Esta mañana he comprendido el significado de las palabras con las que denominamos a la amanecida. He sido testigo de un amanecer perfecto y he entendido porqué hay tantas palabras para designar lo que, aparentemente, es lo mismo. Lo he comprendido porque he visto que son palabras distintas porque definen momentos distintos. A las cinco de la mañana era de noche, pero comenzaba a alborear por el este. Se iba viendo poco a poco una cierta luz difusa. A las 5:25 he entendido perfectamente el significado de clarear. Apenas algo más de luz difusa como viniendo de todas partes, aunque algo más clara hacia el este. A las 5:35 el cielo, hasta ese momento gris, ha comenzado a teñirse de un rosa pálido. Claramente era el rosicler de la aurora. A las 06:00 ha amanecido. Se ha hecho de día sin salir el disco solar. Las sombras imprecisas se han hecho más visibles, los objetos han ido tomado cuerpo. A las 6:35 ha salido el sol. El orto ha lanzado un fogonazo de luz que ha encendido y llenado de vida a todos los objetos. En todo este proceso, el aire estaba lleno de las fragancias del verano, y algunos pájaros no paraban de cantar. A lo lejos se oía el grito ululante y poderoso de una lechuza (Tyto alba) macho. Y por el cielo volaban a ciegas aves negras que parecía iban a chocarse con las paredes. Creo que eran vencejos (Apus apus). El día no podía comenzar con mejores augurios.
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