A pesar de que el nuevo trabajo a veces se extiende e incluye hasta el fin de semana (como el pasado), pude pasar la tarde del viernes y el sábado en Fresno de Río Tirón (España). Y en el mundo natural han sucedido muchas cosas. En un almacén de la minicentral hidroeléctrica "Mojón Blanco", colindante, de Belorado, hay una fila de más de diez nidos de golondrina (Hirundo rustica) seguidos, instalados sobre una larga viga. Los adultos vuelan por los alrededores en grupos muy abundantes. Hay nidos de colirrojo tizón, carboneros, gorrión, repartidos por los edificios de la finca. Los dos pollos de cigüeña del nido de la iglesia, están ya volantones, aunque no se han lanzado todavía a volar. Los aviones comunes (Delichon urbica) están completando la cría de la primera pollada y las crías ya no caben casi en los nidos, sacando las cabezas fuera del nido buscando aire y frescor ansiosamente. Lavanderas blancas, mirlos, gorriones, jilgueros se mueven por toda la zona. Algunas parejas de estorninos negros (Sturnus unicolor) están otra vez aportando materiales a los nidos, no sé si para reparar el que hicieron en abril o si para hacer uno nuevo. Pero por encima de todos ellos, una nube densa de miles de vencejos (Apus apus), tan abundantes como las moscas de que se alimentan, cubre el cielo durante mucho tiempo cada día. Luego se alejan, se extienden sobre los campos, para volver al rato, abundantes, a trazar sus estelas sobre el cielo. Es un verdadero espectáculo para quienes no estamos acostumbrados a ver demasiada fauna silvestre junta. Sobre Vitoria (España), lugar en donde vivo, vuelan unas pocas docenas de vencejos alrededor de alguna torre de iglesia que todavía conserva tejas árabes. Las que han sustituido las tejas por sandwiches de hierro y porespán han matado la vida a su alrededor. Los vencejos de Fresno de Río Tirón (Burgos. España) siguen siendo un intenso y fervoroso canto a la libertad.
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