones de las casas, con los techos hundidos, han sido invadidos por una flora pujante y oportunista en la que abundan los endrinos, los rosales silvestres, la zarzamora y todo tipo de plantas ruderales. Se han ido bloqueando firmemente pasos y caminos. Pero las barreras bloquean eficazmente sólo el paso por el suelo. Desde el cielo se puede recorrer todo el lugar. Así que las aves han hecho de este enclave su exclusivo paraíso terrenal. Entre ellas las cigüeñas. Con sus nidos han ocupado los muros, los árboles, las torres y los campanarios. Toda una ciudad para las cigüeñas blancas. El reino de las cigüeñas. Seguro que a los niños no los traen de París, seguro que los traen de esta enorme colonia atestada de nidos. Los altos muros cubiertos de hiedra han sido colonizados por las cigüeñas: los nidos han sido instalados encima de las tapias, de los muros semiderruidos, en los árboles. ¡Qué mejor lugar que éste para iniciar nuestro estudio sobre la filopatria de las cigüeñas! Allí nos fuimos el pasado lunes, armados de los correspondientes permisos, y fuimos intrusos en el paraíso. Violadores de una intimidad primigenia. Como tenemos que ir otro par de veces (no tenemos el menor deseo de disturbiar a la colonia así que sólo entraremos un par de veces más), os iré contando mis impresiones.

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