Mi Código de la Circulación por la carretera de la vida.

"Yo soy solo uno. Puedo hacer solo lo que uno puede hacer; pero lo que uno puede hacer, yo lo hago" (John Seymour, 1914-2004). //La sinceridad está sobrevalorada.// Antes de hablar ten claro que las palabras sean más oportunas que el silencio.// No discutas nunca con un imbécil. Te obligará a rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia.// ¡Cuántas veces no se pretende sólo derrotar al contrario, sino más bien hundirle tanto en lo profesional como en lo personal!// ¿Quieres ser feliz un instante (o dos)? ¡Véngate! ¿Quieres ser feliz para siempre? ¡Perdona!// Cuanto más pequeño es un corazón, más rencor alberga.// No juzgues. Todas las personas te pueden sorprender si les das la oportunidad.// Tú sigue adelante, si alguien quiere ir contigo, que tire también.// No mires mucho alrededor, sigue adelante pues como dijo no sé quién: "es preferible pedir disculpas a pedir perdón".// No es posible caer bien a todo el mundo. Hagas lo que hagas unos te querrán y otros te aborrecerán. Es inevitable.// El ser humano forma parte de la Naturaleza y es un ser vivo como los demás (árboles, zorros, libélulas, bacterias) por lo que está sometido a los mismos procesos vitales.// Las religiones son el principal enemigo de la salud mental.// Si soy normal, y hago esto y lo otro, seguro que todas las demás personas harán lo mismo o cosas parecidas.

martes, 28 de junio de 2011

El tejado de mi casa es particular, cuando llueve se moja como los demás.

Pero tiene una sorpresa que lo hace único: ha sido escogido como lugar de anidamiento por varias especies aviarias de las que están establecidas en Fresno de Río Tirón, localidad española situada al norte de la provincia castellana de Burgos. Es un tejado de teja árabe de barro, que tiene una antigüedad de catorce o quince años. Como todos los tejados de teja está lleno de vida. Anidan estorninos negros (Sturnus unicolor). Han instalado allí una colonia de veinte o treinta nidos. De vez en cuando un pollo se cae por la chimenea del shunt y como no consigamos que salga acaba muriendo y atufando toda la casa de olor a "cadaverina". Cosas que pasan. Los gorriones comunes (Passer domesticus) han instalado diez o doce nidos, a los que los adultos se dirigen con cebas y ramitas con el vuelo tenso y pesado de los B-52. Además, recientemente, media docena de parejas de vencejo común (Apus apus) se han instalado en la cornisa norte bajo las tejas, y hacia allí dirigen su vuelo los adultos a los que podemos observar a menos de un metro de distancia. Son unas prodigiosas máquinas de volar. Grandes y rápidos. La algarabía que hay en mi tejado os la podéis imaginar. Pero a lo que podemos llamar "los residentes", se han unido los últimos días tres cigüeñas (Ciconia ciconia) adultas que se instalan en la antena de televisión y desde allí crotoran sin parar. Parece como si llamaran a los pollos, ya muy desarrollados y volantones, del nido de la iglesia de San Andrés que está situado a unos cien metros en línea recta, animándoles a volar. Así que es un tejado animadísimo. Los demás vecinos sufren más directamente que nosotros las consecuencias de tanta concentración de vida, especialmente la familia del primero que tiene terraza descubierta. Para cenar en la terraza, a la que a menudo nos invitan, tienen que extender el toldo para evitar atentados "excrementicios". La verdad es que son unos santos seglares, unos mártires de la ecología. Pero bueno, la estación de cría está a punto de terminar y pronto volverá la paz al tejado hasta la próxima. Es como una ciudad ornítica que se eleva hasta puertas del cielo pero que carece de alcantarillado y atasca los canalones y mancha todos los arededores, como las ciudades antiguas, con sus aguas de albañal. Es lo que tiene la vida y el que los pollos estén tan bien alimentados.

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