El págalo o skúa es un ave marina similar a una gaviota oscura, marrón, muy grande y maciza. Los págalos parásitos antárticos, que en la zona se denominan skúas, pertenecen al género Catharacta o grandes skúas. En el antártico se suelen diferenciar seis especies bien determinadas, aunque hasta hace muy poco tiempo, únicamente se admitían dos especies. De las seis especies, únicamente cinco anidan en la región. Si bien sólo dos de ellas anidan en la costa de la Antártida. Las otras tres especies australes hay que buscarlas en el sur de Chile, islas Malvinas o Cabo de Hornos, anidando en remotas islas solitarias. Como es natural nosotros no vamos a entrar en discusiones taxonómicas que, desde 1983, han dado lugar a un buen conjunto de clasificaciones. Vamos a fijarnos exclusivamente en las dos especies de la península antártica, que son las que pudimos fotografiar. Se trata del Pagalo polar (Catharacta maccormicki), que es monotípica es decir no tiene subespecies; y el Págalo antártico o pardo, denominado Catharacta antarctica. La cual presenta dos subespecies. Todas las formas de las skúas son aves marinas, que se alimentan fundamentalmente de productos del mar, directamente o indirectamente, pero que predan sobre huevos de otras aves marinas y sobre ejemplares juveniles de las mismas. El cleptoparasitismo constituye para los págalos de la Antártida un importante medio para conseguir alimento. Nosotros vimos en Bahía Paraíso cómo una skúa se lanzaba una y otra vez sobre un cormorán imperial que se dirigía volando bajo, a ras de la lámina de agua, hacia su colonia. El cormorán cayó al agua o se tiró, protegiéndose del ataque a base de bucear y no salir del agua. El cormorán buceaba largos ratos, y cada vez que asomaba la cabeza de debajo del agua, la skúa se le lanzaba como una flecha. No le permitía salir ni a respirar. Los buceos del cormorán eran cada vez más cortos. Pero la skúa no cejaba en su acoso, hasta que consiguió que le entregara, ya completamente exhausto, un bolo alimenticio que transportaba en su estómago. Su dieta propia, no producto del cleptoparasitismo, son pequeños peces, crustáceos y cefalópodos. Anidan en pequeñas colonias de límites imprecisos, a menudo cerradas a otras aves marinas. Ambos adultos participan activamente en uno u otro aspecto del ciclo reproductivo. Maccormicki, el págalo polar, recorre largas distancias en sus migraciones, a menudo llega hasta el norte del pacífico. Pasa el invierno austral recorriendo los mares inmediatamente al norte del ecuador, recientemente se le ha localizado en el Atlántico, pero es desconocido si también ocurre lo mismo al norte del Océano Índico. Por lo que hay en marcha varias investigaciones.
Son aves con las extremidades palmeadas, pero terminadas en uñas rapaces, como puede verse en la primera fotografía. Son predadoras y carroñeras. Ocupan en la Antártida, el nicho ecológico de las aves rapaces del resto de continentes. Atacan una y otra vez a aves adultas y saquean huevos y crías de los nidos. Hacen coincidir su periodo de crianza con el de los pingüinos, pudiendo, de esta manera, alimentar a sus propios pollos con los despojos de los de los pingüinos. Consideran algunas pingüineras como propias impidiendo el acceso a ellas de otras skúas. Por ello, se dice que tiene hábitos salteadores y depredadores: roba la comida a otras aves y también, cuando se presenta la ocasión, expolia los huevos y los pollos de sus nidos.
Su vuelo es directo y potente, con una silueta en el aire que recuerda a una rapaz de mediano tamaño. Protegen de tal forma sus nidadas que son capaces de atacar a las personas que se acerquen demasiado a las mismas. Anidan bastante al interior del continente, por lo que están todo el día buscando comida y retornan a sus nidos para alimentar a los pollos al caer la tarde.
En esta fotografía podemos observar un skúa, en vuelo sobre una zona de pingüineras. Estábamos en el mes de noviembre y tanto skúas como gaviotas estaban ya inquietas porque llegaba su estación de cría (no pueden retrasarla demasiado pues en caso contrario no dará tiempo a sacar los pollos adelante antes del invierno) y todavía había tanta nieve que los pingüinos apenas si habían comenzado las cópulas, faltando algún tiempo pues para la puesta y el nacimiento de los pollos de éstos. Skúas y gaviotas se podían ver privados de alimento suficiente para sus pollos, si no comenzaba pronto la puesta de los pingüinos. Los expertos naturalistas que nos acompañaban nos dijeron que ese invierno del 2009 no acababa de marcharse y que era el año, de los últimos 10 años, en el que más nieve había todavía en el mes de noviembre. Esa alteración climática podía tener consecuencias dramáticas para toda la cadena trófica alada de la península antártica.
Como he dicho son migratorias. Investigándose en la actualidad sus zonas de invernada. En estas dos últimas fotografías pueden observarse págalos reunidos en una laguna de agua templada, en la Bahía Balleneros de la Isla Decepción (por cierto, isla en la que se encuentra la Base Antártica española "Gabriel de Castilla"), en las que se puede ver que llevan en las patas anillas identificadoras de lectura a distancia. Responden a una investigación actualmente en marcha, precisamente sobre los desplazamientos estacionales del págalo polar de los que se piensa que le transportan hasta el otro extremo del planeta.
Son aves con las extremidades palmeadas, pero terminadas en uñas rapaces, como puede verse en la primera fotografía. Son predadoras y carroñeras. Ocupan en la Antártida, el nicho ecológico de las aves rapaces del resto de continentes. Atacan una y otra vez a aves adultas y saquean huevos y crías de los nidos. Hacen coincidir su periodo de crianza con el de los pingüinos, pudiendo, de esta manera, alimentar a sus propios pollos con los despojos de los de los pingüinos. Consideran algunas pingüineras como propias impidiendo el acceso a ellas de otras skúas. Por ello, se dice que tiene hábitos salteadores y depredadores: roba la comida a otras aves y también, cuando se presenta la ocasión, expolia los huevos y los pollos de sus nidos.
Su vuelo es directo y potente, con una silueta en el aire que recuerda a una rapaz de mediano tamaño. Protegen de tal forma sus nidadas que son capaces de atacar a las personas que se acerquen demasiado a las mismas. Anidan bastante al interior del continente, por lo que están todo el día buscando comida y retornan a sus nidos para alimentar a los pollos al caer la tarde.
En esta fotografía podemos observar un skúa, en vuelo sobre una zona de pingüineras. Estábamos en el mes de noviembre y tanto skúas como gaviotas estaban ya inquietas porque llegaba su estación de cría (no pueden retrasarla demasiado pues en caso contrario no dará tiempo a sacar los pollos adelante antes del invierno) y todavía había tanta nieve que los pingüinos apenas si habían comenzado las cópulas, faltando algún tiempo pues para la puesta y el nacimiento de los pollos de éstos. Skúas y gaviotas se podían ver privados de alimento suficiente para sus pollos, si no comenzaba pronto la puesta de los pingüinos. Los expertos naturalistas que nos acompañaban nos dijeron que ese invierno del 2009 no acababa de marcharse y que era el año, de los últimos 10 años, en el que más nieve había todavía en el mes de noviembre. Esa alteración climática podía tener consecuencias dramáticas para toda la cadena trófica alada de la península antártica.
Como he dicho son migratorias. Investigándose en la actualidad sus zonas de invernada. En estas dos últimas fotografías pueden observarse págalos reunidos en una laguna de agua templada, en la Bahía Balleneros de la Isla Decepción (por cierto, isla en la que se encuentra la Base Antártica española "Gabriel de Castilla"), en las que se puede ver que llevan en las patas anillas identificadoras de lectura a distancia. Responden a una investigación actualmente en marcha, precisamente sobre los desplazamientos estacionales del págalo polar de los que se piensa que le transportan hasta el otro extremo del planeta.
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