Los albatros son las aves de las que tengo una menor información. La primera fotografía corresponde a un albatros de ceja oscura o negra (Thalassarche melanophrys) volando sobre el Ushuaia durante la travesía del Pasaje de Drake. No hubo ni un momento, en los cuatro días de travesía que realizamos por el Pasaje, que no estuviéramos acompañados por albatros de ceja negra. Vimos unos cuantos centenares. La segunda fotografía, que también es de un albatros, está tomada contraluz y no me es posible reconocer carácteres definitorios indudables. Los albatros son aves grandes. Aunque los de ceja oscura están clasificados entre los albatros de talla mediana (small and medium albatrosses) tienen una evergadura de 210-250 cm. Vuelan sobre la Convergencia Antártica, línea biogeográfica que separa "el antártico", de las tierras de los océanos australes, en la que se producen todo tipo de fenómenos meteorológicos (vientos especialmente) al encontrarse allí las masas frías del antártico con las más templadas de los océnos Índico, Atlántico y Pacífico. El encontronazo es brutal y columnas de aire suben a la atmósfera recorriendo el globo terráqueo de W a E. Precisamente sobre estas corrientes y sus correspondientes contracorrientes, vuelan los albatros.
Por eso parece que no hacen ningún esfuerzo. Dejan las alas abiertas y únicamente mueven la cola, que hace de timón. La apariencia es falsa, pues el albatros va realizando continuamente imperceptibles cambios en el ángulo de ataque de las alas y en la superficie de sustentación, que le permiten subir, bajar, acelerar, decelerar, cernerse, etc. Es un vuelo sumamente complejo; y lo es más todavía porque utiliza como apoyo los vientos constantes de más de 50-80 km/h. En general, la hembra es más pequeña que el macho cuando están completamente desarrollados, pero hay considerables variaciones de esta regla general en otras fases de sus vidas. Vuelan sobre la Convergencia Antártica, pero se dispersan por todas las aguas australes, sin bajar más allá de los 60ºS en invierno, si bien en verano se mueven entre los 40-70ºS, aprovechando las corrientes aéreas. Han sido homologadas citas como divagantes por el Atlántico Norte, hasta Groenlandia, Islandia y Noruega. Su población mundial se calcula en unos tres millones de individuos.
Su dieta está conformada de pescado y krill, a la que añade a menudo cefalópodos (calamares) y medusas. Captura su alimento mediante pequeñas inmersiones, lanzamientos, caídas sobre la superficie, zambullidas, etc. Es un seguidor habitual de barcos, a menudo en unión de otras tubenosas (petreles, fulmares, paíños, pardelas) peleándose por los descartes. Tampoco desaprovecha las carroñas, basuras, restos de pescado abandonados por otras aves marinas, etc. Es gregario en sus costumbres de reproducción. Anida anualmente, a diferencia de los grandes albatros, desde finales de septiembre hasta mediados de noviembre, y hace su nido con tierra, hierba, en isletas o áreas rocosas, a menudo en asociación con otros albatros o pingüinos. Probablemente su emparejamiento dura, como el de otros albatros, muchos años. Pone un sólo huevo blanquecino, con unos delicados diseños de rojo oscuro. Incuba durante 65-72 días y el pollo tarda en volar 110-125 días. Las acciones propias de la cría las hacen ambos sexos. Están en peligro, pues son cientos de miles los que cada año caen víctimas de los palangres. Probablemente es el albtaros más severamente perjudicado por esta arte de pesca. Los palangres utilizados en Australasia, Kerguelen, Macaronesia, Patagonia, Georgias del Sur, Sudáfrica, etc. están situando a esta ave contra las cuerdas. De momento, en los años 90's, la colonia de las Malvinas pasó en un año (1995) de 86.000 parejas reproductoras a 27.500 al año siguiente. Al palangre hay que unirle el problema mundial de la sobrepesca. Se ha aprobado una metodología en el seno de la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA) para minimizar el riesgo de los palangres (a los que por aquí llaman espinel), que se está aplicando con notable éxito. La disminución de las capturas accidentales favorecerá una recuperación de las poblaciones, únicamente limitadas por la sobrepesca.
Por eso parece que no hacen ningún esfuerzo. Dejan las alas abiertas y únicamente mueven la cola, que hace de timón. La apariencia es falsa, pues el albatros va realizando continuamente imperceptibles cambios en el ángulo de ataque de las alas y en la superficie de sustentación, que le permiten subir, bajar, acelerar, decelerar, cernerse, etc. Es un vuelo sumamente complejo; y lo es más todavía porque utiliza como apoyo los vientos constantes de más de 50-80 km/h. En general, la hembra es más pequeña que el macho cuando están completamente desarrollados, pero hay considerables variaciones de esta regla general en otras fases de sus vidas. Vuelan sobre la Convergencia Antártica, pero se dispersan por todas las aguas australes, sin bajar más allá de los 60ºS en invierno, si bien en verano se mueven entre los 40-70ºS, aprovechando las corrientes aéreas. Han sido homologadas citas como divagantes por el Atlántico Norte, hasta Groenlandia, Islandia y Noruega. Su población mundial se calcula en unos tres millones de individuos.
Su dieta está conformada de pescado y krill, a la que añade a menudo cefalópodos (calamares) y medusas. Captura su alimento mediante pequeñas inmersiones, lanzamientos, caídas sobre la superficie, zambullidas, etc. Es un seguidor habitual de barcos, a menudo en unión de otras tubenosas (petreles, fulmares, paíños, pardelas) peleándose por los descartes. Tampoco desaprovecha las carroñas, basuras, restos de pescado abandonados por otras aves marinas, etc. Es gregario en sus costumbres de reproducción. Anida anualmente, a diferencia de los grandes albatros, desde finales de septiembre hasta mediados de noviembre, y hace su nido con tierra, hierba, en isletas o áreas rocosas, a menudo en asociación con otros albatros o pingüinos. Probablemente su emparejamiento dura, como el de otros albatros, muchos años. Pone un sólo huevo blanquecino, con unos delicados diseños de rojo oscuro. Incuba durante 65-72 días y el pollo tarda en volar 110-125 días. Las acciones propias de la cría las hacen ambos sexos. Están en peligro, pues son cientos de miles los que cada año caen víctimas de los palangres. Probablemente es el albtaros más severamente perjudicado por esta arte de pesca. Los palangres utilizados en Australasia, Kerguelen, Macaronesia, Patagonia, Georgias del Sur, Sudáfrica, etc. están situando a esta ave contra las cuerdas. De momento, en los años 90's, la colonia de las Malvinas pasó en un año (1995) de 86.000 parejas reproductoras a 27.500 al año siguiente. Al palangre hay que unirle el problema mundial de la sobrepesca. Se ha aprobado una metodología en el seno de la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA) para minimizar el riesgo de los palangres (a los que por aquí llaman espinel), que se está aplicando con notable éxito. La disminución de las capturas accidentales favorecerá una recuperación de las poblaciones, únicamente limitadas por la sobrepesca.
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