Esta mañana temprano nos hemos ido a pajarear recorriendo las orillas pedregosas del río Tirón a su paso por Fresno de Río Tirón, localidad del norte de Burgos (España). La mañana ha empezado bien. Nada más llegar nos han recibido unas cuantas bandadas de jilgueros (Carduelis carduelis), que aquí llaman "colorín", que estaban animando la enramada con sus cantos líquidos. Poco después, ya calmada la zona y con nosotros tranquilamente sentados, han empezado a aparecer los papamoscas cerrojillos (Ficedula hypoleuca). Este fin de semana es el pájaro más abundante en este rincón castellano. Del tamaño de un gorrión, pero más estilizado, son innumerables. Decenas y decenas. Supongo que están en paso hacia sus cuarteles africanos de invierno. El papamoscas cerrojillo pasa esa estación en el oeste de África. Es infatigable, perchado en una rama o en los cables de la luz, continuamente se lanza a capturar insectos al vuelo. Es inconfundible con su librea marrón oscura, casi negra, y sus manchas blancas. Las hembras y los jóvenes son un poco más borrosos. Pero todos hacen los mismos gestos: a menudo levantan la cola y chasquean un ala hacia arriba.
La mañana ha amanecido nublada y con rastros de haber llovido durante la noche, pero el cielo se ha ido despejando y ha terminado siendo una mañana resplandeciente. En un arroyito lateral al cauce principal, una lavandera cascadeña (Motacilla cinerea) se afanaba cazando insectos o sus larvas entre los cantos rodados. Desde lejos se ha levantado una garza real (Ardea cinerea) que se ha instalado sobre las ramas de un sauce. Nos hemos puesto en marcha, con el sol ya calentando a fondo, y de los árboles próximos se han levantado dos cornejas (Corvus corone) y un busardo ratonero (Buteo buteo) bastante claro, que parecían volar juntos, pero, en realidad solo han coincidido en alejarse rápidamente de nosotros. De entre los altos sauces, una bandada de nueve palomas torcaces (Columba palumbus) se ha lanzado a volar. Jilgueros y verdecillos (Serinus serinus) nos iban abriendo la marcha e informando a todos de que llegaban unos seres humanos. Tengo la impresión de que están bastante perseguidos y machacados, porque no nos dejaban acercarnos ni a treinta pasos.
En esta foto hay un alcotán europeo. Si cliqueas sobre ella creo que lo podrás ver bien.
La biodiversidad se completaba con multitud de lagartijas grandes y pequeñas de la especie ibérica (Lacerta hispanica), ranas comunes juveniles, libélulas verdes preciosas. De insectos voladores ni te comento, los insectívoros tenían la comida asegurada para varios días. Un buen sitio para preparar el salto hacia África que tienen que dar muchas de estas pequeñas avecillas. El alcotán no se alimenta exclusivamente de insectos. Recuerdo un atardecer de septiembre en el que estaba colaborando con un anillador experto anillando golondrinas (Hirundo rustica) en el seno del Programa europeo Swallow. Mirábamos inmensas bandadas de golondrinas preparándose para echarse a dormir en los carrizales junto a los que las esperábamos con las redes japonesas extendidas. Un alcotán que viajaba junto a los bandos, se lanzó y capturó a una golondrina que devoró sin dejar de volar. Finalmente él también cayó en las redes. Pudimos comprobar las grandes garras y las largas uñas, como de acero negro, perfectas para cazar al vuelo. De allí se marchó para África con una anilla en el tarso. También aquí, sobre los tejados de Fresno he visto en un mediodía de julio, canicular, cómo un alcotán capturaba a un vencejo al vuelo. Me pareció que después un gran grupo de estas aves le persiguió y lo alejaron de la zona. Poco a poco hemos ido saliendo del bosque galería y nos hemos encaminado hacia casa. Nos rodeaban los cantos y reclamos de currucas capirotadas (Sylvia atricapilla) y algún verderón (Carduelis chloris). Y, por supuesto, desde los cables de la luz, papamoscas cerrojillos continuaban sus vuelos y contorsiones aéreas para capturar insectos. Una bonita mañana.
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